Crítica: Hellboy (2019)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2019: David Harbour (Hellboy), Sasha Lane (Alice Monaghan), Ian McShane (Profesor Broom), Milla Jovovich (Nimue), Daniel Dae Kim (Mayor Ben Daimio)

Director: Neil Marshall – Guión: Andrew Cosby, basado en el comic de Mike Mignola

Trama: Hellboy es enviado a Inglaterra para cooperar con el club Osiris, una sociedad secreta dedicada a combatir lo paranormal, el cual tiene problemas para cazar un gigante que está causando estragos en la campiña inglesa. Pero todo es una trampa y Hellboy logra sobrevivir por muy poco. Así es como se entera de la existencia de Nimue, la reina sangrienta, una poderosa bruja de la Edad Media que fuera desmembrada por el Rey Arturo y el mago Merlín, y cuyos restos fueron desperdigados por toda Gran Bretaña.  Y ahora hay una serie de conspiradores que están recolectando los miembros para volver a unirlos y revivir a Nimue. Y, según la leyenda, el poder de Nimue será tal que podrá doblegar a Hellboy y convertirlo en su mensajero del Apocalipsis, liberando los demonios del infierno y trayendo la perdición a la humanidad. Con sus aliados Hellboy deberá evitar que Nimue compla su plan mientras lucha con sus propios demonios internos, la dualidad de ser criado por un humano en la senda del bien y su naturaleza biológica infernal que parece predestinarlo a un futuro de destrucción y muerte.

Crítica: Hellboy (2019)

Durante una hora Hellboy 2019 es estúpida y moderadamente entretenida – si uno se olvida de que existen las películas de Guillermo Del Toro -… hasta que se enloquece y comienza a vomitar un disparate tras otro a una velocidad pasmosa. Sip, todo se va al garete cuando Merlín reaparece en escena, cuenta el vínculo entre Hellboy y Excalibur – la mítica espada del Rey Arturo -, y termina por hacer mutis por el foro. No sólo se deshace el débil hilo de coherencia que sostenía al relato, sino que todo se transforma en una sucesión interminable de deus ex machinas y momentos dramáticos mal cocinados. Cuando debe exudar toda su maldad como villana, Milla Jovovich sólo demuestra lo limitado de su rango actoral – imaginen a Cate Blanchett en el mismo rol (a lo Hela como en Thor 3) y verán lo abismal de su performance -. Los efectos especiales se vuelven aún más crudos y nada tiene sentido. Al menos hay un demonio gigante que tiene patas como agujas y va empalando gente como una brochette mientras deambula por las calles de un Londres infernalmente apocalíptico; debe ser lo único memorable que deja la película.

Debo admitir que no soy un super fan de las versiones de Del Toro sobre Hellboyno es que estén para nada mal, pero nunca me llamaron la atención como para verlas de nuevo -. Hellboy era (y será) Ron Perlman, estaba Abe Sapien, la novia con poderes (Selma Blair!) y el papá John Hurt, que era sentimiento puro y honesto por el hijo del diablo que había redimido y criado como propio. En cambio, los que aparecen acá parecen impostores. Aunque Ian McShane es un actor con rango, carece de la calidez de Hurt. Hay una morena que contacta los espíritus y es un pálido remedo de Selma Blair. Abe Sapien no está, y el Hellboy de David Harbour es como un adolescente que vio demasiadas películas mediocres de acción de los 80s – onda Chuck Norris o Steven Seagal – ya que siempre tiene un latiguillo de mala calidad a mano a la hora de las escenas de acción. Teóricamente esto es un reboot y éste es un Hellboy más joven pero… ¿a quién diablos le importa?. Los que escribieron esto no tenían idea del público al cual apuntaban; si era a los fans de los filmes de Del Toro, la gente los repudiaría porque el tono es mucho más crudo y la pantalla chorrea sangre y tripas, cosa que no pasaba en las películas del mexicano; si es para un público nuevo, el script está tan mal armado que arranca en medio de un universo y de un conflicto sobre el cual no se explica nada – ya está todo en marcha – y, como al pasar, vemos cómo llegó Hellboy al mundo pero no el por qué existe una agencia paranormal del gobierno que usa al hijo del diablo como su ariete para luchar contra amenazas sobrenaturales que se ciernen sobre la raza humana. Ni siquiera creo que queden satisfechos los fans del comic, ya que la historia va a las apuradas y no genera ni un momento dramático o de tensión que resulte mínimamente memorable.

