{"id":10389,"date":"2017-09-14T17:21:09","date_gmt":"2017-09-14T17:21:09","guid":{"rendered":"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/atlas-shrugged\/"},"modified":"2019-07-25T09:14:11","modified_gmt":"2019-07-25T12:14:11","slug":"atlas-shrugged","status":"publish","type":"page","link":"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/atlas-shrugged\/","title":{"rendered":"Cr\u00edtica: La Rebelion de Atlas, Parte I (Atlas Shrugged, Part I) (2011)"},"content":{"rendered":"<p style=\"text-align: center;\">\n<h2><a href=\"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/criticas-1910-1959\/\">Volver al \u00edndice de cr\u00edticas por a\u00f1o<\/a>\u00a0\/ una cr\u00edtica del film, por <a href=\"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/nuestra-critica\/\">Alejandro Franco<\/a><\/h2>\n<p><img decoding=\"async\" loading=\"lazy\" class=\"size-full alignright\" src=\"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/wp-content\/uploads\/atomicos-3.webp\" width=\"200\" height=\"40\" \/> <strong>USA, 2011: Taylor Schilling (Dagny Taggart), Grant Bowler (Henry Rearden), Paul Johansson (John Galt), Jsu Garcia (Francisco D&#8217;Anconia), Graham Beckel (Ellis Wyatt)<\/strong><\/p>\n<p><strong>Director: Paul Johansson, Gui\u00f3n: John Aglialoro &amp; Brian Patrick O&#8217;Toole, basados en la novela hom\u00f3nima de Ayn Rand<\/strong><\/p>\n<p style=\"text-align: center;\"> <div align=\"center\">\r\n<script async src=\"https:\/\/pagead2.googlesyndication.com\/pagead\/js\/adsbygoogle.js\"><\/script>\r\n<!-- arlequin 2021 horizontal 1 -->\r\n<ins class=\"adsbygoogle\"\r\n     style=\"display:block\"\r\n     data-ad-client=\"ca-pub-7123708303881806\"\r\n     data-ad-slot=\"6568397370\"\r\n     data-ad-format=\"auto\"\r\n     data-full-width-responsive=\"true\"><\/ins>\r\n<script>\r\n     (adsbygoogle = window.adsbygoogle || []).push({});\r\n<\/script>\r\n<\/div><\/p>\n<h3><strong>Trama: <\/strong>El futuro cercano, a\u00f1o 2016. Hay una enorme crisis internacional debido a la escasez de combustibles. Las econom\u00edas regionales han ca\u00eddo, la mayor\u00eda de las industrias han cerrado y, entre las pocas actividades que a\u00fan dan ganancias, se encuentran los ferrocarriles. Dagny Taggart es la heredera de la empresa familiar de transportes ferroviarios, manejada ahora por su hermano; pero los trenes de los Taggart han sufrido numerosos atentados y accidentes, provocados por oscuros enemigos que operan desde las sombras. Para Dagny la \u00fanica esperanza consiste en que ella se independice y, con su propia emprendimiento, se haga cargo del ramal m\u00e1s exitoso (y atacado) que poseen los Taggart. Pero para ello deber\u00e1 aliarse con el industrial Henry Rearden, quien ha descubierto una aleaci\u00f3n m\u00e1s fuerte y liviana que el acero, y la cual le permitir\u00eda construir trenes m\u00e1s potentes y veloces que transportar\u00edan much\u00edsima m\u00e1s carga en la cuarta parte del tiempo. Pero la alianza pronto comienza a ser atacada por los enemigos de los Taggart, los sindicatos y el propio estado intervencionista. Y ahora la \u00fanica esperanza que les queda consiste en una leyenda, un enigm\u00e1tico hombre llamado John Galt, el cual parece tener las respuesta para la crisis energ\u00e9tica y para ponerle fin a la escalada intervencionista del gobierno.