Crítica: Cats (2019)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

2 atómicos: regularUSA / GB, 2019: Francesca Hayward (Victoria), Judi Dench (Gatusalem), Idris Elba (Macavity), Jennifer Hudson (Grizabella), Laurie Davidson(Mr. Mefistófeles)

Director: Tom Hooper – Guión: Tom Hooper & Lee Hall, basados en la obra musical homónima de Andrew Lloyd Webber inspirada por el compendio de poemas de T.S. Eliot “El Libro de los Gatos Habilidosos del Viejo Possum”

Trama: Los Jellicle son una tribu de gatos que se encuentra de algarabía ya que hoy es la noche mas importante del año: el momento en que la anciana Gatusalém elegirá al gato al que le corresponde renacer en el paraíso felino. Considerado como una segunda oportunidad para corregir los errores de esta vida, los postulantes son varios y variados: una gata obesa aburrida de vivir en la cocina, el gato de un ricachón que quiere una vida mas excitante, un gato actor que nunca ha salido del teatro y una gata callejera, abandonada y enferma cuya única esperanza reside en la ceremonia de esta noche. Pero el malvado Macavity, de corazón negro y retorcido, planea secuestrar a los candidatos y ser el único que se presente a la ceremonia. Y la única que puede impedir sus siniestros planes es Victoria, una gata inocente recién llegada al callejón, la cual busca una oportunidad para unirse a la gran familia Jellicle.

Crítica: Cats (2019)

– Santas Gatúbelas, Batman!

Es difícil empezar una crítica cuando las ideas se agolpan en tu mente pero, al contrario de lo que ustedes creen, mis críticas hacia Cats no pasan tanto por la película como sí por el musical. Yo no soy muy fan de los musicales pero, cuando me topo con uno superior, sé reconocerlo y disfrutarlo. Para mí musicales gloriosos han sido Cantando Bajo la Lluvia, El Violinista en el Tejado y La Novicia Rebelde, y paren de contar. En el caso del clásico de Gene Kelly los autores hicieron trampa y recopilaron temas exitosos de décadas anteriores (a lo Moulin Rouge), pero El Violinista… y La Novicia… son obras geniales fruto de un grupo de tipos que se mataron por hacer un montón canciones pegadizas, originales y super inspiradas. En cambio lo mismo no puedo decir de la obra de Andrew Lloyd Webber, que a mi juicio hace un jingle por obra y luego mete 90 minutos de canciones de relleno. Jesucristo Superstar, Evita, El Fantasma de la Opera solo tienen una canción memorable y después es puro yaba yaba eminentemente olvidable, y eso es lo que ocurre con Cats… con el agravante que la historia va muy rápido y es incomprensible. Llámenme ignorante y todo lo que quieran, pero los poemas de T.S. Eliot sobre una raza de gatos que poseen su propia mística es un bolazo sideral que le pasa al espectador a millones de kilómetros de distancia por encima de su cabeza. Yo le solté la mano al filme a los 10 minutos de empezado simplemente porque la sobredosis de Jellicle (o lo que mongo sea que signifique eso) termina por asquearte. Y luego, con cada interminable canción gatuna – criptica y olvidable -, mi espíritu se fue alejando del entusiasmo que los personajes le ponen en pantalla.

A lo que voy es que mi problema con Cats pasa por la obra mas que por el filme. Sobre la película me parece que hay grandes actores, buenos cantantes, supremos bailarines, efectos especiales potables (la ausencia de genitales es un efecto casi de cartoon, aunque debo admitir que cuando Idris Elba se despoja de sus ropas y aparece en pelo resulta chocante), excelente diseño de producción y algunos momentos muy inspirados – el masivo baile en el teatro, la nueva canción de Taylor Swift, la emocionante rendición de Memories de Jennifer Hudson (aunque el texto en español no tenga nada que ver con el original que la actriz canta en inglés!), y la aparición de la Swift como Bombalurina, secuaz de Macavity y cantando sobre el gato criminal con una pasión que le falta al resto de las interpretaciones vocales del filme -. Pero la obra en sí es snob y estúpida. Y lo digo con conocimiento de causa porque ví Cats en el teatro cuando la trajeron a Argentina y ya me resultó insoportable en aquel entonces simplemente porque era una obra que vivía en su propia burbuja. Toda la mitología Jellicle es incomprensible, las canciones insisten en enrostrártelo a cada rato y no hay conflicto dramático con el cual uno pueda identificarse (es como hacer una obra musical sobre Spock y el conflicto de no poder cumplir el Kolinahr… cantando durante 90 minutos frente a una audiencia que jamás vio un capítulo de Star Trek en su vida!). Cuando Cats saca la cabeza de su propio agujero y se olvida de las descripciones gatunas y de la mitología, es cuando logra tocar una vena emotiva cantando sobre conflictos en abstracto. Pero si Cats no hubiera tenido a Memories en el repertorio, no estoy seguro de que hoy estuviéramos hablando de la obra o siquiera de su adaptación. Me parece que su masivo éxito teatral tiene que ver con la novedosa puesta en escena (en mi teatro sacaban filas de asientos, bajaban la luz y los gatos salían detrás tuyo en medio de la oscuridad), los maquillajes y la existencia de Memories mas que de ser una obra coherente. Y ahora la gente le salta al cuello al filme – como los tiburones, cuando los yanquis huelen algo de sangre en el agua salen en horda a masacrar a la criatura herida – porque los genitales no se ven y porque algunas versiones peludas (y digitales) de los actores / personajes felinos no son muy felices. Ejemplos de snobismo donde la idea del musical (o su vago recuerdo según los que lo vieron en persona) es el de una obra maestra bastardeada por una mala puesta en escena digital cuando, a mi juicio, nunca fue siquiera una buena obra.