Crítica: La Ultima Locura de Mel Brooks (Silent Movie) (1976)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

4 atómicos: muy buenaRecomendación del EditorUSA, 1976: Mel Brooks (Mel Divertido), Marty Feldman (Marty Huevos), Dom DeLuise (Dom Campana), Sid Caesar (jefe del estudio), Harold Gould (Engulle), Ron Carey (Devora)

Director: Mel Brooks – Guión: Mel Brooks, Ron Clark, Rudy Luca & Barry Levinson

Trama: En una época Mel Divertido era un director exitoso. Pero luego de un desengaño amoroso terminó sumido en la bebida y su carrera se fue al drenaje. Ahora Mel quiere recuperar su prestigio y, para ello, ha decidido proponerle al jefe del estudio Grandes Películas su idea mas innovadora y ambiciosa: filmar una película muda en la época actual. Pero para el jefe semejante idea es una locura y solo la patrocinará si Mel logra contratar grandes estrellas para el filme. Y a medida que los contratos se suceden, la corporación Engulle & Devoraque quiere quedarse con Grandes Películas debido a sus innumerables deudas – intentará sabotear la campaña de Mel, decididos a que él y su película fracasen para poder clavar sus garras sobre el estudio.

Crítica: La Ultima Locura de Mel Brooks (Silent Movie) (1974)

– “baba…BOOM!”

En los 70s Mel Brooks era LA fuerza creativa cómica en Hollywood. El tipo había marcado el terreno con The Producers (la versión de 1968, no ese horrendo esperpento con Matthew Broderick), y anotaría dos porotos enormes con Blazzing Saddles y El Joven Frankenstein. Con carta blanca por parte de los estudios debido a sus enormes éxitos de taquilla Brooks se despacharía con su obra mas iconoclasta y osada, la aventura de filmar una película muda en los años 70s, la cual se sumaría a su larga lista de éxitos y que sería rebautizada en estos lares como La Ultima Locura de Mel Brooks (los españoles, fieles a su estilo de ir en contra de toda lógica, la deben haber llamado Las Aventuras del Marinerito, el Gordito Simpático y el Piloto Bizco).

En sí Silent Movie no deja de ser un reciclado de clichés hecho con clase. El típico argumento de la carrera contra el tiempo para recaudar fondos y salvar a la institución en peligro de turno se ha usado desde la época del cine mudo hasta Los Blues Brothers, Sing! y la versión de los hermanos Farrelly de Los Tres Chiflados. Como Brooks, DeLuise y el glorioso Marty Feldman no son acróbatas como sus contrapartes de las comedias de la era del cine mudo, Brooks cambia los stunts por coreografías alocadas y mucho gag visual – sea la ridícula carrera en sillas de ruedas por todo un hospital para atrapar a Paul Newman, el intercambio de perros en el baño público o la batalla final con latas de Coca Cola (qué colocación de producto, por Dios…) contra las huestes de Engulle y Devora -. No todos los chistes aciertan pero el tono zumbón es contagioso.

El filme está plagado de delicias de todo tipo. La primera es la sorpresiva gracia física de Harold Gould, un solido secundario que ha estado en miles de películas y que acá posee una destreza notable – como el gag para colocarse la chaqueta donde participa con Ron Carey -. La otra es la banda sonora de John Morris, que es tan protagónica como el trío principal. Morris toca ragtimes y crea marchas circenses y le pone un entusiasmo contagioso a la música que la hace inolvidable – imposible que escenas como el strip dance de Bernadette Peters o el trio latino que baila con Anne Bancroft hubiera funcionado con una partitura genérica de otro compositor -. Por otro lado los invitados de turno no siempre son muy graciosos y también es el factor que le da rápida caducidad el argumento. Vaya uno a saber si las nuevas generaciones tienen idea de lo enormes que eran en su momento Burt Reynolds, Paul Newman o Liza Minelli.

La Ultima Locura de Mel Brooks es un placer culpable para aquellos que tenemos de cuarenta para arriba y conocemos la época en que se rodó – así es como uno aprecia los cameos y no quedan en acontecimientos abstractos -. A Brooks le quedaría otro filme brillante – Las Angustias del Doctor Mel Brooks en 1977, parodiando a los filmes de suspenso de Alfred Hitchcock -, y después desbarrancaría creativamente con bodrios como La Loca Historia del Mundo, Parte I o SOS, Hay un Loco Suelto en el Espacio, las cuales no tendrían ni el 5% de gracia de estas obras maestras. Una triste decadencia para un humorista brillante que hizo sus mas grandes obras como odas a las películas que mas amó en su vida.