<\/h3>\n<p><img decoding=\"async\" loading=\"lazy\" class=\"size-full alignright\" src=\"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/wp-content\/uploads\/2017\/09\/boton-atlas-shrugged.jpg\" alt=\"Atlas Shrugged, Part I\" width=\"200\" height=\"299\" border=\"1\" \/> <strong>La Rebeli\u00f3n de Atlas <\/strong>es la primera parte de una proyectada trilog\u00eda cinematogr\u00e1fica destinada a adaptar una de las obras cumbres de la escritora y fil\u00f3sofa Ayn Rand (1905 &#8211; 1982). Si bien <strong>La Rebeli\u00f3n de Atlas<\/strong> entra dentro de lo que podr\u00edamos llamar ciencia ficci\u00f3n pol\u00edtica &#8211; <em>aqu\u00ed hay un escenario simulado en donde el gobierno no act\u00faa como de costumbre, y vemos c\u00f3mo repercuten dichas acciones en el resto de la sociedad<\/em> -, el libro apunta a utilizar la an\u00e9cdota de la trama como tesis para demostrar diversos puntos de la postura filos\u00f3fica de la autora. Como quien dice, <em><strong>detr\u00e1s del culebr\u00f3n propio de un best seller hay un panfleto pol\u00edtico h\u00e1bilmente camuflado.<\/strong><\/em><\/p>\n<p>Para entender mejor a la obra, hay que entender un poco a la postura de la autora. Ayn Rand era una liberal a ultranza, una enemiga ac\u00e9rrima de cualquier tipo de intervencionismo, y una defensora sangu\u00ednea del libre mercado. Ella plant\u00f3 los fundamentos del llamado <em>Objetivismo<\/em> e impuls\u00f3 el <em>Ego\u00edsmo Racional<\/em>, en donde cada uno debe perseguir sus propios sue\u00f1os sin interferir con los de los dem\u00e1s, pero tampoco sin ayudar a aquellos que han fracasado o se han quedado por el camino. Uno podr\u00eda citar como ejemplo a la postura actual del <em>Tea Party<\/em> norteamericano, devotos de Rand, quienes han dicho que Norteam\u00e9rica debe ocuparse de su propia crisis, cerrarse sobre s\u00ed misma, y dejar a Europa (y al mundo) a su propia suerte. Si a ustedes les gusta la historia, podr\u00e1n ver que esta posici\u00f3n no difiere mucho de la famosa <strong>Doctrina Monroe<\/strong> &#8211; <em>&#8220;America para los americanos&#8221;<\/em> -, la cual fue emitida en 1823. Mientras que al principio la m\u00e1xima alud\u00eda a la exclusi\u00f3n de cualquier tipo de intervencionismo pol\u00edtico europeo en territorio americano, con el tiempo la frase fue interpretada como una eventual declaraci\u00f3n de aislacionismo. Fue la <em>Doctrina Monroe<\/em> la que mantuvo a Estados Unidos fuera de la Primera Guerra Mundial hasta 1917; y fueron rezagos de la misma doctrina los que alejaron a los yanquis de entrar a la Segunda Guerra Mundial hasta que no les qued\u00f3 m\u00e1s remedio, luego del ataque japon\u00e9s a Pearl Harbor en diciembre de 1941.<\/p>\n<p>Ciertamente uno podr\u00eda decir que los tiempos han cambiado (y mucho) para los Estados Unidos. En el 1800 era un pa\u00eds joven, pujante y algo ingenuo, y en el siglo XX ya era una potencia con redes comerciales extendidas por todo el mundo. Es por ello que resulta incongruente pedir que un &#8220;imperio&#8221; se aisle del resto del planeta cuando el 90% del mismo se ve obligado a negociar y\/o depender de \u00e9l. En el fondo tanto la <em>Doctrina Monroe<\/em> como el <em>Objetivismo<\/em> de Rand no son m\u00e1s que expresiones muy elaboradas (o camufladas) de xenofobia, conservadurismo extremo y capitalismo salvaje, quienes desean que nadie les robe los puestos de trabajo, nadie les cobre un impuesto ni que nadie les exija compartir sus ganancias y se dedican a echarle las culpas de sus penurias econ\u00f3micas a los extra\u00f1os que pisan su suelo.