{"id":11057,"date":"2017-09-14T17:31:39","date_gmt":"2017-09-14T17:31:39","guid":{"rendered":"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/historia-forrest-ackerman\/"},"modified":"2019-07-20T10:24:25","modified_gmt":"2019-07-20T13:24:25","slug":"historia-forrest-ackerman","status":"publish","type":"page","link":"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/historia-forrest-ackerman\/","title":{"rendered":"Art\u00edculos: la historia de Forrest J Ackerman: el primer fan"},"content":{"rendered":"

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Volver al Indice – art\u00edculos sobre Cine Fant\u00e1stico<\/a>\u00a0\/\u00a0un art\u00edculo de Alejandro Franco<\/a><\/h2>\n

Era un exc\u00e9ntrico y simp\u00e1tico personaje; pero, por sobre todo, era un pionero en muchas \u00e1reas. Forest James Ackerman era un tremendo fan\u00e1tico del cine fant\u00e1stico y de la ciencia ficci\u00f3n, e hizo de su pasi\u00f3n su forma de vida. He aqu\u00ed la historia de un hombre cuyo amor por lo imposible y lo irreal se convirti\u00f3 en un mensaje que inspir\u00f3 a generaciones enteras de autores, directores y artistas que hoy nos deleitan con sus obras. <\/em><\/h3>\n

\"Forrest<\/p>\n

Forrest J Ackerman posa con un ejemplar de Famous Monster en su mano, al lado del director Peter Jackson<\/strong><\/p>\n

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Naci\u00f3 como Forest James Ackerman, pero \u00e9l mismo decidi\u00f3 rebautizarse con el nombre art\u00edstico de Forrest J Ackerman<\/em> (s\u00ed; sin el punto en la abreviatura de su nombre medio). Era un tipo alto y con apariencia de nerd, un look que mantendr\u00eda incluso hasta bien entrados los 90 a\u00f1os y que retrataba con fidelidad su modo de vida – a final de cuentas era un fan\u00e1tico empedernido de la ciencia ficci\u00f3n y el g\u00e9nero fant\u00e1stico desde los diez a\u00f1os, cuando compr\u00f3 su primer ejemplar de la legendaria revista Amazing Stories<\/strong><\/em> -. Su pasi\u00f3n lo llev\u00f3 a crear uno de los primeros clubes de fan\u00e1ticos – el The Boys’ Scientifiction Club <\/strong>en 1930 (!)<\/em> – cuando apenas ten\u00eda 16 a\u00f1os, y no pas\u00f3 mucho tiempo antes de que se convirtiera en un heraldo del movimiento. Comenz\u00f3 a escribir, a conocer autores y artistas, se transform\u00f3 en un emprendedor y pronto fue una figura de peso en el g\u00e9nero; y no s\u00f3lo por su contribuci\u00f3n art\u00edstica sino por el entusiasmo que contagiaba. A su alrededor se reunieron talentosos e inspir\u00f3 a generaciones enteras de talentosos. He all\u00ed la mayor val\u00eda de su legado.<\/em><\/strong><\/p>\n

