{"id":10364,"date":"2017-09-14T17:21:02","date_gmt":"2017-09-14T17:21:02","guid":{"rendered":"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/articulo-cine-fantastico-1\/"},"modified":"2022-06-27T17:28:28","modified_gmt":"2022-06-27T20:28:28","slug":"articulo-cine-fantastico-1","status":"publish","type":"page","link":"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/articulo-cine-fantastico-1\/","title":{"rendered":"Art\u00edculos: Breve Historia del Cine Fant\u00e1stico (Primera Parte)"},"content":{"rendered":"

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Volver al Indice – art\u00edculos sobre Cine Fant\u00e1stico<\/a>\u00a0\/\u00a0un art\u00edculo de Alejandro Franco<\/a><\/h2>\n

Las ra\u00edces de lo imposible se encuentran en los albores de la civilizaci\u00f3n, en leyendas y relatos religiosos, historias que terminar\u00e1n abonando la imaginaci\u00f3n de una prol\u00edfica generaci\u00f3n de escritores de ficci\u00f3n surgida a fines del siglo XIX y que terminar\u00e1n formando la base del cine fant\u00e1stico en los albores del siglo XX.<\/em><\/h3>\n

\"Breve<\/p>\n

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Al ser humano le fascina lo imposible.<\/strong> Desde que invent\u00f3 la escritura, el hombre ha intentado describir el mundo que le rodea – para ense\u00f1arlo, para analizarlo<\/em> – y, cuando se topaba con algo que estaba mas all\u00e1 de su entendimiento, simplemente lo traduc\u00eda en t\u00e9rminos m\u00e1gicos. He all\u00ed la explicaci\u00f3n divina del trueno y del rayo para los pueblos mas antiguos.<\/em> Desde ya que esas explicaciones se volvieron parte de un imaginario mucho mas vasto y complejo a medida que el hombre se convirti\u00f3 en una criatura social, form\u00f3 las primeras civilizaciones, y cre\u00f3 las primeras religiones. Doctrinas amparadas por una visi\u00f3n m\u00e1gica del universo, el objetivo primario de las religiones es contener el miedo existencial del hombre al proveerle una serie de postulados dogm\u00e1ticos que dan por sentado el origen de la humanidad, su prop\u00f3sito en la Tierra, su trascendencia mas all\u00e1 de la muerte. Al sacar de la ecuaci\u00f3n estas inc\u00f3gnitas, el individuo se siente en paz y queda apto para recibir toda la mitolog\u00eda y toda la escala de valores morales que la religi\u00f3n ha constru\u00eddo.<\/p>\n

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La naturaleza de muchas religiones es intr\u00ednsecamente fant\u00e1stica – con hacedores que sobreviven la duraci\u00f3n de varias existencias terrenales, reviven de la muerte y\/o son generadores seriales de milagros; h\u00e9roes con capacidades sobrehumanas; individuos de f\u00e9rrea moral que se convierten en testigos de acontecimientos catacl\u00edsmicos generados por la furia divina; guardianes inmortales (e implacables) del destino de la raza humana; y la lista sigue y sigue<\/em> – debido a que el religioso debe impresionar al creyente con ejemplos que est\u00e1n fuera de la comprensi\u00f3n humana. La reverencia a la deidad es una mezcla de respeto y temor y, para no provocar su furia, es necesario cumplir con todos sus postulados. En el fondo no deja de ser la aplicaci\u00f3n religiosa de un modelo paternal estricto y severo, en donde la deidad de turno vigila, castiga y corrige a sus hijos, e impide que se aparten del camino indicado.<\/p>\n

