Crítica: Godzilla: Minus One (2023)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

5 atómicos: excelenteJapón, 2023: Ryunosuke Kamiki (Koichi Shikishima), Minami Hamabe (Noriko Oishi), Sakura Ando (Sumiko Ota), Kuranosuke Sasaki (Seiji Akitsu)
Director: Takashi Yamazaki – Guionista: Takashi Yamazaki

Recomendación del Editor

Trama: Koichi Shikishima es uno de los últimos pilotos kamikaze en los días finales de la Segunda Guerra Mundial. La derrota del Japón es inminente, y Shikishima simula un desperfecto en su avión suicida para aterrizar en el aeródromo secreto de la isla Odo, donde preparan los últimos cazas cargados de bombas para cumplir con sus misiones kamikaze. Shikishima tiene terror a morir y piensa que su esfuerzo es en vano, aunque cree que no cumplir su misión es una deshonra a la patria. Mientras permanece en Odo, un dinosaurio los ataca y mata a casi todo el personal. Solo un mecánico y Shikishima logran sobrevivir. Ahora Shikishima ha regresado a Tokio y vive entre los escombros de la ciudad. Se ha topado con una vagabunda, Noriko, la cual carga un bebé cuya familia ha muerto en los bombardeos norteamericanos a la ciudad. Entre los tres forman una familia ensamblada, y aunque no tienen una relación romántica, los tres se necesitan para no estar solos y poder sobrevivir. La comida escasea, las enfermedades abundan y hay poco trabajo. Shikishima apenas logra obtener un empleo por demás de peligroso: ir en una vieja barcaza de madera por todo el puerto de Tokio para recuperar (o destruir) las 60.000 minas marinas que japoneses y norteamericanos plantaron durante la guerra. Pero en uno de esos días de trabajo se topan con un destructor norteamericano destrozado. El daño no es fruto de una escaramuza de guerra, sino que parece destrozado a zarpazos. A los pocos instantes surge una criatura colosal que Shikishima identifica como Godzilla – el nombre que los locales de la isla de Odo le dieron al dinosaurio que los atacó en 1945 -. Pero ahora Godzilla es gigantesco y, debido a las pruebas atómicas, se ha convertido en una criatura mutante con aliento radiactivo. Sobreviviendo a una feroz persecución, Shikishima y un grupo de ex marinos trazan un plan para detener a Godzilla, ya que los ataques a Tokio son incesantes y más destructivos que la propia guerra. Con el gobierno desmilitarizado por completo – y con los norteamericanos retirándose del conflicto, porque una mayor presencia militar solo escalaría la tensión con la comunista Unión Soviética -, los japoneses están solos y por su cuenta, y sólo una fuerza civil puede detener al monstruo. Y será la prueba de fuego para que Shikishima pueda suprimir las pesadillas que lo atormentan todas las noches y tenga, por fin, la oportunidad de cumplir con la sagrada misión de morir por su país.

Crítica: Godzilla: Minus One (2023)

Godzilla: Minus One (Godzilla: Menos Uno, en español) es el mejor filme de toda la saga de la gran G desde el original de 1954. El título del filme es meramente matemático: si el Godzilla de 1954 de Ishiro Honda es el Punto Cero de la saga, este filme – al estar ambientado en 1945 – es previo y su numeral es negativo (o, como podrían haberle puesto, Godzilla Año Uno Antes de HondaAH – como Antes de Cristo).