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Visto en retrospectiva, resulta sorprendente ver los caminos que Ackerman surc\u00f3 en una \u00e9poca (los a\u00f1os 30) en donde la ciencia ficci\u00f3n estaba restringida a un gueto. Ciertamente la depresi\u00f3n producida por el Crack financiero de 1929 hab\u00eda afectado a todo el mundo, y la gente quer\u00eda evadirse de los dramas de la vida cotidiana – inflaci\u00f3n, falta de empleo, pobreza generalizada<\/em> -, con lo cual se abocaba a medios de entretenimiento baratos. Si la entrada de cine era costosa, la otra alternativa eran las novelas – y m\u00e1s tarde las revistas<\/em> – pulp<\/strong>, esas que se imprim\u00edan en papel barato de color amarillento y que val\u00edan apenas unos centavos. Los pulps<\/strong><\/em> se volvieron realmente populares y pronto se convirtieron en el medio de supervivencia de una generaci\u00f3n entera de dibujantes y escritores, artistas abocados a los m\u00e1s variados g\u00e9neros y de los cuales se form\u00f3 un frondoso semillero de talentos: de toda esa camada surgieron tipos como Raymond Chandler y Dashiell Hammett (en el g\u00e9nero policial), hasta Robert A. Heinlein y A. E. van Vogt (en el rubro de la ciencia ficci\u00f3n). La mayor\u00eda de ellos pose\u00edan empleos estables antes del Crack del 29 y luego terminaron convirti\u00e9ndose en escritores que viv\u00edan gracias a los centavos que cobraban por cada palabra escrita, magros ingresos que ven\u00edan a partir de la venta de sus historias a revistas de compilados de relatos como Amazing Stories<\/strong> y Astounding Science-Fiction<\/strong>. M\u00e1s que entretenimiento o pasi\u00f3n, lo suyo era la \u00fanica manera de sobrevivir a la enorme depresi\u00f3n econ\u00f3mica en que Norteam\u00e9rica estaba inmersa, fen\u00f3meno que durar\u00eda hasta finales de la d\u00e9cada del 30.<\/p>\n

Resulta incre\u00edble pensar que, en semejante contexto deprimente, la gente quisiera reunirse para hablar de algo relativamente trivial como era la ciencia ficci\u00f3n. Mientras que hoy en d\u00eda la sci-fi (un t\u00e9rmino precisamente acu\u00f1ado por Ackerman) es popular y respetable, en la d\u00e9cada del 30 era considerado un g\u00e9nero cuasi infantil, y era menospreciado por autores de los restantes g\u00e9neros, quienes consideraban como \u00fanicos escritores respetables a los cl\u00e1sicos de la talla de Julio Verne y H.G. Wells. Ciertamente Ackerman no fue el fundador del movimiento fandom<\/em>, pero estuvo involucrado en sus inicios. Como \u00e1vido participante comenz\u00f3 a escribir art\u00edculos para revistas especializadas y \u00e9stas pronto se convirtieron en nodos de conexi\u00f3n entre personas de intereses similares, quienes comenzaron a mandar opiniones, criticas y relatos, y les pidieron a los editores que publicaran sus datos para que otros fans se comunicaran con ellos. As\u00ed se formaron grupos de fan\u00e1ticos y, en poco tiempo, surgi\u00f3 todo un movimiento, el cual comenz\u00f3 a retroalimentarse – los fans comenzaron a fundar sus propias revistas y, cuando no, empezaron a escribir sus propias historias<\/em> -. Entre toda esa marea de aficionados comenzaron a surgir autores de real val\u00eda, una nutrida camada de brillantes escritores de ciencia ficci\u00f3n que encontrar\u00edan su apogeo en los a\u00f1os 40 y 50.<\/p>\n

\"el<\/p>\n

el primer n\u00famero de Famous Monsters of Filmland<\/em>, la revista de Ackerman que popularizar\u00eda el cine fant\u00e1stico a nivel mundial<\/strong><\/p>\n

Mientras Ackerman contribu\u00eda en diversos medios – y comenzaba a codearse con los autores m\u00e1s notables del g\u00e9nero<\/em> -, empezaba a asistir a las primeras convenciones de fans como la 1st World Science Fiction Convention de 1939, la cual tuvo la particularidad de ser la primera en permitir la entrada de publico disfrazado a la sala – he all\u00ed el primer antecedente hist\u00f3rico del cosplay<\/strong> y el origen de las ferias al estilo de Comic Con <\/strong><\/em>-. Entre clubes y convenciones se hizo gran amigo de Ray Bradbury y Ray Harryhausen (con los cuales form\u00f3 un tr\u00edo casi inseparable, amistad que mantuvo hasta el \u00faltimo de sus d\u00edas), y comenz\u00f3 a trabajar como agente literario. A lo largo de su extensa carrera represent\u00f3 (o influenci\u00f3 de manera directa) las carreras de Ray Bradbury, Ray Harryhausen, Charles Beaumont, Marion Zimmer Bradley y L. Ron Hubbard (s\u00ed; el creador de la cientolog\u00eda), entre tantos otros artistas.<\/p>\n

