Ronin<\/strong> en 1998.<\/p>\nQuiz\u00e1s el tema pase por su misma carrera cinematogr\u00e1fica, en donde decidi\u00f3 tomar una serie de jugadas decisiones art\u00edsticas a principios de los a\u00f1os 70, las que terminaron en sendos fracasos de taquilla. Decir que eso se resinti\u00f3 en la vida personal de Frankenheimer y que, por ello, terminar\u00eda volc\u00e1ndose a la bebida y afectar\u00eda el resto de su obra posterior ser\u00eda sacar una conclusi\u00f3n muy simplista dictada por los hechos que dice textualmente su biograf\u00eda. La gente siempre es mucho m\u00e1s compleja que eso<\/em>. Lo cierto que el Frankenheimer de los 70 hasta su muerte en el 2002 ser\u00eda una p\u00e1lida imagen de la fuerza creativa que ilumin\u00f3 las pantallas en la d\u00e9cada del 60.<\/p>\nSeconds<\/strong> (Segundos<\/em>, aludiendo a la met\u00e1fora del renacimiento de la historia) es una de esas apuestas art\u00edsticas. En su momento la cr\u00edtica la defenestr\u00f3 por ser demasiado oscura, am\u00e9n de que para los estandares moralistas de la \u00e9poca (que a\u00fan subsist\u00edan) la escena del festival de la vi\u00f1a (que culmina en una org\u00eda, con decenas de hombres y mujeres desnudos metidos en un tonel) era excesivamente audaz. Pero, como siempre, la prensa especializada termina siendo una camada de idiotas especializados y despreci\u00f3 lo que era una peque\u00f1a obra maestra que pas\u00f3 desapercibida en su tiempo.<\/p>\n
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