<\/p>\n<p style=\"text-align: center;\">\n<p>Cuando <strong>La Rebeli\u00f3n de Atlas<\/strong> apareci\u00f3 en 1957, fue apedreada por casi todo el mundo. Curiosamente el libro comenz\u00f3 a revivir con el paso de los a\u00f1os, especialmente despu\u00e9s de cada crisis econ\u00f3mica que sufrieron los norteamericanos durante las siguientes d\u00e9cadas. Como un signo de los tiempos, no s\u00f3lo el p\u00fablico joven de cada nueva generaci\u00f3n accedi\u00f3 a la novela sino que termin\u00f3 por abrazar sus ideas en un porcentaje cada vez mayor &#8211; <em>hoy en d\u00eda, <strong>Atlas Shrugged<\/strong> es un cl\u00e1sico imbatible que figura todos los a\u00f1os entre los 25 libros m\u00e1s vendidos en Estados Unidos<\/em> -. Y hoy en d\u00eda, luego de la crisis financiera \/ inmobiliaria del 2008, existe un gran porcentaje de la poblaci\u00f3n joven norteamericana que exhibe la bandera de John Galt &#8211;<em> el h\u00e9roe idealista que cre\u00f3 Ayn Rand para su novela<\/em> &#8211; como su propio estandarte. Son los que le gritan a Barack Obama que deber\u00eda haber dejado caer a los bancos y a las corporaciones financieras en vez de socorrerlos con miles de millones de d\u00f3lares del patrimonio p\u00fablico norteamericano.<\/p>\n<p>Ahora llega esta pel\u00edcula, la cual ser\u00eda el primer cap\u00edtulo de una posible trilog\u00eda (cuya concreci\u00f3n ha sido puesta seriamente en duda debido al magr\u00edsimo resultado en taquilla que tuvo el filme &#8230; y que demuestra que no hay tantos ultraliberales como uno cree). Aqu\u00ed los \u00fanicos aspectos de ciencia ficci\u00f3n pasan por la extinci\u00f3n casi total de los yacimientos de petr\u00f3leo en todo el mundo y por el descubrimiento de una aleaci\u00f3n de metales casi indestructible. Lo que sigue es jugar con las repercusiones de dicho escenario &#8211; <em>ausencia casi total de autos, desesperaci\u00f3n por encontrar fuentes de energ\u00eda alternativas, una crisis econ\u00f3mica global que voltea a la mayor\u00eda de empresas y corporaciones, el resurgimiento del ferrocarril como \u00fanico medio masivo de transporte de personas y carga<\/em> -, lo cual es manejado de manera muy racional y cre\u00edble. No es el futuro m\u00e1s fascinante para investigar, pero no por ello deja de ser interesante.<\/p>\n<p>Ciertamente <strong>La Rebeli\u00f3n de Atlas, Parte I<\/strong> tiene una cantidad enorme de problemas. Si se quiere, \u00e9ste es un filme mediocre cargado de aspectos fascinantes. Por un lado hay una intriga muy propia de best seller a lo Arthur Hailey con <em>&#8220;rica heredera que se hace cargo de la empresa familiar en crisis, la saca adelante y vence a sus siniestros enemigos de turno&#8221;<\/em>, que no por trillado no deja de ser interesante. Por otro lado est\u00e1 el pasqu\u00edn pol\u00edtico de Rand, en donde sindicalistas y operadores del gobierno son visto como sucios, ineptos y corruptos, enemigos ac\u00e9rrimos de la libre empresa. El discurso pol\u00edtico del filme es tan exagerado que a veces bordea lo rid\u00edculo &#8211; <em>Rand crea a un empresario e inventor idealista (el mentado John Galt), el cual va reclutando a los empresarios m\u00e1s poderosos para llevarlos a una &#8220;colonia&#8221; y, desde all\u00ed, mandar un masivo lock out para tumbar al gobierno que los explota (de all\u00ed el nombre de la novela; la rebeli\u00f3n de quienes mantienen el sistema y que, como Atlas, se encargan de sostener el mundo); los ministros y secretarios toman, en medio de la crisis, algunas de