Pero si Ackerman era una especie de im\u00e1n que serv\u00eda para nuclear famosos y talentosos alrededor de su persona, su mayor contribuci\u00f3n al g\u00e9nero llegar\u00eda en 1958 con la fundaci\u00f3n de la revista Famous Monsters of Filmland<\/strong>. A final de cuentas, si no fuera por dicho magazine<\/em> no existir\u00eda publicaciones como Fangoria<\/strong><\/em> o La Cosa<\/strong><\/em> (entre cientos de publicaciones similares), ni artesanos como Steven Spielberg y George Lucas… ni sitios como \u00e9ste, el cual desarrollamos con el mayor de los cari\u00f1os hacia los g\u00e9neros que tanto nos gustan.<\/p>\n

Famous Monsters of Filmland<\/h2>\n

Corrian los a\u00f1os 50. El final de la Segunda Guerra Mundial trajo una \u00e9poca de esplendor y, con la ausencia de racionamientos, la producci\u00f3n cinematogr\u00e1fica se volvi\u00f3 abundante en cantidad y calidad. El destino natural fueron los autocines – surgidos en la d\u00e9cada del 30 pero redescubiertos y popularizados en los a\u00f1os 50 <\/em>-, quienes se convirtieron en el centro de esparcimiento favorito de los adolescentes. Numerosos factores confluyeron en el \u00e9xito del fen\u00f3meno: una generaci\u00f3n de chicos y chicas nacidos tras el regreso de las tropas norteamericanas al final de la Segunda Guerra Mundial, y los cuales clamaban espacios de libertad y expresi\u00f3n; la popularizaci\u00f3n del autom\u00f3vil, el cual se hizo barato y masivo y permiti\u00f3 que el grueso de adolescentes dispusiera de uno (o pudiera hacer uso del de sus padres); los primeros a\u00f1os de la Guerra Fr\u00eda, lo que impuso un estado de paranoia inicial con lo cual la gente precisaba un escapismo barato… a la vez que las producciones de Hollywood aprovecharon para interpretar el signo de los tiempos bajo la forma de alegor\u00edas (m\u00e1s o menos inspiradas) traducidas en el lenguaje de la ciencia ficci\u00f3n, caso de invasores del espacio o el surgimiento de los monstruos at\u00f3micos; y el surgimiento de una poblada camada de artistas y cineastas, deseosos de alcanzar fama y fortuna r\u00e1pidamente, y los cuales se volcaron a crear producciones independientes de bajo presupuesto, dando a luz a una serie B fant\u00e1stica abundante en filmes, los cuales encontraron su lugar natural en los drive-in-theaters<\/em>; y la necesidad natural de expresi\u00f3n de un movimiento intelectual subterr\u00e1neo, surgido en los a\u00f1os 30, los cuales vieron en el cine su medio natural. Si en los a\u00f1os 30 y 40 estaban los seriales de Superman<\/a>, Flash Gordon<\/a> y Buck Rogers<\/strong>, en los 50 llegar\u00edan George Pal, Roger Corman, la gente de American International Pictures<\/strong> e, incluso, Ed Wood Jr., individuos variopintos que vendr\u00edan a renovar el g\u00e9nero. Los especialistas, los fans, los emprendedores y hasta los chapuceros tendr\u00edan sus 5 minutos de gloria al materializar filmes fant\u00e1sticos de las m\u00e1s diversas calidades.<\/strong><\/em><\/p>\n

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Mientras la serie B florec\u00eda – y trazaban un trayecto natural, pasando del autocine a la exhibici\u00f3n televisiva en cuesti\u00f3n de escasos a\u00f1os, lo cual popularizaba a\u00fan m\u00e1s el g\u00e9nero<\/em> -, el movimiento editorial se intensificaba. Era la \u00e9poca de la E.C. Comics<\/strong> y Tales From The Crypt<\/a>, The Haunt of Fear<\/strong> y The Vault of Horror<\/strong>, tiras de terror que terminar\u00edan por ganarle una seria reprimenda a su editor por parte de los r\u00edgidos comit\u00e9s de moralidad de la \u00e9poca.<\/p>\n

