{"id":11985,"date":"2017-09-14T17:37:53","date_gmt":"2017-09-14T17:37:53","guid":{"rendered":"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/tierra-faraones\/"},"modified":"2019-08-19T17:55:42","modified_gmt":"2019-08-19T20:55:42","slug":"tierra-faraones","status":"publish","type":"page","link":"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/tierra-faraones\/","title":{"rendered":"Cr\u00edtica: Tierra de Faraones (1955)"},"content":{"rendered":"<p style=\"text-align: center;\">\n<h2><a href=\"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/criticas-1910-1959\/\">Volver al \u00edndice de cr\u00edticas por a\u00f1o<\/a>\u00a0\/ una cr\u00edtica del film, por <a href=\"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/nuestra-critica\/\">Alejandro Franco<\/a><\/h2>\n<p><img decoding=\"async\" loading=\"lazy\" class=\"size-full alignright\" src=\"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/wp-content\/uploads\/atomicos-4.webp\" width=\"200\" height=\"40\" \/> <strong>USA, 1955: Jack Hawkins (fara\u00f3n Keops), Joan Collins (princesa Nellifer), Dewey Martin (Senta), Alex Minotis (Hamar), James Robertson Justice (Vashtar)<\/strong><\/p>\n<p><strong>Director: Howard Hawks, Gui\u00f3n: Harold Jack Bloom, William Faulkner &amp; Harry Kurnitz<\/strong><\/p>\n<p style=\"text-align: center;\"> <div align=\"center\">\r\n<script async src=\"https:\/\/pagead2.googlesyndication.com\/pagead\/js\/adsbygoogle.js\"><\/script>\r\n<!-- arlequin 2021 horizontal 1 -->\r\n<ins class=\"adsbygoogle\"\r\n     style=\"display:block\"\r\n     data-ad-client=\"ca-pub-7123708303881806\"\r\n     data-ad-slot=\"6568397370\"\r\n     data-ad-format=\"auto\"\r\n     data-full-width-responsive=\"true\"><\/ins>\r\n<script>\r\n     (adsbygoogle = window.adsbygoogle || []).push({});\r\n<\/script>\r\n<\/div><\/p>\n<h3><strong>Trama: <\/strong>En el antiguo Egipto el fara\u00f3n Keops ha terminado con una campa\u00f1a de conquistas que le ha provisto tesoros incalculables, los cuales planea enterrar consigo para cuando muera y resucite en el para\u00edso. Pero para ello precisa una tumba monumental e inexpugnable, y ha decidido confiar en las artes del arquitecto Vashtar, un extranjero que ha sido hecho prisionero en su \u00faltima batalla. Vashtar le presenta el proyecto de una gigantesca pir\u00e1mide, la cual quedar\u00e1 sellada mediante mecanismos accionados por arena que trabar\u00e1n las enormes piedras del interior del sepulcro. Mientras tanto, la joven y ambiciosa princesa Nellifer de Chipre ha trazado un plan para acercarse al fara\u00f3n, seducirlo y convertirse en su esposa y reina de Egipto. Haciendo uso de todas sus artes de seducci\u00f3n, Nellifer se rodea de una camada de conspiradores, con los cuales trama el asesinato de Keops y sus herederos para allanarse el camino al trono&#8230; pero nada terminar\u00e1 de salir como se esperaba.<\/h3>\n<p><img decoding=\"async\" loading=\"lazy\" class=\"size-full alignright\" src=\"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/wp-content\/uploads\/2017\/09\/boton-tierra-faraones.jpg\" alt=\"Tierra de Faraones (1955)\" width=\"120\" height=\"160\" \/> Este fue el primer fracaso comercial de Howard Hawks, un experto artesano que marc\u00f3 una era en Hollywood. Hawks era un director todo terreno e hizo de todo, desde ciencia ficci\u00f3n (<a href=\"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/thing-1951\/\">El Enigma de Otro Mundo<\/a>), hasta comedias (<strong>La Comez\u00f3n del S\u00e9ptimo A\u00f1o<\/strong>, con Marilyn Monroe) y westerns (<strong>El Dorado<\/strong>, <strong>Rio Bravo<\/strong>, etc), siempre con una holgada solvencia. Pero aqu\u00ed las cosas no le salieron tan redondas y el filme result\u00f3 un fracaso de taquillas &#8211; <em>recaudando algo menos de la mitad de su abultado presupuesto de 3 millones de d\u00f3lares de la \u00e9poca <\/em>-, a pesar de tener un impresionante equipo creativo detr\u00e1s del proyecto, entre los cuales figuraba el premio Nobel William Faulkner.