{"id":10366,"date":"2017-09-14T17:21:02","date_gmt":"2017-09-14T17:21:02","guid":{"rendered":"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/articulo-cine-fantastico-3\/"},"modified":"2022-06-27T17:30:28","modified_gmt":"2022-06-27T20:30:28","slug":"articulo-cine-fantastico-3","status":"publish","type":"page","link":"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/articulo-cine-fantastico-3\/","title":{"rendered":"Art\u00edculos: Breve Historia del Cine Fant\u00e1stico (Tercera Parte)"},"content":{"rendered":"

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Volver al Indice – art\u00edculos sobre Cine Fant\u00e1stico<\/a>\u00a0\/\u00a0un art\u00edculo de Alejandro Franco<\/a><\/h2>\n

El cine fant\u00e1stico sale del ghetto para expresar las ansiedades que depara el inicio de la Era At\u00f3mica y la Guerra Fr\u00eda; es la hora de invasiones alien\u00edgenas y monstruos gigantes. Pero, pasada la euforia, regresar\u00e1 al nicho de la serie B de matin\u00e9e, barata y juvenil, hasta que Stanley Kubrick y El Planeta de los Simios<\/strong> la despierten de su sue\u00f1o a finales de los a\u00f1os 60.<\/em><\/h3>\n

\"El<\/p>\n

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Si hay algo que trajo el fin de la Segunda Guerra Mundial – adem\u00e1s de la Paz<\/em> – fue la paranoia. La visi\u00f3n del gigantesco hongo at\u00f3mico en el horizonte supuso poner a la humanidad al borde de un precipicio nunca antes visto, un escenario tan fascinante como aterrador en donde los sentimientos se alternaban desde el formidable poder del atomo para obtener energ\u00eda eterna y llegar a las estrellas hasta la sensaci\u00f3n generalizada de que est\u00e1bamos a borde del apocalipsis debido a una guerra nuclear inminente. No eran temores infundados; despu\u00e9s de todo, la Segunda Guerra Mundial sirvi\u00f3 para establecer a los Estados Unidos y la Uni\u00f3n Sovi\u00e9tica como super potencias – naciones con un poder\u00edo de guerra sin parang\u00f3n en todo el planeta <\/em>– y, lo que es peor, con posturas letalmente antag\u00f3nicas. No se trataba de una cuesti\u00f3n de diplomacia; mientras que en d\u00e9cadas y siglos pasados las potencias de turno libraban guerras colonialistas para apoderarse de territorios y extender su zona de influencia, la llamada Guerra Fr\u00eda<\/em> era un conflicto subterr\u00e1neo y a\u00fan mas peligroso, en donde las superpotencias lanzaban combustible sobre los conflictos locales a lo largo del globo, apoyando facciones antagonistas y amenazando con participar directamente si las cosas no sal\u00edan a su favor, … lo cual desatar\u00eda un conflicto armado directo entre EE.UU. y la URSS.<\/p>\n

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La ciencia ficci\u00f3n se elev\u00f3 – de la categor\u00eda de literatura pasatista y explorativa<\/em> – a la estatura de catarsis colectiva de la sociedad amenazada por esa competencia desmedida por el poder\u00edo mundial y nuclear. Ya fuera la idea de la guerra, del apocalipsis, de la invasi\u00f3n y la dominaci\u00f3n extranjera, o del sabotaje y la toma del poder por quintacolumnistas enemigos, el temor a que el pa\u00eds estaba en peligro se convirti\u00f3 en una pesadilla diaria ineludible. El gobierno tampoco calmaba las cosas, estimulando la construcci\u00f3n de refugios at\u00f3micos en el patio de su casa y haciendo campa\u00f1as como el “Ag\u00e1chate y C\u00fabrete”<\/em> que pasaban en las escuelas norteamericanas, la que ense\u00f1aba a los ni\u00f1os a tomar recaudos b\u00e1sicos en caso de ser sorprendidos por una s\u00fabita explosi\u00f3n nuclear en suelo estadounidense.<\/p>\n

