Crítica: El Bibliotecario 3: La Maldición del Cáliz de Judas (2008)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2008: Noah Wyle (Flynn Carsen), Bruce Davison (profesor Lazlo), Stana Katic (Simone Renoir), Bob Newhart (Judson), Jane Curtin (Charlene), Dikran Tulaine (Sergei Kubichek)

Director: Jonathan Frakes, Guión: Marco Schnabel, basado en los personajes creados por David N. Titcher

Trama: Flynn Carsen está cansado de ser el Bibliotecario – el guardián del fantástico museo en donde se custodian los tesoros sobrenaturales de la historia de la humanidad – y se toma unas vacaciones en Nueva Orleans. Allí se involucra con Simone, una cantante de cabaret de fascinante belleza. Pero la chica empieza a ser perseguida por una banda de matones rusos, y Carsen se ve obligado a intervenir. Allí es donde se entera que Simone es en realidad una vampira de más de cuatrocientos años de antigüedad, que custodia el sello secreto que contiene las pistas para llegar hasta el cáliz de Judas – hecho con las 30 monedas de plata que usaron para pagarle por su traición a Jesús -. Y es que el poder de la sangre vertida en el cáliz podría revivir al legendario conde Drácula, cuyo ataúd se halla en poder de una secta de fanáticos. Ahora Simone y Carsen deberán evitar a toda costa de que los satanistas logren revivir al rey de los vampiros.

El Bibliotecario 3: La Maldicion del Caliz de Judas El Bibliotecario es un personaje de ficción que nació en un modesto telefilme del 2004, y que terminó por tomar por sorpresa a la cadena TNT y al productor Dean Devlin (ex socio de Roland Emmerich en aventuras tales como Dia de la Independencia y la versión americana de Godzilla). Al toque se pusieron a planear la secuela – Regreso a las Minas del Rey Salomón -, el que vio la luz en el 2006. Mientras que la primera era ridícula pero muy divertida, la segunda era un bofe mediocre manufacturado por gente que no entendía de qué trataba la saga – en este caso, director loser Jonathan Frakes y guionista sin talento Marco Schnabel -. Las buenas nuevas con El Bibliotecario 3: La Maldicion del Caliz de Judas es que la dupla de Frakes y Schnabel se han rehabilitado de gran forma, y han culminado la trilogía concretando el mejor filme de la saga. No sólo las performances son las adecuadas, el ritmo justo, y el tono es el requerido por la historia, sino que proveen un poco de background de origen a la dichosa biblioteca, y lo condimentan con toques románticos de buena calidad.

Acá los creativos de la serie se pusieron las pilas y dijeron: si vamos a mentir, hagámoslo a lo grande. En un principio la idea del cáliz de Judas parece muy traída de los pelos – y lo es -, pero el libreto se despacha con una sanata monumental que termina siendo de aplaudir. Como Judas traicionó a Cristo y fue condenado a vagar 30 años por la Tierra, se lo considera el primer vampiro – muerto en vida -; como el cáliz está hecho con las 30 monedas de plata que recibió como pago por la traición a Jesús, eso explicaría la aversión de los vampiros al metal (bah, eso en realidad pertenece a la mitología de los hombres lobo!); y como Judas se suicidó en una especie de álamo, la madera de dicho árbol es la única que puede proveer las estacas para matar a un vampiro. Eso es despachar fruta con clase.

Noah Wyle por fin se desenvuelve de manera natural con el personaje. El comienzo de la película es realmente muy divertido, con Wyle haciendo la parte de un seudo James Bond, más torpe e intelectual. Por suerte el guión logra retomar todo el nerdismo de Flynn Carsen del primer filme – el tipo sabe de todo y se despacha con largas explicaciones sobre cualquier cosa -, que lo transforman en una especie de Sherlock Holmes de lo sobrenatural y un absoluto incapaz en la acción. A esto se suman otras cosas que bonifican el entretenimiento de la película: la hermosa Stana Katic ilumina la pantalla, tiene carisma y buen humor; el villano que compone Dikran Tulain tiene algunas líneas realmente excelentes; y Bruce Davidson tiene reservada más de una sorpresa para el público. Además el filme empieza a construir su propia mitología – como que Bob Newhart era un caballero templario que luchaba contra el mal, y de que la Biblioteca en realidad es una acumulación de armas sobrenaturales que se usaran en una eventual batalla final contra los ejércitos de las tinieblas -, lo que sería delicioso de ver desarrollado en futuras entregas (si las hubiere).

El Bibliotecario 3: La Maldicion del Caliz de Judas tiene un presupuesto más grande, mejor producción, y un equipo creativo mucho más asentado y maduro. Sería fabuloso que se tomaran la molestia de seguir expandiendo la serie y no conformarse con el límite de “las trilogías” (algo que inventó George Lucas y que todo el mundo en Hollywood respeta a rajatabla como si fuera palabra sagrada). Mientras le prendemos una vela a Dean Devlin, Noah Wyle y TNT, nos conformaremos con esta última película, que es pura diversión en el sentido más descerebrado de la palabra.

LA SAGA DE THE LIBRARIAN

Las películas de la saga El Bibliotecario son: El Bibliotecario: En Busca de la Lanza del Destino (2004), El Bibliotecario 2: El Mapa del Rey Salomón (2006) y El Bibliotecario 3: La Maldición del Caliz de Judas (2008)