En esa explosi\u00f3n del genero fant\u00e1stico es que Forrest J Ackerman decidi\u00f3 volcar al papel toda su pasi\u00f3n y popularizarla, imaginando lo que ser\u00eda una publicaci\u00f3n especial. Famous Monsters of Filmland <\/strong>apareci\u00f3 en febrero de 1958 y, lo que ser\u00eda una edici\u00f3n \u00fanica, pronto se transformar\u00eda en una publicaci\u00f3n peri\u00f3dica debido al enorme \u00e9xito de ventas que impuls\u00f3 una nueva tirada de manera inmediata. Hab\u00eda un p\u00fablico \u00e1vido de material fant\u00e1stico y Famous Monsters of Filmland<\/strong> era el combustible que incentivaba su imaginaci\u00f3n. La revista era abundante en fotograf\u00edas, y rescataba historias y an\u00e9cdotas de filmaci\u00f3n de pel\u00edculas harto conocidas – como Frankenstein<\/a>, Dracula<\/a>, o El Fantasma de la Opera<\/a> <\/em>-, pero se sumerg\u00eda tambi\u00e9n de lleno en la producci\u00f3n barata y masiva de t\u00edtulos serie B. Era f\u00e1cil entusiasmarse con las ilustraciones de deformes monstruos espaciales, naves extraterrestres de los dise\u00f1os m\u00e1s variopintos, o demonios surgidos de los lugares m\u00e1s rec\u00f3nditos del averno – en mi caso en particular, yo tuve la oportunidad de adquirir ejemplares usados en revistas de canje en los a\u00f1os 70 (durante mi infancia) y ver fotos del beb\u00e9 mutante de It\u00b4s Alive<\/a>, o leer los m\u00e1s coloridos art\u00edculos sobre filmes fant\u00e1sticos japoneses, fuera de la talla de Godzilla<\/a> o los invasores espaciales de Ishiro Honda<\/a>, los cuales quemaban mi imaginaci\u00f3n durante semanas (si no, durante d\u00e9cadas!) hasta que tuve la oportunidad de ver dichas pel\u00edculas<\/em> -. E imagino que, as\u00ed como fue mi caso, numerosos fan\u00e1ticos en distintas partes del mundo deben haber quedado intrigados con la data que Famous Monsters of Filmland<\/strong> volcaba, estimulando la b\u00fasqueda de dichos filmes… y, en algunos casos, incentivando a los fans a involucrarse en un proceso art\u00edstico para tratar de crear algo similar.<\/p>\n

\"Vampirella,<\/p>\n

Vampirella<\/em>, el comic de culto creado por Forrest Ackerman<\/strong><\/p>\n

El primer n\u00famero de Famous Monsters of Filmland<\/strong> fue pr\u00e1cticamente artesanal. Fue un proceso de noches de insomnio y caf\u00e9, en donde Ackerman redact\u00f3 el grueso de la revista en su m\u00e1quina de escribir ya que carec\u00eda de fondos para montar una publicaci\u00f3n propia (y contratar columnistas independientes)y, honestamente, no esperaba pasar de ser una producci\u00f3n limitada. A partir del segundo n\u00famero se transform\u00f3 en una publicaci\u00f3n mensual y James Warren – su editor<\/em> – pronto comenz\u00f3 a crear publicaciones similares, orientadas a un p\u00fablico netamente adolescente. Fue a trav\u00e9s de Warren Publishing que Ackerman “inspir\u00f3” la tira de culto Vampirella<\/a> (1969). El mismo Ackerman ha reconocido que lo suyo fue m\u00e1s una influencia que una creaci\u00f3n real – invent\u00f3 el nombre y di\u00f3 algunas pautas sobre lo que iba a ser su historia de origen<\/em> -, y que el grueso del m\u00e9rito deb\u00edan tenerlo los guionistas y dibujantes del comic. Mientras que como comic<\/em> Vampirella<\/strong> no era m\u00e1s que una trillada historieta exploitation<\/em>, el personaje pronto se convirti\u00f3 en una favorita del p\u00fablico gracias a su impactante est\u00e9tica. No era m\u00e1s que la versi\u00f3n playboyizada<\/em> del concepto habitual de una vampira, condimentada por sus escasas ropas de cuero rojo y sus estilizadas curvas.<\/p>\n