las medidas m\u00e1s est\u00fapidas y aberrantes que uno haya escuchado, como &#8220;no producir m\u00e1s que el competidor&#8221;, &#8220;que los empresarios no sean due\u00f1os de m\u00e1s de una empresa&#8221;, o que no puedan despedir a gente de m\u00e1s de tantos a\u00f1os de antig\u00fcedad<\/em> -, y ello termina por minar las bases de una historia rica en posibilidades. El problema pasa porque Rand pone como villanos a los pol\u00edticos y a los sindicalistas, los cuales toman medidas monumentalmente absurdas para arruinar a la<em> pobre ni\u00f1a rica<\/em> heredera de los ferrocarriles. <strong>Lo que se dice, un melodrama capitalista ultraconservador.<\/strong><\/p>\n<p>El tema con <strong>La Rebeli\u00f3n de Atlas, Parte I<\/strong> es que las dos tramas &#8211;<em> la intriga de best seller y el panfleto pol\u00edtico<\/em> &#8211; son demasiado extensas para coexistir en 90 minutos de filme y terminan siendo metidas con calzador. Hay demasiados di\u00e1logos, como si los libretistas no se hubieran animado a recortar o abreviar la densidad de la trama. Y si bien hay escenas en donde florecen discursos ideol\u00f3gicos inspirados (aunque discutibles en cuanto a contenido), abundan los momentos aburridos. Este es un filme muy particular, con puntos interesantes, pero que a su vez no es muy entretenido y que uno precisa estar de un humor muy especial para poder apreciar sus ideas.<\/p>\n<p><strong>La Rebeli\u00f3n de Atlas, Parte I<\/strong> es una cinta interesante. Oh si, la visi\u00f3n de Rand es discutible, pero igual no deja de ser interesante ver c\u00f3mo est\u00e1 constru\u00edda. Quiz\u00e1s lo que precisaba la obra era otro formato &#8211; <em>el de una miniserie<\/em> -, lo cual le dar\u00eda m\u00e1s ox\u00edgeno y mayor libertad para adaptarla. As\u00ed como est\u00e1 no est\u00e1 totalmente mal&#8230; aunque tampoco est\u00e1 del todo bien.<\/p>\n<h4>LA REBELION DE ATLAS (ATLAS SHRUGGED) SEGUN AYN RAND<\/h4>\n<h5><em><a href=\"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/atlas-shrugged\/\">Atlas Shrugged Parte I<\/a> (2011) &#8211; <a href=\"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/atlas-shrugged2\/\">Atlas Shrugged, Parte II: el Golpe<\/a> (2012) &#8211; <a href=\"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/atlas-shrugged3\/\">Atlas Shrugged, Parte III<\/a> (2014)<\/em><\/h5>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"<p>La Rebelion de Atlas, Parte I (Atlas Shrugged, Part I) (2011): un mundo sin combustibles y dominado por las empresas ferroviarias es el escenario de esta fantasia politica basada en el libro de Ayn Rand. Critica de la pelicula<\/p>\n","protected":false},"author":1,"featured_media":0,"parent":0,"menu_order":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","template":"","meta":[],"_links":{"self":[{"href":"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/wp-json\/wp\/v2\/pages\/10389"}],"collection":[{"href":"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/wp-json\/wp\/v2\/pages"}],"about":[{"href":"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/wp-json\/wp\/v2\/types\/page"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/wp-json\/wp\/v2\/users\/1"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=10389"}],"version-history":[{"count":0,"href":"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/wp-json\/wp\/v2\/pages\/10389\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=10389"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}