<\/p>\n<p>Ciertamente <strong>Tierra de Faraones<\/strong> es una superproducci\u00f3n elefanti\u00e1sica como hac\u00eda Hollywood en sus \u00e9pocas de esplendor, y es un filme que podr\u00eda rivalizar palmo a palmo con los despliegues multitudinarios de Cecil B. De Mille. Las malas lenguas de la \u00e9poca hablan de la friolera de 10.000 extras contratados para el rodaje, algo que no suena como una exageraci\u00f3n en lo m\u00e1s minimo &#8211; <em>hay un excepcional paneo que dura cinco minutos (con alg\u00fan corte disfrazado en el medio) y que no termina nunca de mostrar columnas gigantescas de gente en el desierto, picando y arrastrando piedras enormes<\/em> -. Es una pel\u00edcula constru\u00edda integramente con el prop\u00f3sito de deslumbrar al espectador y lo logra, simplemente porque todo lo que uno ve en pantalla es real y se trata de una monumental reconstrucci\u00f3n de \u00e9poca &#8211; <em>no como ahora, que con CGI podemos hacer aparecer un mill\u00f3n de personas en el desierto desde una simple computadora<\/em> -. Aqu\u00ed hay escenograf\u00edas gigantes de ciudades, descomunales excavaciones, flotas enteras de barcos hechas para el filme,&#8230; es un show completamente deslumbrante.<\/p>\n<p style=\"text-align: center;\">\n<p>El tema es que, apartando el despliegue, la historia es algo corta. El fara\u00f3n es un <em>nene<\/em> caprichoso que quiere una tumba espectacular que haga historia, rodeado por la mayor cantidad de riquezas que existen sobre la Tierra. Hay una princesa <em>casquivana<\/em> (Joan Collins, en una de sus primeras apariciones a los 22 a\u00f1os, y jugando un papel que marcar\u00eda su carrera: la villana seductora y retorcida) que quiere quedarse con el tesoro pero no con el fara\u00f3n. Una vez que lo engatusa y se convierte en su segunda esposa, empieza a tejer una red de traiciones. El camino de la conspiraci\u00f3n y la suerte de los villanos est\u00e1 cantada desde el vamos, pero a\u00fan as\u00ed es interesante ver c\u00f3mo Hawks arrea estos personajes hasta el redil del cl\u00edmax. Todo el mundo act\u00faa ok &#8211; sin descollar &#8211; y a lo sumo uno podr\u00eda criticar la elecci\u00f3n de Jack Hawkins para el protag\u00f3nico, ya que se ve bastante vulgar y carece del carisma que requiere interpretar a un &#8220;dios terrenal&#8221; &#8211; uno se ha quedado con el molde mental de Yul Brynner en <strong>Los Diez Mandamientos<\/strong> y asume que todos los faraones deber\u00edan tener una presencia de similar magnetismo -.<\/p>\n<p>El problema fundamental con la historia es que ninguno de los personajes vale la pena. El fara\u00f3n es un necio de aquellos, despiadado y obsesionado con sus tesoros; la princesa es otro tanto, con la diferencia que quiere quedarse con lo que Keops ya posee. El primer acto es demasiado estoico, con los personajes hablando de manera muy florida como si fuera obligatorio que toda obra de \u00e9poca suene similar a Shakespeare &#8211; <em>si uno lo analiza en detalle, se preguntar\u00eda c\u00f3mo estos personajes (a excepci\u00f3n del fara\u00f3n) han tenido una educaci\u00f3n de clase alta para tener una conversaci\u00f3n tan elaborada<\/em> -. Con la irrupci\u00f3n de Joan Collins en escena el filme gana ritmo y los di\u00e1logos suenan menos acartonados. Y mientras que la intriga es previsible, el aspecto <strong>History Channel<\/strong> del filme es lo que mejor funciona, con el detalle de las intimidades de la construcci\u00f3n de la gran pir\u00e1mide.<\/p>\n<p><strong>Tierra de Faraones<\/strong> es un fabuloso espect\u00e1culo. Saquen el despliegue y la historia es demasiado almidonada y sin sorpresas, pero es la excusa para ver 10.000 extras poblando la pantalla, y transport\u00e1ndonos al antiguo Egipto con una reconstrucci\u00f3n de \u00e9poca impecable.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"<p>Tierra de Faraones (1955): la cronica de la construccion de la piramide de Keops, en esta espectacular superproduccion de Howard Hawks. Critica de la pelicula<\/p>\n","protected":false},"author":1,"featured_media":0,"parent":0,"menu_order":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","template":"","meta":[],"_links":{"self":[{"href":"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/wp-json\/wp\/v2\/pages\/11985"}],"collection":[{"href":"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/wp-json\/wp\/v2\/pages"}],"about":[{"href":"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/wp-json\/wp\/v2\/types\/page"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/wp-json\/wp\/v2\/users\/1"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=11985"}],"version-history":[{"count":0,"href":"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/wp-json\/wp\/v2\/pages\/11985\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=11985"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}