Crítica: Un Enemigo Entre Nosotros (The Enemy Within) (1994)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

2 atómicos: regularUSA, 1994: Forest Whitaker (Coronel MacKenzie ‘Mac’ Casey), Sam Waterston (Presidente William Foster), Dana Delany (Betsy Corcoran), Jason Robards (General R. Pendleton Lloyd), Josef Sommer (Secretario de Defensa Charles Potter), George Dzundza (Jake)

Director: Jonathan Darby – Guión: Darryl Ponicsan & Ron Bass, basados en el libreto de Rod Serling del filme de 1964 Siete Días de Mayo

Trama: El coronel MacKenzie Casey trabaja en el Pentágono, a las órdenes del General R. Pendleton Lloyd, jefe de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos. Un día Casey ve en la pantalla de una computadora de su sector un cuadro compuesto por nombres y números; intrigado, le pregunta al operador de qué se trata y éste le dice que es un esquema de apuestas deportivas que Lloyd hace con otros altos oficiales de la fuerza, y cuyos resultados se conocerán en una semana. Pero a Casey los datos no le cierran, especialmente cuando recibe la noticia de un faltante de municiones en una destacamento bajo su mando… número que coincide con uno de la lista de apuestas. Pronto chequea que las cifras coinciden con tropas con orden de movilización hacia Washington y las principales ciudades de Estados Unidos, así como totales de armamento y munición reservado. Las cifras son muy altas para tratarse de una práctica así que le informa al General Lloyd, pero éste le resta importancia al asunto. Con Betsy Corcoran como secretaria en la Casa Blanca – una vieja amiga de cuando empezó en el ejército -, Casey pide una cita secreta con el Presidente de Estados Unidos William Foster. Aunque sólo es una corazonada, Casey le informa al Presidente que una masiva movilización de tropas tendrá lugar el fin de semana. Y esa información confirma lo que Foster tanto temía: que su última medida de gobierno – un recorte masivo de 60.000 millones de dólares en gastos de defensa – ha incomodado tanto a los militares que están considerando seriamente dar un golpe de estado y sacarlo del poder. Foster no es popular, tiene imagen de blando y los militares creen que, sin esos fondos, el país estará indefenso frente al ataque de una potencia extranjera. Sin nadie mas en quien confiar, el Presidente le da la orden a Casey de reunir pruebas para poner en evidencia al general Lloyd. Y para ello Casey deberá apelar a recursos de todo tipo… incluyendo a la ayuda del servicio secreto ruso, antiguos enemigos de Norteamérica, que ven con incomodidad cómo se está armando el complot y temen que el poder caiga en manos de fanáticos que pongan en peligro la paz mundial.

Crítica: Un Enemigo Entre Nosotros (The Enemy Within) (1994)

Aunque Un Enemigo Entre Nosotros / El Enemigo Interno suena como una de aliens camuflándose como humanos y preparándose para tomar por asalto la Tierra, no es mas que la remake de HBO de Siete Días de Mayo (1964), el brillante filme de John Frankenheimer que figura como capítulo intermedio de los que los críticos llaman su “trilogía paranoica” acompañada por The Manchurian Candidate / El Embajador del Miedo (1962) y Seconds (1966) -.

En los 80s y 90s la cadena HBO trazó una línea editorial para hacer filmes cuasi documentales y ficciones que tuvieran un tinte histórico / político. Ese develamiento de los mecanismos internos del poder (y la seriedad de la puesta en escena) terminaron por fascinar al público y le dieron renombre a la señal de cable, lanzando desde biopics de  Mandela, Roy Cohn o el periodista Edward R. Murrow (el primero que le hizo frente al Macartismo),  hasta ficciones como Misiles al Amanecer (sobre una posible crisis nuclear, la cual tenía una estructura muy parecida a Dr. StrangeloveFail-Safe), Fatherland (sobre un mundo alternativo donde los nazis ganaron la Segunda Guerra Mundial) o Flashpoint (sobre dos alguaciles que encuentran un jeep abandonado en el desierto con los restos del verdadero asesino de John Fitzgerald Kennedy). Esa línea continúa al día de hoy ya que tenemos miniseries como Chernobyl o El Complot Contra América, con un racista Charles Lindbergh (legendario héroe de la aviación que cruzó el Atlántico solo en 1927) ganando la presidencia de Estados Unidos e impidiendo que USA entrara en la Segunda Guerra Mundial en un versión alternativa de la historia.