Godzilla: Minus One es brillante por muchas razones. La principal es que la historia de la gente realmente es importante – las personas no son meros decorados que narran al público lo que el kaiju está haciendo en pantalla, o mueren aplastados bajo una de sus enormes patas -. Segundo, es la primera vez que veo un filme japonés que cuestiona la Segunda Guerra Mundial en vez de glorificarla. Cada nación tiene su idiosincrasia y, desde que tengo uso de razón (y veo películas japonesas), siempre me he cuestionado por qué rayos los nipones no critican su participación en la Segunda Guerra. Por el contrario, hay señales alarmantes y contradictorias, desde hacer las biopics de almirantes japoneses, convertir al gigantesco acorazado Yamato (un mamotreto inútil, de importancia más simbólica que real) en una nave espacial, o incluso tener un anime tan disruptivo como Panzer Girls. Digo: si vos vivieras en Alemania y filmaras una película donde el héroe tripula un Panzer Tiger o venerara las acciones de Rommel, la gente prendería fuego el cine y te acusaría de nazi. Siempre me ha dado la impresión que la cultura japonesa está convencida de la guerra la perdieron porque tuvieron que detenerlaso pena de someter a todo el Japón a un Holocausto Atómico después de Hiroshima y Nagasaki -, y no por que fueron derrotados, o por todo el mal que le hicieron a todos los países que invadieron, sometieron y esclavizaron de acuerdo a la posición expansionista del generalato de aquél entonces (por favor, vean Hombres Detrás del Sol para enterarse que los japoneses no se quedaban atrás respecto sus pares alemanes en cuanto a crueldad con los países sometidos). Para los japoneses de Godzilla: Minus One la guerra fue mala, los kamikazes fueron producto de una decisión inútil e innecesaria que sólo desperdició a la juventud que era necesaria para reconstruir al Japón ante la derrota que era inevitable, y el gobierno solo vive manipulando lo que debe decir y hacer el pueblo. Ciertamente no hunde el cuchillo a fondo como debiera, pero es sorprendente y refrescante ver a alguien que se anima a levantar la voz y decir que todo lo que pasó estuvo mal.

Koiji Shikishima es un kamikaze con temor a la muerte. Inventa una excusa para aterrizar su avión saturado de explosivos en la isla de Odo (una isla ficticia que inventaron para el filme de 1954) donde hay un pequeño aeroparque con mecánicos dispuestos a resolver los problemas para que los pilotos puedan cometer su noble sacrificio en nombre de la patria. Shikishima cree que su sacrificio será inútil, no está preparado para irse de este mundo en una llamarada de gloria. Es en ese entonces cuando se cruzan con un dinosaurio que mata a casi toda la base. Él y el jefe de los mecánicos sobreviven, y no pueden dar crédito a lo que ven sus ojos. Los locales lo llamas Godzilla, una criatura que ataca las islas locales y cuyo origen es desconocido. Mide apenas una decena de metros, pero es aterrador y letal.

Cuando Shikishima vuelve a la isla principal, la guerra ha terminado. Él vive en Tokio, la cual es una urbe arrasada hasta los cimientos por los interminables bombardeos de los norteamericanos. A duras penas ha logrado hacerse un ranchito con todo lo que pudo encontrar entre los escombros, y ahí se topa con una chica tan harapienta como él, la cual está robando comida porque tiene una beba que alimentar. Pero la beba no es de ella; es una huérfana que ha rescatado de una casa arrasada.

Así que esos tres van a vivir juntos, comiendo raciones y escarbando la basura. Es 1946 y las cosas no han mejorado mucho. No hay calles, la gente está famélica, apenas hay trabajo y los trabajos de reconstrucción van muy lentos. Shikishima, la chica y la nena forman una familia ensamblada. No hay interés romántico entre ellos, sólo la soledad y la necesidad de sobrevivir. Pero el tiempo pasa, Shikishima se consigue una motito y consigue trabajo en el puerto – uno indeseable, por cierto: limpiar la bahía de Tokio de las 60.000 minas marinas puestas por americanos y japoneses en el fragor de la guerra -. Mientras Noriko, la chica, consiguió un puesto en la ciudad cercana de Gainza. Los bombardeos no han tratado con tanta crueldad a Gainza, no era un objetivo estratégico, así que la mayor parte de la ciudad está entera. Mientras a la nena la dejan con una vecina meterete que ha perdido su familia en la guerra, y que le reclama a Shikishima la cobardía de no haber cumplido su misión de kamikaze.

