Director: Hitoshi Matsumoto, Gui\u00f3n: Hitoshi Matsumoto & Mitsuyoshi Takasu<\/strong><\/p>\n El responsable del engendro que nos ocupa es el comediante Hitoshi Matsumoto. Por lo visto Matsumoto es un tipo con ideas realmente originales, ya que el trailer de su pr\u00f3xima pel\u00edcula Symbol<\/strong> (2009) es igual de alucin\u00f3geno – un hombre encerrado en un cuarto totalmente blanco, vestido con un pijama verde fluo y que comienza a ser acosado por cientos de \u00e1ngeles que empiezan a surgir de las paredes -. Aqu\u00ed con Big Man Japan<\/strong> (traducido, El Japon\u00e9s Gigante<\/em>), decide hacer su propia versi\u00f3n del kaiju eiga<\/em> o cine japon\u00e9s de monstruos. El resultado final es una comedia exclusiva para fans del g\u00e9nero, con un pu\u00f1ado de momentos c\u00f3micos brillantes, y con una ejecuci\u00f3n enormemente despareja. Es inteligente y sof\u00edsticada pero a veces se excede en la auto indulgencia.<\/p>\n Lo ideal para poder apreciar a Big Man Japan<\/strong> es acercarse sin tener la menor idea de qu\u00e9 trata la pel\u00edcula. Al principio vemos a un japon\u00e9s cuarent\u00f3n de clase baja, hablando tonter\u00edas sobre su vida personal mientras hace largu\u00edsimas pausas. Uno percibe que Masaru Daisato es un tipo bastante limitado, no demasiado interesante, terriblemente solitario y con una vida insufriblemente aburrida. Los minutos pasan y pasan, el tipo habla que le gustan los gatos y los paraguas, comenta que tiene una hija a la que ve una vez por mes, y que apenas le alcanza el sueldo para pagar el alquiler de su departamento. Para colmo, tiene una pinta de vago terrible. Los minutos se hacen eternos – veinte que parecen cuarenta -, y uno se pregunta qu\u00e9 tiene de particular este individuo como para ser el objeto de un documental. Hay algunas pistas – el documentalista le pregunta al due\u00f1o del restaurant donde come Masaru si sab\u00eda de que \u00e9l era famoso; en medio de una deprimente conversaci\u00f3n, le tiran una piedra a la ventana de su casa y Masaru hace caso omiso del incidente (es uno de los mejores gags<\/em>) – de que las cosas no son lo que parecen. Despu\u00e9s de un enorme traveling<\/em> a trav\u00e9s de un interminable parque, vemos a Masaru llegar a las instalaciones en donde trabaja. El tipo aparece envuelto en una t\u00fanica, acompa\u00f1ado con cient\u00edficos, y se mete dentro de lo que parece ser un calzoncillo gigante p\u00farpura<\/em>, sostenido entre dos gr\u00faas. Y en cuesti\u00f3n de segundos se transforma en un cuarent\u00f3n gigante de varios pisos de altura, completamente fuera de estado (o sea, bien fofito<\/em>) y con tatuajes publicitarios de marcas de chocolate y otros productos pintados sobre el cuerpo, sliendo a machacar a uno de los kaijus<\/em> m\u00e1s rid\u00edculos de la historia del cine – un monstruo que parece hecho con bandas el\u00e1sticas y tiene un mech\u00f3n de pelo como jopo a lo The Baldy Man<\/strong> -. Ah\u00ed la audiencia se cae al piso retorci\u00e9ndose de la risa.<\/em><\/p>\n La idea de Matsumoto es parodiar al kaiju eiga<\/em>. Imaginen si Godzilla<\/a> pudiera hablar y dar una conferencia de prensa, dando los pormenores de su vida. O, m\u00e1s adecuado a\u00fan, si lo pudiera hacer Ultraman<\/a>. Cada monstruo que debe enfrentarse Masaru – el alter ego<\/em> de Matsumoto – es sideralmente rid\u00edculo e incompetente. Hay un bicho sin cabeza que tiene un ojo retr\u00e1ctil y lo lanza como una boleadora; otro – el monstruo del perf\u00fame ex\u00f3tico – es una c\u00e1scara de banana gigante que se lanza gases<\/em>; para colmo Masaru es el descendiente de una familia de luchadores con superpoderes y tiene a su abuelo en un geri\u00e1trico. Cuando el abuelo – en medio de su chochera – se escapa en modo gag\u00e1 a full<\/em>, se transforma en un viejo gigante que se tira gases y cree que los edificios son monstruos. Hay que verlo para creerlo.<\/em><\/p>\n \n Toda la idea est\u00e1 elaborada de un modo muy inteligente. La directora del proyecto – que consigue los sponsors para Masaru – le paga un sueldo m\u00ednimo pero ella va y se compra autos \u00faltimo modelo al contado. Masaru es un completo loser<\/em> – me hace acordar a esos personajes pat\u00e9ticos que tanto le gusta interpretar a Stephen Chow, el de Kung Fu Hustle<\/a> -, que intenta comerciar como puede el don que ha heredado y vive en la miseria. El cl\u00edmax es tan surrealista y delirante que es imposible no caer en convulsiones de risa.