En todo ese mix cae The Enemy Within, la cual dista de ser la producción mas brillante de HBO. El principal problema es que Siete Días de Mayo es un producto propio de la Guerra Fría – los Estados Unidos firman un tratado de desarme nuclear con los soviéticos y el jefe de las fuerzas armadas considera que esto es un acto de traición, dejando a la Nación desnuda e indefensa frente al enemigo declarado, lo cual lo lleva a conspirar con otros militares y políticos desencantados para dar un golpe de estado -, y estaba orquestada por una troupe de talentos imposible de replicar: guión de Rod Serling (el creador de La Dimensión Desconocida y un escritor de la hostia), dirección de Frankenheimer (en el mejor momento de su carrera), y un cast de lujo compuesto por Burt Lancaster, Kirk Douglas y Frederic March.

Pero, a menos que conserves el setup de la década del 60 y las tensiones de la Guerra Fría, el argumento resulta casi imposible de adaptar a los tiempos modernos, simplemente porque el mundo ha cambiado (es lo que ocurrió con la remake 2000 de Fail Safe de Stephen Frears, que no cambió una coma del guión original y la recreó como producto de época). Para mediados de los 90s la Unión Soviética no existía mas, las tensiones políticas bajaron, y la perspectiva de una guerra nuclear era prácticamente nula. Entonces lo que inventan los libretistas de la remake de HBO es simplemente un berrinche: como el presidente no les autoriza una partida extra de 60.000 millones de dólares para gastos de defensa, entonces es necesario deponerlo y el jefe de las fuerzas armadas se pone en campaña para unir fuerzas con políticos y militares desencantados. El libreto ni siquiera tiene el sentido común de exponer cuáles podrían ser las posibles amenazas a la seguridad nacional en semejante contexto como para justificar que la desfinanciación de las fuerzas armadas es un serio error de seguridad nacional. A lo sumo lo que tira al pasar es que el presidente es un blandengue (onda Jimmy Carter) y está en una etapa de baja popularidad, con lo cual su remoción va a ser aplaudida por medio mundo.

No sólo la causa del conflicto suena banal, sino que la adaptación mete otros cambios que no terminan de cuajar. El coronel Casey (el personaje de Kirk Douglas) ahora es un moreno agrio y antipático (Forest Whitaker), plagado de problemas familiares que no le interesan a nadie – su esposa desconfía de que tenga un amorío por sus salidas imprevistas a medianoche; su hijo fue sorprendido robando y ahora van a terapia familiar -. El general Lloyd (la nueva versión del personaje de Burt Lancaster que ahora encarna Jason Robards) es un viejo avinagrado estoico y anticuado, más un burócrata senil que el brillante estratega populista que encarnaba Lancaster en el filme original. Y Sam Waterston hace el papel que Sam Waterston siempre hace: un pusilánime de buena dicción y cero carácter, el cual está a años luz del firme moralista que era Frederic March en la versión 1964. Ni siquiera posee estatura intelectual, sino que sólo presiona para que Whitaker le resuelva los problemas por sí solo. Hay algunas persecuciones y tiroteos que son tan genéricos que apestan, y ni siquiera hay un duelo de intelectos como la espectacular discusión que March y Lancaster tenían cara a cara en el original. Ni siquiera Waterston roza de manera mínima la estatura heroica de March en el clímax del filme de 1964, el cual acá se reduce a una pavada resuelta en dos minutos y sólo por el sacrificio de un solo hombre.

The Enemy Within es una remake tan blanda y aguada que es un insulto mencionar que está inspirada en el libreto de Rod Serling. No hay tensión, las motivaciones de los conspiradores son vacías, todo termina siendo un thriller genérico que carece del brillo intelectual del filme original, plagado de discursos ardientes y firmes posiciones políticas. La única sorpresa que da el libreto es que la caballería resulta ser la inteligencia rusa (encarnada por George Dzundza), el cual le provee datos a Whitaker como para flanquear a los conspiradores y anticipar sus movidas – un recurso que me hace acordar a las jugadas de ajedrez que el Coronel Stok mantenía con Harry Palmer en la saga de películas con Michael Caine de la década del 60, en donde estimulaba a que el espía inglés le hiciera el trabajo sucio sin darse cuenta -, ya que no quieren un Estados Unidos en manos de una dictadura militar.

Con un director desconocido, libretistas mediocres y un casting mal hecho (buenos actores pero en papeles inadecuados), The Enemy Within es un desperdicio de tiempo. Solo vale la pena verla para los completistas, los que recuerdan de memoria el original de Serling y Frankenheimer y quieren ver de qué manera la han c… con esta versión. Como diría Don Corleone: “miren lo que le hicieron a mi muchacho”(!).

LA “TRILOGÍA PARANOICA” DE JOHN FRANKENHEIMER

El Embajador del Miedo (1962) – Siete Días de Mayo (1964) – El Otro Señor Hamilton (1966). The Enemy Within (1994) es una decepcionante remake de Siete Días de Mayo, producida por HBO.