Entonces lo que tenemos es un comic puro, en el más mediocre sentido de la palabra. La culpa la tiene Mike Mignola, creador del personaje, que acá metió manos en la masa con mayor control creativo… lo que no siempre se traduce en un producto cinematográfico satisfactorio. Era como le pasó a Frank Miller con Sin City 1 y 2 y The Spirit, tipos preocupados por la estética y la fidelidad al original… pero lo que funciona en un comic no necesariamente funciona en una película y por eso se precisa una adaptación que pode lo ridículo, adecúe los tiempos del relato y logre crear momentos para que el público se enganche. Si no, tenés a un tipo enamorado de su prosa que no quieren que le corten ni una palabra ni una escena ni un personaje, y con lo cual el filme solo le funcionará para él pero no para el resto de la humanidad. Es lo que ocurre con esta versión la cual, para colmo, está plagada de efectos especiales que se alternan entre lo mediocre y lo espantoso. Las criaturas se ven mayormente estúpidas (salvo los demonios gigantes del clímax; ¿por qué no diseñaron igual al resto?), e incluso hay un jabalí parlante que parece salido de Duke Nukem 3D. Al menos el diseño y los movimientos de Baba Yaga (una bruja deforme que se mueve como una araña) pareciera salvar por un momento las papas del fuego y amenazan con convertir a la película en algo interesante.

Si éste filme no fue dirigido por Del Toro, es porque – por alguna extraña razón – la sensibilidad artística de Del Toro jamás se traduce en grandes números de taquilla. Incluso su proyecto más flagrantemente comercial – como fue Pacific Rim – llegó con lo justo a la categoría de blockbuster, haciendo apenas 400 millones de dólares y la mayoría de ellos en el mercado internacional. De los filmes de Hellboy, el capítulo 2 apenas llegó a 160 palos verdes. Es por eso que el capítulo 3 quedó en el limbo durante más de una década, hasta que Mike Mignola se hizo cargo, redactó el libreto y puso a Neil Marshall – de Dog Soldiers y El Descenso – a cargo. Le puso más sangre y tripas, le dió un humor más crudo y adolescente y, aún con todos esos cambios, recaudó menos que la primera película de Del Toro. A uno le da la impresión que la saga debería haber seguido con el mexicano no solo por su altura artística sino porque es una serie que precisaba constancia – que es lo que pasó con John Wick, que recaudaba un pucho más con cada entrega, basando su fama en el boca a boca -; pero Del Toro tiene las manos metidas en muchas canastas (proyectos) y ya es un director de talla como para insistir con algo tan comercial como esta serie. Pero el combo de Mignola y Marshall resultó peor, simplemente porque no funciona. Un caso de coherencia mínimo – como que el resto del mundo no sepa de la existencia de Hellboy – es tirado por la borda en menos de los cinco minutos iniciales, ya que el tipo anda a cara descubierta por todos lados, e incluso se toma un vuelo comercial para llegar a Inglaterra (!). Nada que ver con las capuchas gigantes, los operativos nocturnos y el férreo control de la prensa que tenía la agencia ultrasecreta que controlaba a Hellboy y que aparecía en los filmes de Del Toro.

Esta versión 2019 fue manufacturada a las apuradas y por pura codicia, por el deseo de prenderse al tren taquillero de superhéroes comenzado por Marvel. Pero el resultado es abrumador, ya que no deja satisfecho a nadie. Se ve barata y sin gracia, plagada de impostores, y carente de magia. Ni siquiera como entretenimiento básico funciona, ya que se degrada aún mas con cada minuto de proyeccion y cada vez que intentan explicar por qué pasa lo que pasa. No, no llega a ningún lado y es frustrante porque, con un poco mas de cuidado podía dar lugar a un entretenimiento aceptable. Así como está, es ofensivamente obtusa e inmediatamente olvidable.

HELLBOY

Hellboy (2004) – Hellboy II: El Ejército Dorado (2008). Hellboy (2019) es un reboot de la saga, dirigido por Neil Marshall