{"id":10716,"date":"2017-09-14T17:27:49","date_gmt":"2017-09-14T17:27:49","guid":{"rendered":"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/dias-mayo\/"},"modified":"2024-03-29T11:48:55","modified_gmt":"2024-03-29T14:48:55","slug":"dias-mayo","status":"publish","type":"page","link":"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/dias-mayo\/","title":{"rendered":"Cr\u00edtica: Siete D\u00edas de Mayo (1964)"},"content":{"rendered":"

Volver al \u00edndice de cr\u00edticas por a\u00f1o<\/a>\u00a0\/ una cr\u00edtica del film, por Alejandro Franco<\/a><\/h2>\n

USA, 1964: Frederic March (Presidente Jordan Lyman), Kirk Douglas (Coronel Martin \u2018Jiggs\u2019 Casey), Burt Lancaster (General James Mattoon Scott), Edmond O\u2019Brien (Senador Raymond Clark), Martin Balsam (Paul Girard), Ava Gardner (Eleanor Holbrook), Andrew Duggan (Coronel William Henderson)<\/strong><\/p>\n

Director: John Frankenheimer, Gui\u00f3n: Rod Serling, basado en la novela hom\u00f3nima de Charles W. Bailey II & Fletcher Knebel<\/strong><\/p>\n

\"Recomendaci\u00f3n<\/a><\/strong><\/p>\n

Trama: <\/strong>Estados Unidos, en un 1970 alternativo. El presidente Jordan Lyman acaba de firmar un tratado de desarme nuclear con los sovi\u00e9ticos, lo que ha provocado masivos movimientos de protesta. Con su imagen en baja, la contrafigura que surge es el comandante en jefe del ej\u00e9rcito, el general James Mattoon Scott, el cual posee una postura fervientemente belicista y est\u00e1 en contra del tratado. Es precisamente el secretario de Scott, el coronel “Jiggs” Casey, quien comienza a advertir una serie de irregularidades relacionadas con un masivo ejercicio de movilizaci\u00f3n de tropas que tendr\u00e1 lugar el pr\u00f3ximo domingo, y que involucran al presidente como m\u00e1xima autoridad involucrada. Pero no pasa mucho tiempo antes que Casey termine de convencerse que Scott se encuentra preparando un golpe de estado, y decide acudir al presidente en persona. El problema es que Lyman es un individuo acorralado pol\u00edticamente, y s\u00f3lo le queda apelar a su ingenio para formar una camarilla de fieles seguidores que puedan ayudarlo en este dif\u00edcil momento… quedando el juego planteado en un duelo personal entre Lyman y Scott, del cual s\u00f3lo podr\u00e1 emerger un vencedor.<\/h3>\n

\"Siete En los 60 el brillante director John Frankenheimer se despach\u00f3 con lo se conoce habitualmente como la “trilog\u00eda paranoica”<\/strong> – un tr\u00edptico de filmes enfocados en densas conspiraciones, y compuesto por El Embajador del Miedo<\/a> (1962), El Otro Se\u00f1or Hamilton<\/a> (1966) y el t\u00edtulo que ahora nos ocupa <\/em>-. La macana es que El Otro Se\u00f1or Hamilton<\/strong> result\u00f3 ser un resonante fracaso de cr\u00edtica y p\u00fablico en su momento, lo cual hundir\u00eda a Frankenheimer en los abismos de la depresi\u00f3n y el alcoholismo, factores que desbarrancar\u00edan su carrera hasta su muerte en el 2002.<\/p>\n

Pero en 1964 Frankenheimer estaba en el apogeo, y de qu\u00e9 manera<\/em>. Sumemos a las dotes del director el talento de Rod Serling – genio y figura detr\u00e1s de la serie de TV de culto La Dimensi\u00f3n Desconocida<\/a><\/em> – como guionista, y lo que obtenemos es una joya. Ciertamente Siete D\u00edas de Mayo<\/strong> entra m\u00e1s en el terreno de la ficci\u00f3n pol\u00edtica que en el de la ciencia ficci\u00f3n – el filme transcurre unos a\u00f1os en el futuro, y hay alg\u00fan que otro detalle m\u00ednimo de tecnolog\u00eda (como las videoconferencias) como para aducir que estamos en otra \u00e9poca (supuestamente un 1970 alternativo)<\/em> -, ya que lo suyo es el debate de ideas. En ese sentido el filme se erige como un duelo de discursos, en donde Serling contrapone ideas radicales pero con el suficiente tino como para hacerlas cre\u00edbles e, incluso, defendibles. El general rebelde no es un loco mesi\u00e1nico sino un individuo cabal e \u00edntegro que expone sus pensamientos de manera eminentemente plausible – a excepci\u00f3n de su rebeli\u00f3n contra las autoridades (y el intento de golpe de estado), no hay nada que pueda desacreditarlo<\/em> -, e incluso su ayudante (Kirk Douglas) sale a defenderlo del repudio de los pol\u00edticos en m\u00e1s de una ocasi\u00f3n, a\u00fan cuando la conspiraci\u00f3n est\u00e1 revelada y los prop\u00f3sitos del general atenten contra la legalidad constitucional. En todo caso el personaje de Burt Lancaster simboliza al patriota heroico que siente que su destino de defender la naci\u00f3n resulta traicionado por la cobard\u00eda y el oportunismo de los pol\u00edticos. Por contra, el idealista presidente que compone Frederic March representa el sentido com\u00fan y la mesura, la cual es contraproducente en tiempos de emociones agitadas. Con ese panorama Serling expone dos posturas antag\u00f3nicas pero pasmosamente coherentes en sus propios t\u00e9rminos, colocando al espectador en un dilema ya que ambas facciones manejan su cuota de verdades irrefutables. En ese sentido me hace acordar a otro artefacto de la Guerra Fr\u00eda, el cl\u00e1sico Fail Safe<\/a> (1964), en donde el personaje de Walter Matthau (en un principio, un extremista detestable) dispara una cuota de afirmaciones tan l\u00f3gicas como estremecedoras, mostrando inteligencia y amoralidad al mismo tiempo.<\/p>\n

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