Famous Monsters of Filmland<\/strong> no solo sirvi\u00f3 para convertir a ateos en conversos del g\u00e9nero, sino tambi\u00e9n sirvi\u00f3 para rescatar del olvido y revalorar a cl\u00e1sicos de la era dorada de Hollywood, sean las apariciones de Lon Chaney Sr. en Despu\u00e9s de Medianoche<\/a> o El Fantasma de la Opera<\/a> (y trayendo a la luz las especulaciones sobre haber sido el primer candidato a ponerse las vestiduras de Dr\u00e1cula<\/a>, antes que Bela Lugosi), o cultivando la imagen del pante\u00f3n de monstruos de la Universal<\/strong> – Dracula, Frankenstein, la Momia, el Monstruo de la Laguna Negra, el Hombre Invisible<\/em><\/strong> -. Ackerman – un \u00e1vido colector de memorabilia<\/em> – puso a disposici\u00f3n de la revista todo el material que encontraba en dep\u00f3sitos y subastas, fueran fotos o metraje perdido de la cl\u00e1sica King Kong<\/a> (1933) (como la secuencia del pozo de las ara\u00f1as), o popularizando la bizarra ciencia ficci\u00f3n japonesa de la \u00e9poca, convirti\u00e9ndola en un gusto adquirido. A partir de la difusi\u00f3n y \u00e9xito obtenido por la revista Ackerman comenz\u00f3 a organizar convenciones, invitando a figuras de culto de la talla de James Darren (El T\u00fanel del Tiempo<\/a>) o Adam West (Batman<\/a>).<\/p>\n

El legado de Forry<\/h2>\n

Ackerman falleci\u00f3 en el 2008 a los 92 a\u00f1os de edad; y, aunque no est\u00e1, su legado sigue vivo. El est\u00edmulo que brind\u00f3 a la difusi\u00f3n y popularizaci\u00f3n del g\u00e9nero fant\u00e1stico es incalculable. Sus publicaciones inspiraron a generaciones enteras de artistas; difundi\u00f3 obras de culto poco conocidas en el continente americano – durante a\u00f1os se encarg\u00f3 de la publicaci\u00f3n de las novelas traducidas de la saga de Perry Rhodan<\/a><\/em> -, y escribi\u00f3 docenas de an\u00e1lisis y ensayos que contribuyeron a enriquecer el g\u00e9nero. Su casa se transform\u00f3 en un gigantesco museo inundado de memorabilia<\/em>, plagado de rarezas \u00fanicas, y un centro de visita obigado para fans de todo el mundo; y, sobre todo, fue un faro que ilumin\u00f3 a millones de fan\u00e1ticos en todo el mundo, contagi\u00e1ndoles su amor por el g\u00e9nero que tanto nos apasiona e inspir\u00e1ndonos para crear nuestros propios emprendimientos.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

La historia de Forrest J Ackerman; el entusiasta que contribuyo a popularizar el genero fantastico a traves de su revista Famous Monster of Filmland, y pionero del movimiento fandom<\/p>\n","protected":false},"author":1,"featured_media":0,"parent":0,"menu_order":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","template":"","meta":[],"_links":{"self":[{"href":"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/wp-json\/wp\/v2\/pages\/11057"}],"collection":[{"href":"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/wp-json\/wp\/v2\/pages"}],"about":[{"href":"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/wp-json\/wp\/v2\/types\/page"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/wp-json\/wp\/v2\/users\/1"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=11057"}],"version-history":[{"count":0,"href":"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/wp-json\/wp\/v2\/pages\/11057\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=11057"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}