Crítica: Robocop (1987)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Recomendación del EditorUSA, 1987: Peter Weller (Alex Murphy / Robocop), Nancy Allen (Ann Lewis), Kurtwood Smith (Clarence Boddecker), Miguel Ferrer (Robert Morton), Ronny Cox (Dick Jones), Dan O’Herlihy (El Viejo), Paul McCrane (Emil), Robert DoQui (Sargento Reed)

Director: Paul Verhoeven, Musica – Basil Pouledoris, Guión: Michael Miner & Ed Neumeier

Trama: En el futuro, las corporaciones dominan la Tierra y administran ciudades enteras. Es el caso de OMNI, quien controla la ciudad de Detroit, avasallada por las drogas y el crimen, y que pretende reconstruirla como una metrópolis llamada Ciudad Delta. Para exterminar el crimen, dos departamentos compiten con proyectos diferentes sobre fuerzas de seguridad robotizadas: uno propone al robot ED 209, pero sufre de peligrosos problemas de programación y seguridad. El otro departamento triunfa con su proyecto llamado Robocop: un androide mitad humano mitad robot. Pero Robocop fue construido con los restos del moribundo policía Alex Murphy, caído en combate en una emboscada. A pesar de haber borrado la memoria de su vida pasada, Murphy comenzará a tener visiones de la misma así como de su muerte. Y pronto se encontrará en el sendero de una investigación que revelará corruptos lazos entre líderes de OMNI y el crímen organizado – los mismos asesinos de Murphy -, y determinado a cumplir su venganza.

Crítica: Robocop (1987)

Terminator (1984) fue un producto de bajo presupuesto, típico de la clase B, que terminó convirtiéndose en un blockbuster y un clásico instantáneo de la noche a la mañana. A partir de su suceso, terminaría disparándose lo que es habitual en Hollywood: una tonelada de clones de muy despareja calidad.

Androides existieron siempre: desde la literatura sci fi clásica de Asimov como Yo, Robot, hasta apariciones en la pantalla grande y chica (episodios de La Dimensión Desconocida, Robby el Robot de El Planeta Prohibido, etc). Tanto en forma mecánica como humanoide (El Mundo del Oeste, Las Mujeres de Stepford, etc.), en versiones pacíficas o asesinas, de todos los tamaños y colores. Pero lo que había logrado un film como el de Cameron fue convertir el tema del robot asesino en vehículo para un film de acción, que fuera ciencia ficción con economía de efectos (y presupuesto). La letalidad del cyborg que encarnaba Schwarzenegger – interpretada en un moderno lenguaje cinematográfico – superaba a cualquier representación fílmica anterior. Una fuerza imparable e indestructible, una verdadera máquina de matar.

En general cuando Hollywood descubre una veta y satura el mercado, suelen haber algunos derivados o clones que emergen con vuelo propio. Como el caso de Robocop, un film repudiado / amado por público y crítica por partes iguales. Es un vehículo de acción, es un film de sci fi pensante y es también un festival de gore (medido pero gore al fin).

Robocop no deja de ser un Western adaptado, como suelen ser muchos de los mejores relatos de ciencia ficción de la historia. El hombre sin memoria que comienza a tener recuerdos súbitamente, comprende su historia pasada, y sale en la búsqueda de sus asesinos. Cabe perfectamente en la trama de cualquier film de vaqueros de Clint Eastwood de los 70. El enfrentamiento es personal, es un duelo, como el caso de Murphy con sus asesinos en la secuencia final de la fábrica.

Pero Robocop es también una sátira social de la Norteamérica de la era Reagan, donde la gente comenzó a conocer lo que era un yuppie, una corporación, una fusión de empresas y donde aparecían personajes públicos como Donald Trump. La puja de los proyectos no es más que una crítica a la competitividad corporativa, donde el fin vale los medios, y donde la amoralidad prevalece. No es arriesgado prever (tanto en 1987 como ahora) que multinacionales puedan hacerse cargo de ciudades enteras – es una alternativa probable y bastante lógica, dado el curso de los hechos de la historia -. Y en el terreno de la ciencia ficción. Robocop es un exponente típico del llamado Cyberpunkla fusión entre la tecnología y los seres humanos a nivel físico -, tal como Blade Runner o Matrix.

Pero el factor polémico lo da, desde luego, Paul Verhoeven. Verhoeven es un director holandés con talento para la acción y el suspenso, pero con tendencias hacia el exceso en lo que se refiere a la violencia y el sexo. Antes de Robocop, Verhoeven había dirigido El Soldado de Orange o El Cuarto Hombre entre otros filmes, siendo éste último el que le diera suceso internacional como para dar el salto a Hollywood. Y con Robocop desplegaría una carrera intensa y apasionante, con títulos como Bajos Instintos, El Vengador del Futuro, Starship Troopers y El Hombre sin Sombra.

Uno puede criticarle a Verhoeven su tendencia a lo explícito y a cierto sadismo, pero resultaría injusto quedarse sólo con eso. Daría la impresión equivocada de que es un descerebrado sanguinario sexópata que se regodea en el exceso (hay muchos directores clase B o Z que hacen lo mismo y no tienen ni el 10% de talento del holandés). Lo cierto es que el cine de Verhoeven es un cine que no toma prisioneros y que muestra las cosas con la mayor crudeza posible. Si debe haber una escena violenta, Verhoeven la filma de modo que provoque el mayor impacto posible. No es un idiota con una cámara en mano filmando efectos especiales, sino que provoca al espectador, le transmite sensaciones extremas en un contexto bien pensado. No siempre logra filmes memorables, pero tampoco pasan desapercibidos. Starship Troopers puede ser una sátira fallida y una mezcla bizarra, y El Hombre Sin Sombra un coctel de film de sicópatas + Alien que no cuaja demasiado, pero durante su exhibición no dejan de provocar ansiedades e inquietudes entre la platea.

Como film, Robocop posee pocos fallos. Ciertamente hay diálogos y personajes que son clichés, pero la mayoría de las escenas funcionan muy bien, y las vueltas de tuerca resultan lo bastante ingeniosas como para que todos los caracteres resulten interesantes. El problema que tiene el film (o el concepto en sí) es que es una idea que funciona en una sola película. Pasada la venganza de Murphy, ¿que más se puede contar?. Pero los productores llevarían con el tiempo el producto a dos secuelas más, varias series de TV (con actores y animadas) y varias miniseries. El reencuentro con su hijo ya mayor y devenido ejecutivo de OMNI, choques con otros cyborgs y otras corporaciones que quieren apropiarse de Detroit… pero no da para mucho más, especialmente dado por lo limitado del escenario para el desarrollo de las aventuras, la limitada movilidad del personaje… lo limitado del concepto y del universo (al menos, lo visto en las versiones posteriores).

Robocop regresaría en Robocop 2, combatiendo un cyborg con la mente de un asesino drogadicto, y en la despreciada Robocop 3, com oficial renegado combatiendo a una OMNI que desea arrasar con los sectores marginados de la ciudad. Cada entrega pierde más el espíritu del film inicial y se acerca peligrosamente al nivel de un comic barato. Quizás, de todas las secuelas posibles, Robocop: Directivas Primarias (la miniserie del año 2000) resulte la más respetuosa respecto a sus orígenes cinematográficos y al espíritu del personaje.

ROBOCOP

Robocop (1987) de Paul Verhoeven – Robocop (2014) es la remake, dirigida por José Padilha