Crítica: Hereditary (El Legado del Diablo) (2018)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

4 atómicos: muy buenaRecomendación del EditorUSA, 2018: Toni Collette (Annie Graham), Gabriel Byrne (Steve Graham), Alex Wolff (Peter Graham), Milly Shapiro (Charlie Graham), Ann Dowd (Joan)

Director: Ari Aster – Guión: Ari Aster

Trama: Los Graham han pasado un año terrible. Han cuidado a la madre de Annie – la jefa de la familia -, la cual ha quedado postrada y demente y le ha convertido a todos la vida en un infierno hasta el momento de su muerte. Pero Annie no sabe cómo procesar el duelo y ha comenzado a ir a grupos de soporte a escondidas del resto de su familia. Allí conoce a Joan, una mujer que viene de perder a su hijo y a su nieto en un accidente de pesca, y con quien establece un fuerte vínculo emocional. Y, mientras tanto, su hija Charlie ha comenzado a comportarse de manera extraña, teniendo visiones sobre su abuela y coleccionando cabezas de pájaros que ella misma decapita. Pero las cosas se salen de control cuando su hijo Peter se encuentra solo con Charlie y ésta tiene un shock alérgico, motivando a que el muchacho salga disparado en busca de un hospital… y teniendo un espantoso accidente en la ruta con lo cual Charlie pierde la vida. Desquiciada, Annie no sabe cómo salir del pozo de dolor y desesperación en que ha caído – ha perdido dos de sus seres queridos en menos de una semana – y termina acudiendo a Joan, quien ha conocido a una espiritista y ha podido comunicarse con los suyos desde el mas allá. Pero quizás la invocación termine resultando un sacrilegio y Annie termine abriendo una puerta que nunca debió haber sido abierta… un llamado que desatará el horror y el caos en su casa y que llevará a la mujer a límites que jamás había pensado cruzar.

Arlequin: Critica: Hereditary (El Legado del Diablo) (2018)

Qué feo que es cuando una gran película descarrila en la recta final. Hereditary no es el primer ejemplo de esto (que vengo viendo bastante seguido en los últimos tiempos),  pero tampoco será el último. Si uno lo ve en retrospectiva, lo que hace Hereditary es cumplir la premisa inicial – escondida, camuflada en el libreto -, pero termina por irse al garete a la hora de concretarla. En el medio hay un sinfin de desvíos posibles – apasionantes, horripilantes – que el guión evade… ¿para llegar a esto?. Si no fuera por esa media hora final, yo pondría a Hereditary entre los mejores filmes de terror del año y hasta me animaría a postular a Toni Collette para un Oscar. El elenco es súper sólido pero Collette es una fuerza de la naturaleza, sutil cuando se precisa, y explosiva en el momento mas inesperado.

De todos los caminos posibles, Hereditary toma el mas estúpido. Es una macana porque la primera hora es una exquisita obra de terror kubrickiana. La madre de la Collette ha muerto y ella no logra hacer el duelo porque la mina era mala y retorcida, y en los últimos tiempos – cegada por la demencia senil – era un peligro ambulante que hasta intentó acuchillar a su nieto. La cabeza de la Collette funciona de maneras extrañas para lidiar con el duelo – como ella es una artista de renombre especializada en miniaturas, hace maquetas de su madre postrada en su lecho de muerte, o apareciendo en la puerta de su cuarto a medianoche -. Todo el tema de las maquetas es escalofriante porque te da la impresión de que el filme va a rumbear por ahí – creo que hay un episodio parecido de la serie Galería Nocturna -, donde ella ve cómo el fantasma de su madre deambula por la casa a través de los muñequitos que se mueven por las recreaciones de juguete de la casa. Incluso el director cambia de planos – por ejemplo, amanece en la casa – y vos lo que ves no es la casa real sino una miniatura de la Collette, con arboles y todo. Es como un juego de dimensiones, donde no sabés si lo que pasa es en la casa o en la maqueta. Para colmo el espíritu ambulante de la vieja va dejando señales y Collette de manera enfermiza las escribe en las paredes de la casa que viven.

Si ese fuera el único problema… el drama, por otro lado, es que la familia es disfuncional y viven en una casa espantosa. Todo es deprimente, de colores opacos y madera barnizada, oscuro, apagado, sin vida. Al director le encantan los corredores, los planos simétricos y jugar con la luz, incluso la nena (Milly Shapiro que, no quiero ser malo, te da la impresión que tiene alguna enfermedad deformante porque definitivamente no tiene un rostro normal) tiene visiones y costumbres raras como coleccionar cabezas de pájaros muertos (¿alguien dijo Hotel Overlook?). El pibe (que lo venden como hijo natural pero Alex Wolff – el de la última de Jumanji – tiene mas pinta de hindú que de hijo de la Collette y Gabriel Byrne) es un fumón y calentorro de aquellos, y al ir tras una piba, accede (ordenado por Collette) a llevarse a su hermana a una fiesta. El drama es que la nena es rara, es alérgica, come algo que no debe y Wolff sale pitando hacia el hospital… justo cuando ocurre algo desgraciado que es por lejos la escena mas shockeante del filme.

Toda historia de fantasmas puede ser reinterpretada en terminos sicológicos – tu mente te engaña y te hace ver cosas que no existen para poder lidiar con un drama real que te tortura – y acá el director Ari Aster toma prolija nota del detalle. La Collette, en un momento, explica cómo las enfermedades siquiátricas abundan en la familia, y cómo su hermano, su abuela y su padre se chiflaron y se suicidaron. Como no hay dos sin tres, la explicación mas racional es que la Collette – ante la avalancha de muertes que acumula su familia – terminó por trularse, imaginacosas y hace cosas mas raras aún. Hasta ese momento el filme va genial, y uno puede decir que el tema de la pelícuka es gente real, con problemas, que no sabe lidiar con el duelo y termina enloqueciéndose e imaginando cosas. El problema es que – como decía mi abuelo – si empezás con vino, tenés que terminar con vino, no con vodka y tragos estrafalarios, porque sino la mezcla te pega mal en la cabeza… y algo así es lo que sucede con la historia. (alerta spoilers) Si Aster ha estado construyendo un drama tremendamente realista y posible, atado a la Tierra con todos los pies en el suelo, la introducción con calzador de un festival de shocks baratos, cosas físicamente imposibles y leyendas paganas suena a un escupitajo en la cara del espectador. La última media hora está tan plagada de momentos WTF que ni aún la bravura de la Collette puede salvar a que el filme decida lanzarse al precipicio (fin spoilers).

Aún con el horrendo final (por lo mal escrito, no porque sea aterrador) Hereditary me resulta recomendable. Tiene muchos buenos elementos, desde las performances hasta el clima y el principio de la historia. Lastima que el director se pasó de cocción y de condimentos y terminó arruinando algo que amenazaba ser una pequeña obra maestra, ya que la primera parte estaba construida como los dioses. Una lástima ya que pocas veces se ve una combinación de elementos en estado ideal y una idea con mucho potencial para convertirse en algo genuinamente aterrador.