Ciertamente la primera media hora de Godzilla: Minus One tiene momentos que te hacen crujir los dientes. Es el tema de los dramas japoneses, donde la gente grita y exagera hasta el borde de lo ridículo. Shikishima tampoco es el personaje más empático del mundo. Vive atormentado por no haber muerto en combate, y por visiones de la masacre de Godzilla en la isla de Odo. Llora por los rincones, se agarra la cabeza, reniega de su pasado. Cuando sube a bordo de la lancha de madera con la cual van a despejar las minas – no puede tener casco de metal porque las minas imantadas se pegarían en dos segundos al barco y lo haría volar por los aires -, logra formar una barra de amigos. El jefe de ellos es un personaje genial, un tipo que hace las veces de la voz del director y que vive cantando la justa a cada momento. Que ir a volar minas con una carcacha es una locura, que la guerra fue un desastre, que el gobierno es un mentiroso empedernido y no tiene más credibilidad. Así que con la barcaza salen al mar, munidos de una ametralladora y una grúa. Con un ancla desenganchan las minas atadas al fondo del mar y después las desmantelan o las hacen volar a balazos.

Una de las mejores cosas de Godzilla: Minus One es lo increíblemente atada a la realidad que es la historia y los personajes. No hacen estupideces, encuentran soluciones lógicas y, cuando deben hacer algo arriesgado, está respaldado por un montón de explicaciones razonables. En la tripulación va  un experto que era de la marina, que es el que da la explicaciones científicas del caso. Con el libro de historia en la mano, el director Takashi Yamazaki te explica por qué pasa lo que pasa en el Japón arrasado de la postguerra. No hay militares, fuerza aérea o naval. Hay una tutela militar norteamericana que no quiere meter demasiado los pies en el plato porque los soviéticos están cruzando el canal y observando qué hacen los yanquis en tierra nipona. Y cuando se topan con Godzilla, la historia es demasiado increíble como para que los soviéticos se la traguen y no piensen en que Japón se rearma o que USA está acumulando fuerzas navales a lo pavo en la zona, algo que escalaría las cosas en la incipiente Guerra Fría.

Es en ese momento cuando aparece Godzilla. El que todos conocemos. El de look moderno, cara de gato y enorme como un rascacielos. Si uno se quejaba que Gareth Edwards te daba 20 minutos de Godzilla en el filme del 2014, esperen a ver Minus One. No llega a 11 minutos de la Gran G en pantalla. Pero, lo que te puedo asegurar con una mano sobre la Biblia, es que son escenas memorables. ¿Cuántos filmes de Godzilla han dejado recuerdos imborrables en tu mente?. ¿Los afortunados que vieron la versión 1954?. Pues Minus One es una especie de versión 1954 2.0 y recargada de esteroides. Hay básicamente cuatro escenas de Godzilla: al principio, atacando el aeródromo de Odo. Luego, cuando la barcaza de Shikishima se topa con el kaiju (luego de encontrar un destructor norteamericano deshecho), que me recuerda mucho a Tiburón, cuando Robert Shaw y sus asociados debían escapar a duras penas del escualo enorme que los perseguía para matarlos. Acá Godzilla es un asesino serial, sus ojos destilan locura y, cuando ve un objetivo, no ceja un segundo hasta destruirlo. La escena de la barcaza es tensión pura con un final fenomenal. Y luego está el ataque a Gainza. Está plagada de homenajes a la versión 1954, desde Godzilla con un tren en la boca hasta derribando una torre donde unos periodistas transmiten en vivo el ataque. Y, lo mejor de todo, es que este Godzilla está vivo. No es mas un tipo en traje de goma o el mamotreto digital estático de Shin Godzilla. Es un animal ágil, gigantesco y devastador que ruge con alma y vida y destruye todo de la manera más espectacular posible. Aplasta gente, le tira edificios encima. Es el mejor ataque kaiju desde las épocas del Gamera de Shusuke Kaneko, influencia palpable en cada escena. Cuando Godzilla lanza una bocanada, ésta es atómica, no simplemente energía o fuego. La bocanada explota como una mini bomba nuclear. En uno de los momentos más dignos de pausa del filme está Godzilla rugiendo en medio de la ciudad arrasada con un hongo atómico detrás. Es tan icónica como cuando Indiana Jones sobrevivía la prueba nuclear en El Reino de la Calavera de Cristal y juntaba su fedora frente al hongo nuclear del desierto de Nevada.

