Crítica: La Guerra de los Mundos (The War of the Worlds) (2005)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Recomendación del EditorUSA, 2005: Tom Cruise (Ray Ferrier), Dakota Fanning (Rachel Ferrier), Justin Chatwin (Robbie Ferrier), Tim Robbins (Harlan Ogilvy), Miranda Otto (Mary Ann)

Director: Steven Spielberg, Guión: Josh Friedman & David Koepp, basados en la novela de H.G. Wells, Música – John Williams

Trama: Ray Ferrier es un obrero del puerto que debe hacerse cargo de la custodia de sus hijos durante un fin de semana. Pero una extraña tormenta eléctrica se desata en Nueva Jersey, e innumerables relámpagos golpean el suelo. De pronto, enormes máquinas surgen de la tierra, y comienzan a arrasar con todo. Ferrier comienza junto con su familia una frenética carrera por la supervivencia, mientras los trípodes alienígenas arrasan con las ciudades, las fuerzas armadas y las personas. Alejándose de la ciudad en uno de los pocos automóviles que aún funcionan, se verá envuelto en un éxodo masivo, donde la impotencia de las fuerzas armadas para combatir a los alienígenas y la desesperación de la gente parecen indicar que ha llegado el fin de la humanidad

La Guerra de Los Mundos 2005 La Guerra de los Mundos es la gran obra de H.G. Wells, el escritor inglés cuyo genio es equiparable al de Julio Verne. Ciertamente Wells fué un escritor prolífico en su vida, pero lamentablemente sus obras de ficción solo comprenden una etapa temprana y relativamente pequeña, y dedicaría el resto de su vida a escribir ensayos y análisis sociales, además de incursionar en la política. Sus libros más conocidos son, además de La Guerra …, El Hombre Invisible y La Máquina del Tiempo, aunque cuenta con algunas novelas de ciencia ficción menos conocidas (que también fueron adaptadas al cine), como El Alimento de los Dioses, y Lo Que Vendrá.

La Guerra de los Mundos siempre fué la obra más popular de Wells. Posiblemente sea la espectacularidad y la épica del relato, además de que la gente siempre ha sentido un gusto especial por las historias relacionadas con la supervivencia. Ese es el quid de, por ejemplo, el cine catástrofe. Y La Guerra … es, pues, una novela que trata sobre una catástrofe. Quizás tenga que ver esto con la necesidad de las personas de sentir qué pasaría en un mundo donde las reglas se alteran. Es también un escenario para desarrollar una sci fi existencialista – ¿desaparecida la tecnología, qué sucede con el hombre?-.

Esa fascinación apocalíptica ha perdurado con los años. La Guerra de los Mundos siempre ha permanecido en el inconsciente colectivo, y cuando se ha adaptado, ha sido como espejo de las epocas que corrían. Y siempre con notable suceso. Primero, en la impresionante adaptación radiofónica de Orson Welles de Octubre de 1938, que generó verdadero pánico en la America en vísperas de la Segunda Guerra Mundial. Muchos han dicho que dicha adaptación fue una suerte de experimento patrocinado por el gobierno para probar la eficacia de la radio como medio de propaganda, algo que no puede comprobarse y que resulta una de las tantas teorías que surgen después de un acontecimiento polémico. La versión de Welles realmente había aterrorizado a Norteamérica, porque estaba realizada con el formato de un falso noticiero, donde pasaban música en una emisión que era continuamente cortada con apócrifos reportes de un aterrizaje marciano en Nueva Jersey (donde, en homenaje, se escenifica la versión 2005 de Spielberg). Si bien Welles había hecho las aclaraciones pertinentes que se trataba de una adaptación de una obra de ficción, lo cierto es que muchos radioescuchas sintonizaron al programa después de haber empezado y no oyeron las advertencias. Hubo algunas movilizaciones de personas así como una saturación de las líneas telefónicas – la gente no pensaba en una invasión marciana, sino en un desembarco nazi en tierras americanas -. Y lo cierto es que aquella transmisión de 1938 hizo historia.