Si los efectos especiales<\/em> estaban reservados para los libros religiosos, era l\u00f3gico que semejante dogmatismo culminara con la persecuci\u00f3n de pensadores y artistas, individuos que pod\u00edan imaginar una realidad distinta a la doctrina. Deber\u00edan pasar siglos para que la religi\u00f3n perdiera su caracter preponderante en la sociedad y los titulares de la raz\u00f3n le pudieran dar v\u00eda libre a su intelecto. Llega el Renacentismo<\/em>, el auge del arte y de la ciencia, y es inevitable darse cuenta de que la imaginaci\u00f3n carece de limites. Leonardo Da Vinci crea m\u00e1quinas imposibles pero s\u00f3lo puede plasmarlas en el papel, pues la tecnolog\u00eda de la \u00e9poca no alcanza para construirlas. El problema es que la ciencia es una doctrina reservada para unos pocos iluminados, y no deja de ser una exposici\u00f3n intelectual, te\u00f3rica pero escasamente pr\u00e1ctica, la cual avanza a pasos de tortuga.<\/p>\n

Desde ya, todo eso cambia cuando llega la Revoluci\u00f3n Industrial<\/em>. El capitalismo saca a la ciencia de las aulas de las universidades y la pone a generar dinero; para ello patrocina a una generaci\u00f3n prol\u00edfica de inventores, creadores de m\u00e1quinas que alterar\u00e1n al mundo de manera \u00fanica, radical y definitiva. Cada invenci\u00f3n puede dar a luz a una nueva industria – como ocurre con la locomotora <\/em>– y\/o alterar a niveles exponenciales el desempe\u00f1o de una actividad ya existente – como sucede con las primeras m\u00e1quinas de coser<\/em> -. Surgen nuevos millonarios – competidores directos, en riqueza y poder, de la realeza y los terratenientes<\/em> -, los cuales no dejan de ser industriales que han aplastado a la competencia con la abrumadora capacidad de producci\u00f3n de sus maquinas. Pero todo \u00e9xito tiene costo y, en este caso, es el humano: las masas pobres que se ven obligadas a trabajar en la industria en condiciones aberrantes y a cambio de un salario \u00ednfimo. Ello constituir\u00e1 el caldo de cultivo de las doctrinas mas radicales y revolucionarias, so\u00f1adoras seriales de utop\u00edas sociales, y las cuales terminar\u00e1n generando los movimientos pol\u00edticos mas convulsivos de finales del siglo XIX y principios del siglo XX.<\/p>\n

Si la Revoluci\u00f3n Industrial <\/em>puso a las m\u00e1quinas (y a la ciencia) en el centro de la escena, entonces, \u00bfpor qu\u00e9 no fantasear con ellas?. <\/strong><\/em>Julio Verne se convierte en padre de la ciencia ficci\u00f3n al imaginar aventuras excitantes bajo el mar a bordo de un submarino, o viajando miles de kil\u00f3metros – en el interior de una c\u00e1psula espacial<\/em> – hasta alcanzar la Luna. Cosa curiosa, Verne no es un cient\u00edfico dedicado a crear fantas\u00edas tecnol\u00f3gicas sino un mero escritor de aventuras; y cuando las tierras ex\u00f3ticas y las rutas peligrosas se le agotan, entonces decide internarse en lo inexplorado (hasta ese entonces) como es el espacio y el fondo del mar. A \u00e9l se sumar\u00eda H.G. Wells, quien utilizar\u00eda a la ciencia ficci\u00f3n como cr\u00edtica camuflada a la sociedad imperial y militarista que prevaleci\u00f3, desde los albores de la historia, en Gran Breta\u00f1a y que en ese momento se encontraba en su m\u00e1xima efervescencia. En La Guerra de los Mundos<\/strong> (1898) una sociedad alien\u00edgena mucho mas avanzada aplasta a la soberbia milicia brit\u00e1nica en cuesti\u00f3n de horas y deja al mundo al borde de la indefensi\u00f3n. Claro, poseen m\u00e1quinas mucho mas avanzadas, una tecnolog\u00eda nunca antes vista, y avanzan de manera sangrienta e imparable ya que su prop\u00f3sito es doblegar, colonizar y saquear, pero… \u00a1esperen!. \u00bfAcaso no es lo mismo que estaba haciendo Inglaterra en esos momentos en su masiva – y sangrienta – campa\u00f1a colonial en todas partes del mundo?.<\/strong><\/em><\/p>\n