Y por último está la cacería. Como no hay fuerzas militares, se trata de un grupo de voluntarios civiles, la mayoría ex marinos, los cuales se suben a destartalados cruceros y van a tenderle una red a Godzilla. No hay soluciones de ciencia ficción, pero inventan algo que científicamente se ve mas realista que el clásico Destructor de Oxígeno de la versión 1954. Y si no hay una super nave tipo la Super X, al menos hay un prototipo de caza que usa Shikishima para ofrecerse como cebo humano y llevar a Godzilla a la zona de la trampa. El filme está plagado de reinterpretaciones de temas, escenas y clichés de la saga, desde un punto de vista mucho mas realista y fresco.

Godzilla: Minus One es un filme formidable. Está a la par, o incluso puede que sea superior al clásico de 1954. Asocia definitivamente a Godzilla con el holocausto atómico. Pero, sobre todo, parece encarnar el espíritu de la guerra y la muerte, el cual persigue a Shikishima para que cumpla con su destino final, dar su vida por su patria. Es como la revancha para los japoneses; el deseo de derrotar a aquello que amenaza su futuro y sus complicados sueños de reconstrucción como nación. Para que Japón renazca, Godzilla debe morir. El tema es, si la valentía de un pueblo será suficiente para matar a un Dios del tamaño de un rascacielos.

LA SAGA DE GODZILLA

Los filmes de la saga de Godzilla son: Godzilla (1954), Godzilla Raids Again / Gigantis the Fire Monster (1955), Godzilla, Rey de los Monstruos! (1956), King Kong vs Godzilla (1962), Mothra vs Godzilla (1964), Ghidorah the Three-Headed Monster (1965), Monster Zero (1965), Godzilla contra los Monstruos del Mar (1966), Son of Godzilla (1968), Destroy All Monsters (1968), Godzilla’s Revenge (1969), Godzilla vs Hedorah (1971), Godzilla vs Gigan (1972), Godzilla vs Megalon (1973), Godzilla vs Mechagodzilla (1974), Terror de Mechagodzilla (1975), Godzilla 1985 (1984), Godzilla vs Biollante (1990), Godzilla vs King Ghidorah (1991), Godzilla vs Mothra: La Batalla por la Tierra (1992), Godzilla vs Mechagodzilla (1993), Godzilla vs Space Godzilla (1994), Godzilla vs Destoroyah (1995), Godzilla 2000 (1999), Godzilla vs Megaguirus (2000), Godzilla, Mothra and King Ghidorah: Giant Monsters All-Out Attack (2001), Godzilla Against Mechagodzilla (2002), Godzilla: Tokyo SOS (2003), Godzilla: Final Wars (2004), Shin Godzilla (2016), Godzilla: Minus One (2023). Godzilla (1998) es la versión americana dirigida por Roland Emmerich; Godzilla (2014) es el reboot norteamericano dirigido por Gareth Edwards. Godzilla II: El Rey de los Monstruos (2019) es su secuela. Godzilla vs Kong (2021) completa la saga. – ¿Qué es el Kaiju Eiga? es un artículo que reseña los inicios y la historia del género japonés de monstruos gigantes.