Crítica: Guns Akimbo (2019)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

GB / Alemania / Nueva Zelandia, 2019: Daniel Radcliffe (Miles), Samara Weaving (Nix), Natasha Liu Bordizzo (Nova), Ned Dennehy (Riktor)

Director: Jason Lei Howden – Guión; Jason Lei Howden

Trama: Miles Lee Harris lleva una vida de porquería. Su trabajo como programador en una empresa que diseña juegos para celulares apesta, y su novia está a punto de dejarlo. La catarsis que hace Miles todos los días es conectarse a Internet, buscar foros y bardear a todos los miembros del mismo. Pero ahora Miles ha metido la pata, ya que se ha conectado a la red Skizm una organización clandestina que organiza combates a muerte entre criminales y sicópatas y los transmite por Internet – y ha ofendido a sus dueños. Luego de ser abducido y drogado, ahora Miles se ha despertado con un par de pistolas atornilladas a sus manos y, lo que es peor, la gente de Skizm lo ha metido a prepo en el torneo, empardándolo con Nix – la campeona invicta del mismo -. Las matanzas se suceden y el asustadizo Miles – saliendo milagrosamente con vida de cada refriega en la que se mete accidentalmente – intenta refugiarse en cualquier lado, pero el acceso a todas las cámaras de la ciudad por parte de Skizm lo ha dejado al descubierto. Ahora la única chance de sobrevivir es contraatacar a Skizm y liquidarlos uno por uno pero… ¿qué va a poder hacer un guiñapo cobarde frente a una masiva organización de punks armados hasta los dientes?.

Crítica: Guns Akimbo (2019)

Wanted wannabe. Guns Akimbo (que podría traducirse como Armas a Rolete) pretende ser muchas cosas – un comic live action, una parodia, una de acción, una bizarreada de culto – pero no logra ser ninguna de ellas. Mientras que en Wanted – Se Busca James McAvoy era un pusilánime que se volvía badass a mitad de camino y tiraba abajo toda una organización ilegal, acá Daniel Radcliffe es un pusilánime que sigue siendo pusilánime hasta el final del camino y termina tirando abajo otra organización ilegal… de pura casualidad. Como el tipo en los cinco minutos finales recién se pone las pilas, lo que ocurre es que el resto es una letanía que no avanza y vive repitiendo las mismas situaciones – Radcliffe quejándose, asesinos que lo persiguen, escapes milagrosos, encuentros con el orate de turno… y vuelve la calesita a rodar – hasta hartar. La primera media hora es pura adrenalina, con exposiciones tipo Escuadrón Suicida, cámaras lentas a lo Wanted y hasta medición de munición restante a lo Scott Pilgrim pero, cuando el ex Harry Potter se sienta a hablar con el vagabundo (Rhys “welcome to Jumanji!” Darby), el filme pierde momento y solo remonta algo en los minutos finales.

Hay que aplaudir a Daniel Radcliffe. El tipo, para sacarse de encima el encasillamiento de Harry Potter, se ha metido a hacer películas bizarras de todo tipo, sea versiones ridículas de Frankenstein, siendo el muerto que parla en Swiss Army Man, el diablito con consciencia en Hornstodo eso hasta que le den un papel serio donde la rompa. Es un gran actor, tiene un carisma y humor natural y la única contra es que es muy enano (por eso siempre lo ven como candidato al papel de Wolverine… pero le falta la agresividad que requiere el personaje), y acá hace las cosas muy llevaderas. Lo sigue Samara Weaving con mas cara de loca que nunca; no es buena actriz pero destila insalubridad mental como su tío y zafa, aunque cuando se entera de una mala noticia familiar termina reaccionando de la manera mas estúpida y menos creíble posible.

La historia de Guns Akimbo sólo puede ser potable si uno desenchufa el cerebro y acepta el disparatado universo que pinta. En un futuro cercano un ciber demente ha montado un letal Club de la Pelea que transmite los combates a muerte por Internet. Nunca queda claro cómo el negocio es lucrativo financieramente, ni siquiera tiene pies ni cabeza la idea de franquiciarlo a todo el mundo pero… en fin. Como Radcliffe es otro empleado de oficina frustrado (a lo McAvoy en Wanted), se desquita bardeando gente que comenta posts. El problema es que, cuando se mete a trollear el foro de comentarios del sitio ilegal donde hacen las peleas, provoca la furia del desquiciado líder quien decide raptarlo y enchufarle dos armas en las manos, metiéndolo de prepo en el siguiente nivel del juego y haciéndolo la próxima presa de la desquiciada Nix (Weaving). Lo que sigue es correr y quejarse, y como Radcliffe no mata una mosca, las cosas se van poniendo cada vez mas estúpidas cuando lo que debería sufrir es un baño de hombría, tomar su vida por las astas e ir hasta el hueso para encontrar al tipo que le hizo esto.

Se nota a la legua que filmaron en cualquier lado menos en Norteamérica, y los recortes de presupuesto saltan en otras áreas. Pareciera que los $$ destinados a los FX solo alcanzaron para poco menos de una hora de despliegue ya que solo aparecen al principio y al final del filme. Llega un momento en que las cosas ya son demasiado traídas de los pelos – con gente resistiendo balaceras como si fuera Terminator, y otros Deus Ex Machina apareciendo a último momento – con lo cual, toda la diversión que pintaba la película, termina diluyéndose. No sé si es falta de ideas o de dólares, pero lo cierto es que ésto termina quedándose a mitad de camino y con gusto a recalentado.

Salvo las performances el resto del filme es fallido y decepcionante simplemente porque prometía una avalancha de sangre que no termina por concretar. Y uno precisaba un héroe con dos dedos de frente y algo de cojones para hinchar por él. La simpatía de Radcliffe no basta para remontar la partida, con lo cual Guns Akimbo termina convirtiéndose directamente en un producto frustrante.