Crítica: Willow Creek (2013)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2013: Bryce Johnson (Jim Kessel), Alexie Gilmore (Kelly Monteleone), Bucky Sinister (matón local), Tom Yamarone (como él mismo), Nita Rowley (como él mismo)

Director: Bobcat Goldthwait, Guión: Bobcat Goldthwait

Trama: Kelly ha decidido embarcarse en el viaje soñado de su novio Jim, el cual es fanático de la leyenda de Pie Grande – el misterioso ser simiesco que fuera filmado hace cerca de 40 años en el parque nacional Trinity – y planea hacer un documental sobre la marcha. Así es como terminan en Willow Creek, el pueblo cercano al lugar del avistamiento, y el cual ha explotado la leyenda hasta convertirla en una fuente de turismo permanente para la zona. Luego de entrevistar a varios lugareños, la parejita decide ir a rodar en el lugar donde filmaran a Pie Grande en 1967 – la famosa cinta Patterson – Gimlin -, pero extravían su camino en el medio del bosque y deciden acampar hasta el amanecer para proseguir con su búsqueda de la salida. Pero la noche tiene sus propios demonios y, en medio de la madrugada, Jim y Kelly terminarán descubriendo que su frágil carpa está siendo asediada por algo que está decidido a atacarlos, lo cual se acerca cada vez mas y mas, y haciendo los ruidos mas estremecedores posibles. ¿Podrán sobrevivir a la noche?. ¿O su incursión habrá marcado el destino de sus vidas, al osar asomarse a algo cuya existencia es prohibida para los seres humanos?.

Jim y Kelly precisan un par de calzones nuevos en la última noche de Willow Creek (2013) Jim y Kelly precisan un par de calzones nuevos en la última noche que deben pasar en el bosque de Willow Creek (2013)

Willow Creek (2013) Bobcat Goldthwait: comediante irritante, cineasta inteligente. Goldthwait ha demostrado tener muy buena mano en la comedia negra – con la notable Dios Bendiga América -, y ahora se ha metido con la leyenda de Pie Grandela mítica criatura que habita en los inmensos bosques del parque nacional Trinity, y cuya supuesta prueba irrefutable de su existencia data de 1967, una agitada filmación casera conocida como la cinta Patterson – Gimlin (búsquenla en YouTube), la cual ha sido eje de acalorados debates por parte de todo tipo de especialistas (nota al margen: a mí me parece irremediablemente trucha, pero un montón de expertos de Hollywood han aseverado que eso no es un tipo en un traje, ya que no se marcan las costuras cuando el bicho camina) -, la cual resulta ser una pasión personal del director. En vez de crear otra sátira – a lo cual parece apuntar en la primera mitad del filme, entrevistando a un montón de lugareños fanáticos y chiflados con la leyenda que venden libros, memorabilia, y hasta hamburguesas con la forma de la pata de Pie Grande (!) -, Goldthwait ha decidido tomarse el tema en serio y termina apuntando al horror real (en primera persona a lo Blair Witch) en la segunda mitad del filme. Sí, sí: la primera parte te despista y te hace reir, pero en la segunda nos topamos con un clima de tensión de la hostia, lo que da por resultado dos o tres sustos de los buenos.

Siendo un fan de la leyenda, Goldthwait decide tratar con respeto a los lugareños en vez de ridiculizarlos. La leyenda de Pie Grande data de varios siglos – el filme de 1967 no es mas que la materialización del mito – y hay abundante data sobre el tema. Muchos lugareños son especialistas en el tema mientras que otros definitivamente son escépticos. En vez de contratar actores Goldthwait decide ir por lo auténtico y filma a lugareños reales, los cuales narran la historia del bicho así como sus propias anécdotas sobre encuentros que han tenido con la criatura. La gracia de esto reside en los actores principales, los cuales tienen una química envidiable y se divierten con el chisporroteo de sus posiciones encontradas – él, un gran entusiasta; ella, apática y racional que no logra entender qué le ve él a algo que le parece obviamente fabricado por los lugareños – al momento de las entrevistas, lo cual da lugar a diálogos sabrosos y muy buenas performances. Estamos hablando de un filme hecho con dos mangos y cero efectos especiales. Oh, si: si ustedes estaban esperando a algún tipo con traje de monstruo, olvídenlo: el filme, en cambio, prefiere apostar al clima de tensión y a la banda sonora, la cual está plagada de sonidos horripilantes.

Mientras que uno podría tomar a Willow Creek como un clon evidente de El Proyecto Blair Witch, hay varias cosas que Goldthwait hace para pararse sobre sus propios pies y erigir al filme con su propia personalidad. Oh, si, hay otra escena nocturna en una carpa, pero ésta está rodada con una tensión impresionante – es una toma única de 20 minutos en donde los protagonistas se despiertan en medio de la madrugada, sienten ruidos raros… y, pronto, los mismos empiezan a acercarse hacia ellos, con un par de repingos que son de campeonato – que es digna de mérito. Lo mismo el climax, en donde los flacos se pierden y deben pasar otra noche en el bosque, sólo que ésta vez sin carpa que los proteja. Oh, si, el julepe está a la orden del día.

Willow Creek es un filme muy recomendable. Su segunda mitad está filmada con maestría, y los protagonistas son tan carismáticos que uno realmente se preocupa (y se aterra) por la suerte que puedan correr. Podrán tildarla de regurgitado de El Proyecto Blair Witch… pero los sustos que genera tienen su propia marca (y enorme efectividad), lo cual lo convierte en un imitador con suficiente voz propia como para erigirse dentro de lo mejor que ha dado el género del found footage.