Después está la clásica adaptación producida por George Pal en 1953. El escenario no era más la Inglaterra victoriana, sino la Norteamérica de los años 50, y la obra de Pal – a pesar de cierto acartonamiento – era un reflejo de cierta paranoia propia de la Guerra Fría, en auge en esa época. Y, fuera del cine, la obra ha sido adaptada, serializada y extendida tanto en comics como en novelas y musicales (en La Liga Extraordinaria, o el excelente musical de Jeff Wayne, en relatos de diversos autores, etc).

El tema está en que, salvo escasas excepciones, nunca se respetó demasiado al relato, y simplemente se tomaban escenas del mismo para insertar en historias basadas lejanamente en el original de Wells. Primero, porque el relato original se encuentra relatado íntegramente en primera persona; segundo, la ambientación en la Gran Bretaña imperialista de fines de siglo XIX desaparece en estas adaptaciones; y tercero, porque el espíritu de la novela – mostrar que los imperios pueden caer de rodillas ante un invasor más poderoso – no siempre fue respetado en la expresión cínica que había vertido Wells en su obra. En el film de Pal, las connotaciones son religiosas. La gente se refugia en las iglesias, un cura intenta dialogar con los marcianos, y la victoria se produce porque Dios está del lado de la humanidad. Quizás de todas estas adaptaciones, la más fiel resulte el musical rock de Jeff Wayne, que relata abreviadamente los hechos de la novela en el mismo orden, respetando la ambientación y el espíritu de la misma.

Por lo menos, hasta la llegada de la cinta de Spielberg. Mucho se la ha criticado, considerándola una obra menor de la filmografía Spielberiana, lo cual es un error de óptica. Es cierto que quizás algunas decisiones creativas parezcan no muy felices – en especial, el docu drama de Ferrier y su familia -, pero por lo menos se encuentran correctamente hechos. Y en vez de relatar una épica militarista como el film de Pal de 1953, Spielberg respeta totalmente el espíritu de supervivencia de la obra original. Ya no hay Guerra Fría, pero si existe el Terror Global – en más de un sentido, el film funciona como una catarsis de la paranoia americana post 9/11 -. Lo cual sirve para demostrar la universalidad de los temas que Wells trata, y lo perenne de la obra.

Spielberg toma algunas decisiones artísticas muy interesantes: respeta la fisonomía de los invasores – los trípodes, algo que desagradó mucho a críticos como Roger Ebert -, inserta algunas secuencias crudas del libro que en la versión sanitizada de 1953 no aparecía – la lucha a muerte en la granja, el musgo rojo, la humanidad como ganado -, y adapta escenas que combinan lo mejor de la obra de Pal con el original de Wells. Las naves alienígenas mantienen un escudo protector – en la novela no lo poseen, y por ello pueden abatir algunos trípodes; pero las letales matarrayas de Pal sí lo tenían -; repite la locura urbana en los ataques de la masa al protagonista; e incluso se da el lujo de mostrar a los intérpretes originales del film de 1953 como los padres de la ex esposa de Ferrier (Gene Barry y Ann Robinson) en un excelente cameo.

La version 2005 está plagada de algunos de los mejores momentos de Spielberg de los últimos años. El surgimiento del primer trípode a través del pavimento es memorable. La aparición en su casa de un Tom Cruise bañado en polvo – compuesto de restos humanos – es similar a la de un sobreviviente del derrumbe de las Torres Gemelas. Incluso Dakota Fanning le pregunta en un momento si se tratan de terroristas. Y por supuesto, la brillante escena en el Ferry – donde transcribe a Wells nuevamente, tomando del relato la secuencia del buque de guerra Thunder Child acosado por los trípodes en el río -, donde las naves alienígenas surgen de la nada y comienzan a diezmar a la masa. Son secuencias realmente brillantes, imborrables, espeluznantes.

Además de la paranoia, el otro mérito de Spielberg sea recuperar el punto de vista personal del relato. Acá no es una épica como el film de 1953, que resultaba en cierto modo un panfleto militarista, y que adolecía de ese tufillo pseudo científico – muy de la sci fi de los 50 – donde los intelectuales terminan por explicar cosas obvias o llegar a conclusiones que indican que no saben nada. Acá sólo hay ignorancia, salvo por la presencia personal de los Ferrier en los hechos de la Guerra. Lamentablemente, el film brinda algunos breves momentos de explicación que no funcionan – el encuentro con los periodistas, donde absurdamente se indica que las naves estaban enterradas desde tiempos inmemoriales, y que los tripulantes ingresan a través de los rayos de la tormenta eléctrica -. Hubiera sido mejor si se hubiera prescindido de dicho pasaje.

