Crítica: Bestia (Beast) (2022)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

3 atómicos: buenaUSA / Islandia, 2022: Idris Elba (Doctor Nate Samuels), Sharlto Copley (Martin Battles), Iyana Halley (Meredith Samuels), Leah Jeffries (Norah Samuels), Tafara Nyatsanza (Banji)

Director: Baltasar Kormákur – Guión: Ryan Engle

Trama:  Aunque vive en Nueva York el doctor Nate Samuels es nativo de Sudáfrica, lugar donde conoció a su esposa. Pero ella ahora ha fallecido de Cáncer y Nate ha debido hacerse cargo de sus dos hijas Meredith y Norah, las cuales le echan en cara de que su madre se enfermara ni bien terminaron de divorciarse. Mientras que el proceso de reunificación familiar está en crisis, a Nate se le ocurre visitar su Sudáfrica natal para que sus hijas vean dónde vivían y en qué tribu conoció a su madre. Al llegar los espera su amigo de toda la vida, Martin Battles, el cual está encargado de una reservación de animales. Martin los lleva de safari para que Meredith saque fotos y visiten las tribus del lugar; pero, al llegar, descubren una masacre y la aldea arrasada. Martin reconoce que se trata de la obra de un león devorador de hombres – un animal sediento de sangre, enviciado con la matanza ya que ni siquiera devora a sus presas – e intenta llevar a Nate y su familia de regreso a su cabaña; pero la camioneta es atacada, Martin queda severamente herido y Nate y las chicas quedan aislados en el auto a merced del animal y sin mas armas que un rifle de dardos tranquilizantes. Ahora Nate deberá improvisar sobre la marcha y ver cómo trae a su amigo y a su familia de regreso a un lugar seguro, ya que las comunicaciones están cortadas y el motor de la camioneta está destrozado después de chocar contra un árbol en un desesperado intento de fuga mientras el león atacaba con furia al vehículo. Sin conocimientos de caza o siquiera del lugar donde están, a Nate sólo le queda esperar por la llegada de ayuda – aunque nadie sabe que están allí -… o tomar una serie de decisiones desesperadas como salir a enfrentar al león asesino con una serie de armas improvisadas.

Crítica: Bestia (Beast) (2022)

Si uno no se hace pretensiones Bestia es un entretenimiento pasable. Recicla cosas de otras películas mejores, tiene algo de tensión, el drama zafa, los CGI están bastante bien sin ser excelentes y los personajes se debaten entre la lógica y la estupidez de manera regular. Para ver en streaming está mas que ok; para ver en cine o alquilarla en videoclub – si tal cosa sigue existiendo – medio que no vale la pena. Las performances y la buena dirección hacen obviar lo rutinario de todo el asunto.

Si hay influencias para todo este estofado, pasan por tres lados: la obvia – y que una de las intérpretes subraya en el filme al llevar la camiseta de una película tan vieja como Jurassic Park (y no Jurassic World, que es de esta generación) – es que reciclan la escena de los pibes varados en la camioneta y siendo atacados por el T-Rex (no como un crítico dijo por ahí “retoma el tema del hombre contra la violencia de la naturaleza del filme de Spielberg, blablablá”; andá pashá, bobo). En lugar de un dinosaurio con una hilera interminable de dientes golpeando ventanillas y techos acá hay un león devorador de hombres, un bicho enviciado con la sangre humana que mata más de lo que puede comer (y sí: la comparación con The Ghost and the Darknessun título ampliamente superior a este producto – es inevitable y obvia, he allí la segunda influencia). El ataque a la camioneta es casi un calco del filme de Spielberg. La última influencia que todo el mundo parece olvidar es Cujo, el filme de 1983 con el San Bernardo rabioso asediando a una madre y su hijo varados en un auto durante días, y que estaba basada en una novela de Stephen King. Sin armas, con hambre, calor, cansancio y gente herida – y sin posibilidad de asomar la nariz sin que la criatura te la arranque -, llega un momento en que el (o la, en el caso del filme del perro rabioso) debe salir sí o sí de su refugio y debe tener un duelo mano a mano con la amenaza de turno en un último acto desesperado. Acá las bazas son peores porque el león es mucho más grande que un San Bernardo, y las probabilidades de ganarle en una pelea con las manos desnudas equivalen a cero.

Si esto es material de filme de cable, la cosa mejora con las interpretaciones. Como actor Idris Elba no me ha impresionado demasiado en lo poco que he visto de él: siempre parece reducido a muecas y sacudidas de cabeza al estilo de George Clooney en sus primeras épocas. Tampoco lo he visto en sus roles más serios, pero te da la impresión de que es un tipo que no está cómodo con los blockbusters que ha protagonizado, escupiendo latiguillos y haciéndose el canchero – léase, filmes de superhéroes ya que estuvo tanto en Marvel como en DC -; acá le dan una historia chiquita – padre divorciado que debe hacerse cargo de sus dos hijas luego que su ex esposa muriera de Cáncer – y el tipo se lanza con gusto al drama, siendo creíble e histriónico. Las dos pibas se alternan entre lo dramático, lo lógico y lo insufrible: cuando le dicen que no a la mayor, va y lo hace, y a veces le sale bien y termina como una heroína y otras veces es una caprichosa infumable. Mejor es el desarrollo de la más chica, que tiene los sentimientos a flor de piel y que a veces hace de intermediaria entre el padre inexperto y la hermana mayor que le reclama todo y lo culpa por la muerte de la madre. Al grupo se une Sharlto Copley (Hey! éste era un buen candidato para Wolverine, lástima que ahora tiene 49 pirulos!) que es amigo de la infancia de Elba en su Sudáfrica natal, los lleva de safari a una región aislada de los senderos para turistas (ups!) y allí pasa lo que obviamente que tiene que pasar. El león los ataca, quedan varados, ni la radio ni el coche funcionan, no tienen armas, etc, etc.

Cuando el león ataca, lo hace de manera viciosa y está rodado con bastante nervio. Se supone que el bicho está todo tajeado por todas partes ya que lo suyo es brutalidad pura, pero también sirve para camuflar que el rostro del león no se ve tan natural como debiera (aunque sin llegar a ser el engendro que perseguía a Robin Williams en la primera Jumanji). Las refriegas con el bicho tienen bastante lógica aunque, como cualquier película de terror que se precie, si los personajes no hacen cosas estúpidas no habría trama. En un momento llegan a un refugio y lo primero que hacen es dejar todas las puertas abiertas (!) con lo cual, si el león no los achura es porque el libreto no quiere.

Con una acción bastante decente y algo de trasfondo dramático pasablemente escrito, Bestia se deja ver. Como todo, siempre hay cosas reñidas con la lógica pero para pasar el rato sirve. La química del grupo es buena, hay buena tensión… ¿que más pedir para algo gratis que te ofrecen en streaming para matar el tiempo?.