Y si Verne y Wells fantasean con m\u00e1quinas – viendo el aspecto mas positivo e innovador de la Revoluci\u00f3n Industrial<\/em> -, otros so\u00f1ar\u00e1n con utop\u00edas, con sociedades ideales que funcionen como antagonistas de la injusta realidad social que predomina en la \u00e9poca. Pero las palabras no alcanzan para expresar tantas ideas fant\u00e1sticas y es necesario un nuevo medio para canalizarlas. La soluci\u00f3n la proveer\u00e1 otro invento de la \u00e9poca, una m\u00e1quina creada por los hermanos Lumiere en 1895 y que es capaz de capturar y proyectar im\u00e1genes en movimiento. Y mientras que al principio el cinemat\u00f3grafo no dejaba de ser un invento anodino – que s\u00f3lo captaba la parte mas rutinaria de la realidad<\/em> -, la cosa se condimentar\u00eda cuando los artistas pusieran las manos sobre el aparato y descubrieran toda su potencial. Habr\u00eda que esperar a la maduraci\u00f3n art\u00edstica de Georges M\u00e9lies para obtener la primera obra reconocida del cine fant\u00e1stico en Viaje a la Luna <\/strong>(1902).<\/p>\n

M\u00e9lies, mago de profesi\u00f3n, hab\u00eda visto una de las primeras proyecciones de los hermanos Lumiere en Par\u00eds y hab\u00eda quedado encandilado con el cinemat\u00f3grafo. Al no poder adquirir uno construy\u00f3 el suyo propio y se dedic\u00f3 a rodar innumerables cortos de magia desde 1896. En una de sus filmaciones descubri\u00f3 por accidente que los objetos desaparec\u00edan m\u00e1gicamente de un fotograma a otro – esto es, porque Melies se olvid\u00f3 de cerrar el lente mientras ajustaba los componentes de la escena<\/em> -, y pronto se dedic\u00f3 a investigar qu\u00e9 otro tipo de trucos visuales pod\u00eda generar con el cinemat\u00f3grafo. Para principios del siglo XX el franc\u00e9s ya era un experto en efectos especiales – rudimentarios pero pioneros <\/em>– y pronto form\u00f3 su propio estudio. Y en 1902 se despach\u00f3 con su versi\u00f3n – muy liberal<\/em> – de la cl\u00e1sica obra de Julio Verne De la Tierra a la Luna<\/strong>.<\/p>\n

La nueva centuria asoma auspiciosa para los creadores de universos imaginarios, criaturas imposibles y dimensiones desconocidas. M\u00e9lies da el primer paso pero no es el \u00fanico; pronto otros artistas se unir\u00e1n a \u00e9l, cimentando las bases de lo que ser\u00e1 el cine fant\u00e1stico en el amanecer del siglo XX.<\/p>\n

BREVE HISTORIA DEL CINE FANT\u00c1STICO<\/h4>\n
Primera parte (desde los inicios de la humanidad hasta el 1900)<\/a> – Segunda parte (1900 – 1945)<\/a> – Tercera parte (1945 – 1968)<\/a> –<\/em><\/h5>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

Breve historia del cine fantastico (primera parte): la fantasia, desde los origenes del hombre hasta la llegada del cine y las primeras obras de Georges Melies.<\/p>\n","protected":false},"author":1,"featured_media":0,"parent":0,"menu_order":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","template":"","meta":[],"_links":{"self":[{"href":"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/wp-json\/wp\/v2\/pages\/10364"}],"collection":[{"href":"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/wp-json\/wp\/v2\/pages"}],"about":[{"href":"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/wp-json\/wp\/v2\/types\/page"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/wp-json\/wp\/v2\/users\/1"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=10364"}],"version-history":[{"count":0,"href":"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/wp-json\/wp\/v2\/pages\/10364\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"http:\/\/localhost\/arlequin2024ultra\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=10364"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}