Crítica: Late Night With the Devil (El Ultimo Late Night) (2024)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

3 atómicos: buenaUSA, 2024: David Dastmalchian (Jack Delroy), Laura Gordon (June Ross-Mitchell), Ian Bliss (Carmichael Haig), Fayssal Bazzi (Christou), Ingrid Torelli (Lilly), Rhys Auteri (Gus McConnell)

Director: Cameron Cairnes & Colin Cairnes – Guión: Cameron Cairnes & Colin Cairnes

Trama: Década del 70. El talk show de medianoche de Jack Delroy – Los Búhos Nocturnos – viene en picada en el rating. Delroy y su productor planean un golpe de efecto para esta noche de Halloween: traer a una chica que clama haber sido poseída por el demonio, e invocarlo en el estudio. Está su tutora legal – la cual es una experta en lo paranormal y afirma poder dominarlo en el trance – así como un escéptico desbancador de fraudes paranormales e incluso un psíquico. Pero lo que parece un brillante golpe publicitario pronto se saldrá de control… y todo el estudio de televisión se convertirá en una trampa mortal para la platea presente, el conductor y los invitados del show.

Crítica: Late Night With the Devil (El Ultimo Late Night) (2023)

¡Y ahora haremos contacto con el Diablo!… pero, primero, unas palabras de nuestros patrocinadores…

Ay, ay, ay… Cómo me duele Late Night With the Devil. Es como una de esas jugadas maravillosas de Maradona que, en el último momento, le erra al arco por unos centímetros. Igual el final es válido – y relativamente más realista -, pero yo tenía unas ideas más sangrientas de cómo debería haber concluído. Y todo el tiempo me decía “estoy seguro que los directores no se atreven” “no lo van hacer”… y no, no lo hicieron, pero hicieron la suya y quedó ok, aunque quedó a una pulgada de ser una película memorable.

Esta es otra película de terror Found Footage. Si, el género ya se ha saturado desde que hace décadas aparecieran El Proyecto de la Bruja de Blair y Actividad Paranormal y luego tuvieran toneladas de hijos bastardos, así que es difícil encontrarle una vuelta de tuerca nueva. El tema es que los hermanos Cairnes (porque ahora es moda de que hermanos / amigos filmen juntos una película y se llamen los pirulos, etc) la encontraron, en un escenario lógico, único y brillante: un set de televisión de la década del 70.

Los 70s es un período muy especial de la televisión mundial. Los que peinamos canas lo recordamos con cariño. Había un puñado de señales de aire, y vos te restringías a los 3 o 4 canales que eran los únicos que podías sintonizar. Al no haber la abrumadora cantidad de señales que existen ahora – ya sea en cable o streaming -, la atención estaba puesta en esos pocos canales, y era lo único que tenías para divertirte a la noche. Es por eso que cuando alguno de esos canales anunciaba un programa especial a las 9 / 10 de la noche para tratar un tema prohibido – OVNIs, exorcismos, fantasmas -, la gente se pegaba a la pantalla de sus televisores como si fueran lapas. No es como ahora, que Discovery Channel te produce reconstrucciones dramáticas plagadas de efectos especiales: la cosa era mucho más minimalista, con un escenario a oscuras, una mesa larga, 10 panelistas y un conductor – que podía ser un periodista de carrera o un experto en lo paranormal (imaginen gente del rango de Horangel hasta Fabio Zerpa: astrólogos, ufólogos, etc) – que hablaba todo el tiempo, sacaban a luz historias siniestras y, de vez en cuando, te mostraba una foto inquietante. La imaginación del espectador – mucho mas ingenuo que los de ahora – funcionaba a full. Luego apagabas la tele y no podías pegar un ojo toda la noche, pensando que lo que dijeron en ese programa era real – especialmente si tenías 10 años para esa época -.