<\/em><\/p>\n Pero a su vez, uno se da cuenta de que \u00e9sta no es una pel\u00edcula para cualquiera. Al ne\u00f3fito que nunca ha visto una pel\u00edcula de Godzilla<\/strong> o Ultraman<\/strong>, o que no tiene idea de lo que es el kaiju eiga<\/em>, no le encontrar\u00e1 la gracia a satirizar las convenciones del g\u00e9nero. Pero el gran punto en contra son las secuencias de la vida normal de Masaru. A uno no le cabe dudas de que Hitoshi Matsumoto prepara los climas para generar explosiones de comicidad – como cuando, despu\u00e9s de un largo cuento a lo Landriscina, viene un remate desopilante<\/em> -, pero esos momentos a veces rayan en lo eterno. Muchas de esas escenas de la rutina diaria de Masaru dan la impresi\u00f3n de basarse en la improvisaci\u00f3n, son extremadamente serias y no aportan demasiado. Imaginen – entre combate y combate – diez minutos de entrevistas a un tipo nada interesante, corto de palabra y de ideas. Lo que faltaba all\u00ed era incluir una visi\u00f3n sat\u00edrica del transfondo de su vida como super h\u00e9roe – como en Ocurri\u00f3 Cerca de Casa<\/a>, cuando el asesino empezaba a dar consejos de c\u00f3mo hundir apropiadamente un cad\u00e1ver en un r\u00edo -, algo que hace a medias reci\u00e9n cerca del final del film. Pero cuando los monstruos gigantes aparecen en escena, es deliciosamente graciosa.<\/p>\n Big Man Japan<\/strong> es una s\u00e1tira desopilante del kaiju eiga<\/em>, pero es un chiste para entendidos que a veces tiene problemas de ritmo. Cuando hay momentos de carcajadas, \u00e9stas son a granel; pero en el medio los tiempos muertos – o de preparaci\u00f3n del chiste – son enormes. Una direcci\u00f3n m\u00e1s ajustada de Hitoshi Matsumoto y un gui\u00f3n m\u00e1s aceitado en las escenas normales (sin FX) lo hubieran convertido en un cl\u00e1sico memorable. As\u00ed como est\u00e1, es brillante pero imperfecta.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":" Big Man Japan (Dai-Nipponjin) (2007): un documental sobre un superheroe que combate monstruos gigantes en esta parodia al kaiju eiga. Critica de la pelicula<\/p>\n","protected":false},"author":1,"featured_media":0,"parent":0,"menu_order":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","template":"","meta":[],"_links":{"self":[{"href":"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/wp-json\/wp\/v2\/pages\/10654"}],"collection":[{"href":"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/wp-json\/wp\/v2\/pages"}],"about":[{"href":"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/wp-json\/wp\/v2\/types\/page"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/wp-json\/wp\/v2\/users\/1"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=10654"}],"version-history":[{"count":0,"href":"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/wp-json\/wp\/v2\/pages\/10654\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=10654"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}![](\"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/wp-content\/uploads\/atomicos-4.webp\")
Japon, 2007: Hitoshi Matsumoto (Masaru Daisat\u00f4 \/ Dai-Nipponjin), Riki Takeuchi (Haneru-no-j\u00fb), Ua ( Manager Kobori), Ry\u00fbnosuke Kamiki (Warabe-no-j\u00fb), Haruka Unabara (Shimeru-no-j\u00fb)<\/strong><\/p>\nTrama: <\/strong>Un grupo de documentalistas registra la rutinaria vida de Masaru Daisato, un cuarent\u00f3n divorciado de clase baja y sin ninguna se\u00f1a en particular. Pero Masaru es el \u00faltimo de una familia de superh\u00e9roes gigantes, que deben entrar en acci\u00f3n cada vez que un monstruo decide atacar Jap\u00f3n. Ahora Masaru trabaja para una corporaci\u00f3n que lo sponsorea y transmite sus combates en vivo, aunque para ello s\u00f3lo reciba como paga un sueldo m\u00ednimo. Pero la \u00faltima criatura que ha arribado a la ciudad le ha asestado una dura derrota a Masaru; y todo parece indicar que \u00e9sta puede ser su pelea final.<\/h3>\n
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Cuando uno ha visto hacia lo que ha evolucionado el kaiju eiga<\/em> (cine de monstruos gigantes) y, en general, toda la ciencia ficci\u00f3n japonesa, uno termina por convencerse que a los nipones les chifla el mo\u00f1o<\/em>. Todo su g\u00e9nero fant\u00e1stico parece haberse basado en una mezcla de leyendas locales con las premisas de la sci fi occidental, para luego empezar a recorrer senderos originales cada vez m\u00e1s delirantes con el paso del tiempo.<\/p>\n