Crítica: Asteroid City (2023)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

3 atómicos: buenaUSA, 2023: Jason Schwartzman (Augie Steenbeck), Scarlett Johansson (Midge Campbell), Bryan Cranston (anfitrión), Edward Norton (Conrad Earp), Jake Ryan (Woodrow Steenbeck), Tom Hanks (Stanley Zak), Jeffrey Wright (General Grif Gibson), Adrien Brody (Schubert Green)

Director: Wes Anderson – Guión: Wes Anderson

Trama: Los años 50. El fotógrafo Augie Steenbeck y sus hijos llegan con anticipación a un pueblito perdido en el desierto – llamado Asteroid City -, en donde todos los años dan premios a adolescentes destacados por sus proyectos científicos. Su hijo mayor está nominado así como la hija de Midge Campbell, una estrella cinematográfica de gran renombre. Entre ambos nace una relación por compasión – Augie ha enviudado recientemente; Midge se siente sola y se dedica exclusivamente a su carrera -. Mientras, mas y mas gente llega al lugar. Los premios serán entregados por el general Grif Gibson, una formalidad que le molesta y que desea terminar cuanto antes. Al celebrar la ceremonia en el cráter provocado por el impacto de un asteroide hace 5.000 años – y que da nombre al lugar – los asistentes contemplan como un plato volador baja de los cielos, desciende un alien y se roba el asteroide de marras. Gribson se vuelve paranoico y pone el lugar en cuarentena, y al estar encerrados tanto tiempo en un solo lugar, las vidas de estos personajes comienzan a cruzarse de una manera u otra. Mientras tanto está el dramaturgo Conrad Earp escribiendo la trama de la obra, pero varios actores se salen de escena y le piden cambios al libreto o que les explique las motivaciones de sus personajes. Y, por otra parte, hay un anfitrión que explica el cómo fue escrita la obra… aunque el presentador a veces se confunda y se mezcle en el plano de alguna de las dos historias.

Crítica: Asteroid City (2023)

No soy seguidor de Wes Anderson. Lo suyo es demasiado excéntrico, bastante snob y me supera – es como un chiste de científicos que sólo los científicos entienden y festejan; exige un nivel de cultura previo como para entenderlo (como reconocer cuando alguien canta una canción de David Bowie en portugués y con ritmo de Bossa Nova) -. Creo haber visto hace siglos The Royal Tenenbaums, recuerdo haberme aburrido como una ostra con La Vida Acuática de Steve Zissou, y ahora me toca Asteroid City. La peli combina cosas que me encantan – los cincuentas; la cultura atómica de la época; aliens; elencos multiestelares – así que bien le correspondía darle una mirada.

Es un filme que no va a ningún lado; funciona como un compilado de sketches – algunos más ingeniosos o graciosos que otros – pero sin una historia central firme, ni siquiera un propósito definido. Hay una excusa como para reunir a un montón de actores famosos en un pueblito perdido en el desierto que está cercano a la zona de testeo atómico de Las Vegas (onda The Atomic Cafe), y con la atracción local de tener un cráter de meteorito que data de hace 5.000 años. En el medio hay una trama meta, que es cómo el escritor redactó la obra, eligió al director y fueron seleccionados los autores… un detalle que podía haberse podado olímpicamente sin alterar la trama. En realidad el 70 % de la trama se podía haber cortado sin miramientos ya que una parva de actores famosos aparecen dos minutos, dicen un par de líneas, y desaparecen de la historia o su presencia carece de relevancia alguna. Por ejemplo hay un contingente escolar que dirige Maya Hawke y que carece de utilidad alguna, o una banda country con Rupert Friend que están de adorno. Si algo funciona como una especie de trama central es la historia del fotógrafo que recientemente enviudó, se ve como Stanley Kubrick, y se enamora (por decirlo de alguna manera) de una estrella de cine tipo Marilyn Monroe que está de paso ya que en el pueblito todos los años hacen un concurso para científicos adolescentes y otorgan una beca (y su hija es una de las nominadas). En el medio hay científicas disparatadas, niños sabelotodo, dueños de motel demasiado serviciales, un suegro antipático, un narrador que a veces la pifia de escena, un generalote que encarna la burocracia militar, otros padres de chicos nerds y el mecánico del lugar. Tanta gente deambula por ahí e interactúa sin demasiado propósito como si fuera una de Robert Altman, sólo que la gente hace pausas y los diálogos no se superponen. En el medio de todo esto aparece un OVNI, se baja un marcianito muy simpático y se roba el asteroide que le da nombre (y orgullo) al pueblo.

No puedo negar que hay un par de momentos graciosos – el patrullero que persigue interminablemente a unos pandilleros durante meses y siempre pasan por el pueblo; el alien; las estupideces que hacen los militares para aislar la zona y evitar que se difunda la noticia del contacto extraterrestre -, el resto pasa por un humor zumbón, y definitivamente hay momentos muertos en la narración en donde la cosa se pone muy experimental como es toda la historieta con el dramaturgo, el director y los actores detrás de cámaras. Parece una de Woody Allen – donde los actores van y laburan gratis solo por actuar con un gran director – pero con menos gracia, puros tonos de color pastel y color naranja a más no poder. Es un filme indulgente, ciertamente, no exento de algunas cosas interesantes pero que te demanda un humor muy especial para tolerarlo. No es para cualquiera y, por lo que veo en las reseñas del público, ni siquiera a los fans de Wes Anderson les termina de cerrar. Quizás sea el caso de un director encerrado en su propio nicho, cuyas innovaciones ahora han pasado a la categoría de cliché (¿se acuerdan de John Woo y las palomas que volaban cada vez que había una balacera?) y no sabe cómo escapar de allí. Está su marca – en lo visual, en la trama excéntrica, en el humor casi subliminal – pero le faltan vitaminas a la historia, por lo menos como para darle un propósito y hacerla llegar a algún lado en vez de ser un festival de gags tibios, ocurrencias raras y cameos de gente famosa.