Crítica: El Guardaespaldas (1992)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

3 atómicos: buenaUSA, 1992: Kevin Costner (Frank Farmer), Whitney Houston (Rachel Marron), Gary Kemp (Sy Spector), Bill Cobbs (Devaney), Ralph Waite (Herb Farmer), Tomas Arana (Portman)

Director: Mick Jackson – Guión: Lawrence Kasdan

Trama: Alguien ha interrumpido en la casa de la megaestrella de la música Rachel Marron, dejando mensajes amenazadores de todo tipo. Su manager ha decidido llamar a su mejor amigo Frank Farmer, guardaespaldas de profesión que trabajara en la seguridad de los últimos tres presidentes de los Estados Unidos. Al ver la laxitud de la seguridad de Marron Farmer comienza a imponer disciplina a toda costa, terminando en un conflicto entre la cantante y el guardaespaldas… que pronto deriva en romance. Pero el amor es mal negocio para un guardaespaldas, especialmente porque sus sentimientos interfieren con el estado de alerta y objetividad que requiere para ejercer con eficiencia su trabajo. Y cuando las balas y las bombas estallen demasiado cerca de la cantante, Farmer sacará a Marron de la ciudad para aislarla en el campo y quitarla de la mira del asesino. Pero el sicópata es persistente y está dispuesto a seguirlos a todos lados con tal de culminar a toda costa su sangrienta faena.

Crítica: El Guardaespaldas (1992)

Hay malos actores profesionales. Bah, lo que quiero decir es que hay gente que es horrible actuando… y han hecho una carrera de ello. Y quizás tenga que ver un poco la flatulencia mental que tienen los directores en la cabeza. Cineastas que creen que una sobreactuación atroz es una performance de método. En el caso que nos ocupa el tipo se llama Tomas Arana. Uh, un currículum largo como esperanza de pobre. La primera vez que lo noté fue cuando lo vi a Arana como albacea de Bruce Wayne al final de El Caballero de la Noche Asciende. Son dos minutos en pantalla en donde su pedantería se vuelve memorable – el cómo pronuncia ” el no queremos que se pierda un costoso collar de diamantes” es atroz -. Después lo vi en el rol de jefe de la CIA en una de espías… y no me lo pude sacar de la cabeza. El tipo pone voz de locutor, lee las cosas de la manera mas rebuscada posible y pone la misma expresión de stoned en cada rol que toma.

Y todo esto viene a cuento porque Arana es el villano de El Guardaespaldas. ¿Te arruiné la película?. No lo creo. Cuando lo veas a Arana en pantalla – con pelo largo, un ojo para un lado, otro para otro, boca torcida y hablando de manera pedante – vas a a saber que éste es el que se quiere cepillar a Whitney Houston. Bah, en el filme se la quiere cepillar de una manera y al final del filme la quiere cepillar de otra. Y por mas que el filme insista en meter sospechosos poco creíbles, el millonario con cara de marihuana resulta inevitable que sea el asesino. Y es tan distrayente su expresividad que le baja varios puntos al filme. Bueno, tampoco es que El Guardaespaldas sea un clásico de época. Sacále la banda sonora – Whitney Houston Greatest Hits – y verás que es una del montón. Y sí, en su época hizo capote pero tampoco es gran cosa.

He aquí otro rol desubicado para Kevin Costner. Costner hereda este proyecto – pensado para Steve McQueen y Diana Ross a mediados de los 70s – y se corta el pelo como el Rey del Cool. Pero el tipo no tiene el carisma inconmensurable de McQueen – la primera estrella de acción moderna – así que queda como un tonto con mal peinado. Ojo, Costner es genial en papeles mas controlados destilando inteligencia y honestidad pero ponerlo a hacerse el duro es igual que meter a Morgan Freeman como estrella de acción – tu personalidad da para otra cosa -. Pelea bien, hace gestos de desencanto, calcula cosas… pero nunca lo ves como un tipo letal. A su lado está Whitney Houston la cual es blanda y vive haciendo caprichos estúpidos de todo tipo… incluso sabiendo que un tipo la quiere llenar de plomo. Cuando Houston y Costner se ponen cariñosos son como Ken y Barbie… dos muñecos inexpresivos con cero pasión. El film zafa por lo prolijo y por la banda de sonido, pero no por la espeluznante sobreactuación de Tomas Arana.

El Guardaespaldas es una cápsula del tiempo de los 90s cuando se hacía comedias románticas de acción con gente popular, tuvieran química entre si o no pero que llamaban la atención y llenaban la platea. Se deja ver, la debería calificar con dos atómicos en realidad pero el “ennnn… aaaaayyyy… ay alwais lov youuuuu” la resucita y la hace llegar con lo justo a la meta.