Crítica: Starship Troopers 2: Héroe de la Federación (2003)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2003: Richard Burgi (capitán V.J. Dax), Colleen Porch (soldado Lei Sahara), Ed Quinn (soldado Joe Griff), Ed Lauter (general Jack Gordon Shepherd), Lawrence Monoson (teniente Pavlov Dill)

Director: Phil Tippett, Guión: Ed Neumeier, Musica – John Morgan & William Stromberg

Trama: Tropas de la Federación se encuentran aisladas en el planeta mientras resisten oleadas de ataques de los insectos gigantes. La tropa se divide y uno de los escuadrones logra dar con un fortín abandonado donde el único sobreviviente es el Capitán Dax, un héroe de guerra que ha asesinado al comandante de la guarnición y se encuentra encerrado en una celda. La situación apremia, y Dax es liberado con tal de ayudar a defender el sitio del fortín mientras el rescate llega. Pero Dax y la soldado Sahara comienzan a notar extrañas actitudes en parte de las tropas, las cuales comienzan a tener sentido cuando descubren que han sido infectados por los bichos y se aprestan a contagiar al general Shepherd para alcanzar el alto comando militar de la Federación. Sólo ellos podrán impedirlo.

Starship Troopers 2: Heroe de la Federacion Starship Troopers (Tropas del Espacio) es una novela clásica de Robert Heinlein que ha obtenido status de culto con el paso de los años. Muchas de sus ideas han inspirado a decenas de películas de Hollywood (sin ir más lejos, la Aliens de James Cameron). No es un libro sin polémica, ya que emana un tono eminentemente fascista, pero es propio de la época en que fué escrito (1959) con el auge de la Guerra Fría y algunas posiciones políticas extremas que tomaron los autores de ficción en aquellos tiempos.

En 1997 llegó la versión fílmica de manos de Paul Verhoeven. El filme fue un rotundo fracaso, en gran parte a que Verhoeven decidió satirizar el contenido fascista del libro, pero lo hizo sin gracia. Dividida en dos partes, la primera – que es el reclutamiento y entrenamiento de los soldados – es un largo e inmenso bodrio con personajes que no interesan a nadie, diálogos horrendos y situaciones más propias de una telenovela. La segunda parte – el combate en el planeta – redime parcialmente al filme. Toda la estructura parece calcada de Full Metal Jacket de Kubrick, pero con resultados más desparejos.

El problema de la película de 1997 es que Verhoeven quiso reciclar todo el humor negro que había puesto en Robocop con excelentes resultados. Pero la sátira no funcionaba, y los personajes eran una galería de autistas envueltos en trivialidades de engaños y romances hasta que los salpicaba la sangre al momento de llegar al planeta de los bichos. Quizás en vez de reciclar los clisés de Robocop, Verhoeven debería haber abordado de un modo más realista y siniestro la trama, por más que odiara a la novela de Heinlein.

En el 2003 llega esta secuela directa a video, dirigida por el maestro de los efectos especiales Phil Tippett. Tippett es apenas un director competente – como sucede con todos los especialistas en FX, se engolosinan con los efectos especiales y descuidan la parte dramática -, pero al menos aquí el resultado es más que potable. Tippett toma algunas cosas de Verhoeven – la red multimedial de la Federación, los uniformes, el concepto militarista – y decide contar la historia en términos simples de la aventura. El guión está a cargo de Ed Neumeier (otro veterano colaborador de Verhoeven, y que co escribiera la primera entrega), que termina por entender que la historia funciona mejor sin tanto tintes políticos o satíricos. Aquí la trama es pequeña y bastante intensa, y los resultados son aceptables.

Obviamente no hay demasiado original en la historia. Se nota por momentos el bajo presupuesto pero nunca deja de ser un filme prolijo. El casting son puros clisés: general duro y bravucón, el teniente incompetente, la soldado valiente y sagaz, el héroe renegado. Pero el film mejora notablemente cuando aparece Richard Burgi como el capitán preso que se maneja con sus propios códigos de conducta. Burgi le aporta mucho carisma al papel, amén de que posee algunas de las mejores líneas del guión.

Hay bastante escenas gore, filmadas sin mucho nervio – como pensadas para el cable -. Hay bastante despliegue de FX, en especial las oleadas de insectos que acosan al fortín. Pero, en mitad de la trama, aparece la idea de los soldados poseídos por los bichos, en una variante de Alien. En general la trama va bastante bien, pero uno le siente cierto tufillo a idea reciclada para bajar costos de la producción – Starship Troopers trata sobre batallas masivas y épicas, no sobre traidores y cuerpos infiltrados -, y posiblemente pensada para una futura serie. Es algo similar a la serie de TV La Guerra de los Mundos, donde de la invasión masiva se pasaba a la idea de los aliens disfrazados como humanos. Yo entiendo que los productores cuiden el bolsillo, pero deben entender que la audiencia cuando compra un concepto no puede ser cambiado a mitad de camino, simplemente porque ése ya es otro producto diferente.

La película contiene un par de sorpresas, y algún giro imprevisto pero dentro de todo no es nada del otro mundo. En esta clase de filmes no hay nada demasiado conceptual o intelectualmente discutible, simplemente ver si las rutinas de acción están bien hechas. Aquí lo están, y si bien no hay demasiado suspenso, al menos entretiene durante 90 minutos sin dañar a nadie. Especialmente al espectador.

STARSHIP TROOPERS

La saga de Starship Troopers se compone de: Starship Troopers (1997), Starship Troopers: Heroe de la Federación (2003), Starship Troopers 3: Marauder (2008) y Starship Troopers: Invasión (2012)