Es por ello que el cine fant\u00e1stico abandon\u00f3 los esquemas de los seriales, plagados de cient\u00edficos locos y abominaciones de la ciencia, y pas\u00f3 a una etapa mas radiante, prol\u00edfica y bizarra intentando interpretar – en todos los sentidos posibles<\/em> – la tensa realidad que se viv\u00eda a nivel mundial. Ya fuera la existencia de agentes camuflados – Me Cas\u00e9 con un Monstruo del Espacio Exterior <\/em><\/strong>(1958); La Invasi\u00f3n de los Usurpadores de Cuerpos<\/a> (1956)<\/em> -, las invasiones de fuerzas externas masivas e imparables – La Guerra de los Mundos<\/em><\/a> (1953)<\/em> -, la sensaci\u00f3n de desolaci\u00f3n ante una amenaza at\u00f3mica indetenible y desvatadora Godzilla<\/a> (1954), The Beast of 20.000 Fathoms<\/a> (1953) <\/em>-, o simplemente el terror a haber abierto una caja de Pandora plena de amenazas a la humanidad, devenidas por la ambici\u00f3n de los cient\u00edficos de ir mas all\u00e1 de los l\u00edmites \u00e9ticos y divinos – como Them, La Humanidad en Peligro<\/a> (1954); \u00bfqu\u00e9 criaturas monstruosas dar\u00e1 a luz el poder at\u00f3mico descontrolado?<\/em> -, todas ellas surgieron como met\u00e1foras de la paranoia existente. Oh, s\u00ed,<\/em> los intentos bienintencionados abundaron – como Destino: La Luna<\/a> (1950), el primer filme de ciencia ficci\u00f3n de la edad de oro del cine fant\u00e1stico; o El Dia que Paralizaron la Tierra<\/a> (1951), con un mensajero celestial advirti\u00e9ndonos de los peligros en que hemos incurrido con nuestra carrera armamentista<\/em> -, pero eran espor\u00e1dicos ya que la gente quer\u00eda asustarse para olvidar que, fuera de las puertas del cine, una realidad mucho mas aterradora se cern\u00eda sobre ellos todos los d\u00edas.<\/p>\n

Si los monstruos at\u00f3micos, las invasiones alien\u00edgenas y los esp\u00edas camuflados tocaban las paranoias de manera simb\u00f3lica, tendr\u00edamos que esperar a Stanley Kramer para que montara el primer esfuerzo realista en En La Playa<\/a> (1959). Un submarino at\u00f3mico norteamericano regresa a su base luego de una larga misi\u00f3n secreta, s\u00f3lo para descubrir que la poblaci\u00f3n norteamericana ha desaparecido. No hay datos, solo indicios y una paranoia creciente. Descubriendo a Australia como uno de los escasos territorios no afectados por el conflicto nuclear, los sobrevivientes vivir\u00e1n entre la locura y el \u00e9xtasis sus \u00faltimos d\u00edas de vida, sabiendo que la nube radiactiva llegar\u00e1 a la isla para terminar de exterminarlos.<\/p>\n

Pero es dificil ver un drama tan realista y shockeante. Quiz\u00e1s tratando el tema del terror at\u00f3mico de una manera extremadamente fantasiosa, el temor se disipe y uno termine por aceptarlo o, al menos, camuflarlo. En Fail-Safe<\/a> (1964) la impresionante maquinaria de guerra estadounidense ha fallado; un circuito defectuoso ha dado la orden de ataque a un escuadr\u00f3n de bombarderos at\u00f3micos y la rigidez del procedimiento impide anular la iniciativa. Ante lo inevitable, el presidente norteamericano (Henry Fonda) deber\u00e1 tomar una decisi\u00f3n extrema para evitar el extermino global: sacrificar a la ciudad de Nueva York – con un ataque nuclear propio y controlado<\/em> – para compensar la devastaci\u00f3n de Mosc\u00fa y satisfacer las ansias de venganza del politbur\u00f3 comunista. L\u00e1stima que todo ese shock dram\u00e1tico terminara diluido por la aparici\u00f3n, semanas antes, de Dr. Strangelove<\/a> (1964) de Stanley Kubrick, quien solo pod\u00eda ver la atrocidad de semejante tesis desde el punto de vista de la comedia negra.<\/p>\n

