Crítica: 7500 (2019)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

3 atómicos: buenaUSA / Alemania / Austria, 2019: Joseph Gordon-Levitt (Tobias Ellis), Omid Memar (Vedat), Aylin Tezel (Gökce), Carlo Kitzlinger (Michael Lutzmann)

Director: Patrick Vollrath – Guión: Patrick Vollrath & Senad Halilbasic

Trama: El capitán ha caído. El terrorista está empapado en sangre, noqueado y atado en el piso de la cabina del avión. El co-piloto Tobias Ellis está seriamente herido en su brazo derecho – el que usó como escudo para detener los embates del terrorista con su improvisado cuchillo de vidrio hecho con los restos de una botella de vino -. La lucidez va y viene mientras que el resto de los terroristas intentan forzar la puerta de la cabina. Ahora han comenzado a tomar pasajeros y azafatas y los han empezado a degollar frente a la cámara de video que transmite al interior de la cabina. Ellis ya ha transmitido el código 7500 por radio – el que notifica a las autoridades que su vuelo ha sido secuestrado – y espera llevar el avión hacia el aeropuerto mas cercano, desestimando la matanza desatada ya que abrir la puerta de la cabina solo desencadenará un escenario peor. Pero éste no será mas que el principio de su pesadilla, el inicio de una larga noche a través de la cual Ellis pasará por todos los estadíos emocionales posibles hasta que la situación desemboque en el inevitable el enfrentamiento cuerpo a cuerpo con los terroristas que quedan a bordo.

Crítica: 7500 (2019)

7500 es correcta por donde se la mira; tiene buenas performances, buen clima y hasta su cuota de momentos de tensión. No hace nada esencialmente estúpido – dada las circunstancias, el protagonista opera con bastante lógica – pero tampoco rompe ningún molde. El mayor drama es, en todo caso, que es previsible. Dado que hablamos de un secuestro aéreo los libretistas decidieron apelar al realismo antes que despacharse con alguna locura creativa a lo Duro de Matar pero en un avión; el drama es que la ausencia de sorpresas (y el estirado tercer acto) es lo que la hace tan rutinaria como olvidable.

Joseph Gordon-Levitt está al mando; y es gracias a él que la película cobra vida, ya que lo tenemos en pantalla cada minuto que dura la cinta. El tipo se deshace en crisis e impotencia, es una actuación mas que correcta y uno cincha con el héroe; el problema no es Gordon-Levitt sino que el resto es anónimo y escasamente original. Considerando todas las medidas de seguridad tomadas después del 9/2001, es absurdo ver a terroristas golpeando con una botella de vino la puerta blindada de la cabina del avión para poder derribarla e irrumpir en ella. También es medio estúpido que los dejen subir al avión con botellas de vino de vidrio pero, bueno, si no no habría película.

Mientras que la primera hora es muy sólida en cuanto a suspenso y performances (y si hubiera terminado ahí se hubiera ganado un atómica extra), el otro problema viene por el tercer acto con un terrorista joven e influenciable con el cual Gordon-Levitt se deshace en palabras para convencerlo de abandonar su postura y entregarse. El drama es que el pibe no es para nada interesante, es solo un cliché ambulante y la negociación para que largue las armas no entusiasma en absoluto. Incluso el clímax es abrupto, anticlimático y apenas satisfactorio.

7500 está ok si tiene Amazon Prime y quiere matar el rato con una película gratis con protagonista de prestigio; pero lo cierto es que podían haber hecho algo muy superior con la misma premisa y los mismos recursos. No se trata solo de ser lógicos en semejante situación, sino de condimentar las cosas con algún que otro recurso fuera de lo común (como el piloto saliendo a cazar a los terroristas, o negociar con ellos destripando lentamente al que quedó atrapado en la cabina), cosa que hubiera resultado en un producto muy superior.