Es por eso que Late Night With the Devil (Show de Medianoche con el Demonio, sería mi inspirada traducción) termina tocando una fibra sensible para la gente de más de cuarenta que vivió esas experiencias. Acá tenemos uno de esos programas ped… que a los yanquis tanto les gustan – onda Johnny Carson – con un escritorio, varias sillas, un par de tazas de café y el conductor haciendo conclusiones chistosas de lo que dicen los entrevistados. Una orquesta hace las intros, acompaña a los cantantes invitados y hace redoble de platillos cuando el conductor dice algo gracioso. Todo con decorados de cartón pintado en tonos pastel, lo que le daría un orgasmo a Wes Anderson. Cuerina, patillas, mucho acrílico. En este caso el clon de Carson es Jack Delroy (David Dastmalchian; increíble la carrera que hizo un tipo con cara de loco después de su cameo en Batman, el Caballero de la Noche, convirtiéndose en un fan favorite), un tipo que viene en picada. Su talk show mide cada vez menos. Sólo obtuvo un pico decente de rating cuando entrevistó a su esposa en el aire, la cual estaba enferma de cáncer y en estado terminal. Ahora, para revolver el avispero, a él y asu productor se le ocurrió tener un programa dedicado a lo paranormal justo en el día de Halloween en 1977. Traen a un poco creíble medium, un escéptico cazador de fraudes paranormales y a una licenciada en lo paranormal que viene con una chica que dice haber estado poseída por el diablo, las cuales aprovechan la volteada para presentar su último libro “Conversaciones con el Demonio”. Algo así como si Johnny Carson invitara al padre Karras y a Regan McNeill para hablar del exorcismo que pasaron juntos. “¿Estaba muy caliente la sopita de arvejas?”.

Obvio que nada sale como lo esperado. Al medium – muy onda Tu-Sam… (¡puede fallar! ¡puede fallar!) – no le salen los trucos y tira al voleo nombres y circunstancias para ver qué pesca en la audiencia. Es un truco circense – tiene a una secretaria en el lobby, haciéndose pasar como personal del canal, y tomando datos a la gente que después se los pasa al falso síquico -, pero las cosas no salen como lo esperado. El tipo se descompone y lo sacan del set. El plato fuerte viene por el lado de la licenciada y la chica. La muchacha tiene cara de chifle y tiene respuestas muy raras. Y ahí es cuando se dispara el filme.

Mientras que la posesión sigue los pasos típicos – desde 1973 a esta parte nadie ha inventado nada nuevo sobre la sopa de arvejas, las voces raras, gente levitando, ojitos cambiando de color y cuellos que giran de manera antinatural -, uno esperaba un giro diferente a la historia. A veces menos es más, y acá hay un par de excesos pero al menos los Cairnes atinan a rebobinar y mostrar que lo que pasó fue imaginado. En un momento el desbancador de fraudes hace un acto de hipnosis colectiva y la gente empieza a ver cosas horribles que sólo existen en sus mentes. Y cuando quieren hacer lo mismo – en lo que debe ser la más grande chifladura de la historia de la televisión: invocar a un demonio en vivo -, el tape muestra que todo lo que vimos es lo que realmente pasó. Como diría Microsoft: “Lo que ves es lo que obtenés” (WYSIWYG)… para horror de toda la platea.

Por supuesto uno pide demasiado a lo que es una película para streaming (la produce Shudder, señal especializada en terror del más sangriento; pero acá figuran como 30 firmas asociadas más) hecha con unos pocos dólares. La única estrella que pudieron convocar es Dastmalchian, que no es precisamente una estrella A-list. Dastmalchian es correcto, pero el filme precisaba a gritos un tipo muchísimo más carismático – imaginen un Ryan Gosling -, alguien que entra en escena y no podés apartar tu vista de él. Algunos golpes de efecto son innecesarios, pero uno entiende la necesidad de mantener la atención del público en una anécdota que se estira para llegar a los 90 minutos de metraje. (alerta spoilers) Pero lo que hubiera sido fascinante no es que la chica se transforme en el demonio, sino que el escéptico fuera el Diablo mismo, y fuera la fuente de todos los problemas que ocurren en el set; en cambio los Cairnes optan por un final más psicodélico, donde Dastmalchian entra en trance, ve su vida como sketches de su talk show y descubrimos que llegó a la fama formando parte de una secta / logia de poderosos con vínculos satánicos (incluso aparece un clon del famoso Anton LeVay, exigiéndole el pago de su pacto satánico para llegar al éxito). Está ok, pero pudo estar mejor (fin spoilers).

Late Night With the Devil es muy sólida. Es diferente. No es lo mismo de siempre de toneladas de efectos especiales, cosas lanzadas contra la cámara, ruidos aterradores en la banda sonora, sangre, tripas y el cuco de turno. Intenta hacer algo distinto, se toma el esfuerzo en hacerlo. Quizás le faltaba más fogueo a los hermanos Cairnes para obtener mucho más jugo de la misma fruta; pero el resultado final sigue siendo satisfactorio y recomendable.