Crítica: Ocultos por la Luna (2019)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2019: Boyd Holbrook (Thomas Lockhart), Cleopatra Coleman (Rya), Bokeem Woodbine (Winston Maddox), Michael C. Hall (Brian Holt), Rudi Dharmalingam (Profesor Naveen Rao)

Director: Jim Mickle – Guión: Geoff Tock & Gregory Weidman

Trama: Filadelfia, 1988. Varias personas acaban de morir de manera simultánea y todas presentan los mismos rasgos: nada de sangre en su cuerpo y tres puntos rojos en el cuello, señal que fueron inoculados con algún tipo de veneno mediante una jeringa especial. Thomas Lockhart es un simple oficial de policía que ha descubierto dos de las escenas del crimen y ha encontrado el factor en común. Recibiendo el testimonio de una agresión similar en el camerino de un cabaret, Lockhart alcanza a encontrar a la víctima viva, la cual describe a su atacante antes de morir desangrada ante sus ojos. Iniciando una rápida e intensiva búsqueda policial, Lockhart logra dar con el agresor en una estación de metro, quien resulta ser una muchacha negra que le dice un montón de cosas íntimas y secretas sobre su vida personal antes de lanzarse a las vías del tren. Lockhart es premiado con un ascenso pero los sucesos del caso – y las revelaciones de la chica – le quitan el sueño… hasta 1997, año en que vuelven a cometerse crímenes similares. Aunque parezca una locura, Lockhart está convencido de que la asesina ha regresado… y cuando se la cruza – siguiendo una de sus pistas -, descubre que no ha envejecido en absoluto y que conserva la misma ropa que tenía cuando murió en 1988. La asesina logra escapar, no sin antes develar nuevos detalles secretos de la vida de Lockhart. Ahora es el 2006 y Lockhart es apenas una sombra del hombre que fuera: en la policía lo creen un loco y le han dado licencia siquiátrica, vive en un auto y sigue obsesionado con el caso, convencido que en ese año la misteriosa asesina reaparecerá. Y cuando lo hace, enorme será su sorpresa al descubrir de que se trata de una viajera del tiempo, la cual posee una misión cuya importancia y alcance escapa al entendimiento del renegado ex-policía.

Crítica: Ocultos por la Luna (2019)

Un gran director es como un gran mago: puede hacer maravillas con un truco malo (o un libreto que hace agua por todos sus costados). Es el tipo que atrae tu atención, te hace exclamar “wow!” mientras hace los pases mágicos y se manda alguna triquiñuela extra para sorprenderte, y que al final se deschava con un truco obvio, pero al menos le festejás el cómo supo crear momentum. Es como los chistes de Landriscina: bobos, pero largos y muy bien contados.

Eso es lo que hace Jim Mickle (Stake Land) con la premisa de In the Shadow of the Moon. Sip, es una de sci fi de Netflix y, nop, no es tan mala como uno podría presumir. Hay un gran misterio que rodea a la aparición recurrente (cada 9 años) de una asesina serial que mata gente por doquier con un aparatito de lo mas extraño. Al principio el policía callejero Thomas Lockhart descubre pistas que se le escapan a los demás y, en el primer ataque de la asesina (1988), logra detenerla, tirándola accidentalmente a las vías del subte mientras el tren pasaba a toda velocidad. Pero antes de morir la homicida le da un montón de datos de su vida privada, diciéndole que no será la última vez que se vean. Y cuando Lockhart asciende a detective (gracias a las revelaciones que hizo con el caso) y se topa con el mismo tipo de víctimas en el 2007, una sensación escalofriante le recorre la espalda. ¿Es la misma asesina?. ¿Cómo diablos puede ser la misma mujer si la juntaron en pedacitos hace 9 años?.

Como pasatiempo, In the Shadow of the Moon se deja ver. Hay suspenso y buenas actuaciones. En cambio como obra de ciencia ficción, es una de esas en donde los agujeros del libreto empiezan a crujir ni bien empiezan a hacer las revelaciones (alerta spoilers) de que la asesina viene del futuro – en una onda Doce Monos – a detener una masacre que ocurrirá en el 2044, y matando a sus responsables ideológicos en el pasado (una especie de logia supremacista)… aunque los datos que descubre Boyd Holbrook hablan de mas de 300 responsables y la mina solo asesina de a 4 o 5 en cada viaje; la estupidez de tener que matarlos con una toxina que se activa a distancia (por qué no un cuchillo o una pistola, dejaría menos rastros como para que Holbrook la siguiera); el tener que estar emparentada con el personaje de Holbrook, por innecesario que sea; la bobada de los senderos opuestos, donde la asesina empieza la limpieza en los años cercanos al atentado y va retrocediendo en el tiempo mientras Holbrook envejece y sigue las pistas; y toda la subtrama del viaje en el tiempo relacionado con la cercanía astral entre la Luna y la Tierra, incluyendo al científico indio (Raj?) que hace experimentos de todo tipo y que podría matar / dormir a Holbrook en vez de dejarlo escapar para que obstaculice el accionar de la asesina del futuro… son demasiados “pero” y cosas traídas de los pelos que no se plantea el espectador horas mas tarde después de ver el filme (pelicula de refrigerador, diría Hitchcock), sino que empiezan a saltar en el momento y en tu cara ni bien el personaje de turno empieza a vomitar explicaciones; es algo demasiado rebuscado y traído de los pelos que termina opacando el buen planteo que había hecho Mickle hasta ese entonces (fin spoilers).

Yo le diría que le de una oportunidad a Ocultos por la Luna, porque es interesante y entretenida. 80% de una buena película es mejor que 100% de una mala, así que no me indignaría con las revelaciones finales sino que disfrutaría todo el desarrollo previo, el que me pareció intrigante y original.