Si en los cincuentas Hollywood estaba en plena euforia de cine fant\u00e1stico – generando toneladas de filmes serie B pero arriesgando, de vez en cuando (y como vanos intentos de hacer mainstream al g\u00e9nero), a algunas superproducciones como la mencionada La Guerra de los Mundos<\/a>, Planeta Prohibido<\/a> (1956) o Esta Isla, la Tierra<\/a> (1955), la mayor\u00eda de los cuales terminaron generando enormes p\u00e9rdidas a los estudios patrocinantes<\/em> -, en los sesentas lo terminar\u00edan relegando al rol de pastiche de tercera categor\u00eda, destinado al p\u00fablico juvenil que inundaba los autocines que estaban de moda. Habr\u00eda intentos espor\u00e1dicos de hacer ciencia ficci\u00f3n seria pero el grueso estar\u00eda en manos de productores de tercera categor\u00eda, generadores masivos de filmes serie B y Z de baja calidad y r\u00e1pido consumo. Roger Corman, la American International Pictures<\/strong> e incluso estudios extranjeros como la Hammer<\/strong> (y todos sus imitadores ingleses) lidiar\u00edan con productos pasatistas y menos solemnes, quiz\u00e1s porque el temor at\u00f3mico ya era un g\u00e9nero agotado por saturaci\u00f3n y un riesgo asumido por la poblaci\u00f3n.<\/p>\n

Y si la ciencia ficci\u00f3n se hab\u00eda popularizado en el cine – pero hab\u00eda regresado nuevamente al ghetto<\/em> -, pronto habr\u00eda quien la sacar\u00eda de semejante status para volver a convertirla en un espect\u00e1culo inteligente, mainstream<\/em>, popular y taquillero de una vez y para siempre. Primero ser\u00eda Stanley Kubrick con 2001, Odisea del Espacio<\/a> (1968) – haciendo un filme pensante, t\u00e9cnicamente impecable e intelectualmente desafiante al plantear seriamente la posibilidad de la existencia de otras formas de vida en nuestro universo (y cuya naturaleza rozar\u00eda lo divino al estimular la evoluci\u00f3n de las especies en la Tierra)<\/em> – y, luego, El Planeta de los Simios<\/a> (1968) quien arrasar\u00eda en las taquillas con su alegor\u00eda sobre las tensiones raciales y sociales que afectaban a la humanidad (y a la convulsionada sociedad estadounidense) en aquel momento. La ciencia ficci\u00f3n se recategorizaba de vuelta; era un \u00e9xito de critica y de p\u00fablico, y abordaba temas intensos e interesantes de manera innovadora. Hab\u00eda llegado la madurez y era hora de evolucionar, convencer al p\u00fablico adulto que la etapa juvenil hab\u00eda pasado y que el g\u00e9nero pod\u00eda plantear desaf\u00edos apasionantes. Pero ello es un t\u00f3pico que terminaremos por abordar en la siguiente entrega de esta saga de art\u00edculos.<\/p>\n

BREVE HISTORIA DEL CINE FANT\u00c1STICO<\/h4>\n
Primera parte (desde los inicios de la humanidad hasta el 1900)<\/a> – Segunda parte (1900 – 1945)<\/a> – Tercera parte (1945 – 1968)<\/a> –<\/em><\/h5>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

Breve historia del cine fantastico (tercera parte): desde La Guerra de los Mundos hasta 2001, Odisea del Espacio y El Planeta de los Simios. La sci fi plasma el temor atomico y termina por salir del ghetto.<\/p>\n","protected":false},"author":1,"featured_media":0,"parent":0,"menu_order":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","template":"","meta":[],"_links":{"self":[{"href":"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/wp-json\/wp\/v2\/pages\/10366"}],"collection":[{"href":"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/wp-json\/wp\/v2\/pages"}],"about":[{"href":"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/wp-json\/wp\/v2\/types\/page"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/wp-json\/wp\/v2\/users\/1"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=10366"}],"version-history":[{"count":0,"href":"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/wp-json\/wp\/v2\/pages\/10366\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=10366"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}