Pero el film tiene más virtudes que defectos. El musgo rojo, por ejemplo, que es la clara demostración que los alienígenas utilizan a los humanos como ganado. El diseño de las naves con las cestas donde recolectan a las personas, está tomado del original. El combate en la granja con Ogilvy figura en el relato. Pero la ambientación de la granja es un derivado de la misma escena de 1953, cuando en realidad en la novela de Wells el protagonista se refugiaba en uno de los cilindros de los primeros aterrizajes marcianos. La secuencia del ojo eléctrico explorando al sótano es prácticamente un calco de la misma escena con Barry y Robinson en el film de Pal.

Además, el film es superior a la obra de Pal en el aspecto interpretativo – en el técnico, no precisa comentarios -. Cruise se las arregla para componer muy bien un personaje anti heroico, y los chicos Chatwin y Fanning aportan sólidas actuaciones. Son creíbles, y es posible preocuparse por ellos, a diferencia del estoicismo de los intérpretes de la versión ´53. El aspecto personal y dramático – el reencuentro de un hombre con su familia, la carrera de supervivencia que lleva al descubrimiento y la superación personal de él y de sus hijos – funciona correctamente, no es demasiado extenso, no interfiere con el relato ni lo desmerece. El tema es que muchas voces de la crítica se habían ensañado con la figura de Cruise por sus actitudes más allá de las pantallas; pero visto en estas pampas, lejos del calor de chismes y escándalos, la actuación de Cruise es muy buena. De unos años a esta parte Cruise se ha transformado en un intérprete creíble, con suficiente rango como para protagonizar papeles a su medida o totalmente opuestos. Como hemos comentado más de una vez en estas líneas, la crítica americana suele ser muy politizada y olvida con frecuencia separar la paja del trigo.

Personalmente estimo que la versión 2005 es superior a la 1953. Cada una refleja su época, una no quita brillo a la otra ni la reemplaza. Pero la versión 2005 tiene que ver más con la supervivencia que exclamaba Wells en sus líneas. Quizás lo que carezca la versión de Spielberg, sea de una reflexión sobre la matanza. No la del narrador, sino de sus protagonistas. Decir en qué modo la invasión los ha afectado, o qué hicieron de mal para merecer semejante castigo. El simple reencuentro familiar de Ferrier resulta algo trunco y expeditivo para terminar con el relato. En el original de Wells hay dos finales alternativos: uno en que la humanidad se refugia bajo tierra y emprende una larga guerra de treinta años para expulsar a los marcianos, y el clásico, el que los gérmenes terminan por liquidar a los alienígenas, que Wells lo presentaba como cierta ironía del destino (a punto de sucumbir la mayor potencia de la Tierra ante los invasores, quienes lo terminan derrotando son las criaturas más pequeñas del universo). Cualquiera de los finales tenía fuerza porque el relato contenía el espíritu encaminado para resaltar semejante conclusión. Aquí en cambio, la narración final de Morgan Freeman queda algo descolgada con la imagen del reencuentro familiar. Se precisaba una reflexión final adicional para redondear el film.

LA GUERRA DE LOS MUNDOS DE H.G. WELLS

Algunas versiones de la obra de H. G. Wells La Guerra de los Mundos que comentamos aquí son: la versión radial de Orson Welles La Guerra de los Mundos (1938); la versión clásica La Guerra de los Mundos (1953), la versión de Steven Spielberg La Guerra de los Mundos (2005), la opera rock Jeff Wayne´s La Guerra de los Mundos (2006), y las versiones de la editora The Asylum: H.G. Wells La Guerra de los Mundos (2005) y La Guerra de los Mundos 2: La Próxima Ola (2008). La Guerra de los Mundos: Goliath (2012) es una secuela steampunk que tiene lugar 15 años después de la primera invasión marciana. La Gran Guerra Marciana (1913 – 1917) (2013) es un falso documental que ubica la invasión alienígena en las vísperas de la Primera Guerra Mundial.
The Night That Panicked America (1975) es un telefilme que recrea la transmisión (y las repercusiones) de la legendaria transmisión radial de Orson Welles de 1938.

STEVEN SPIELBERG

Algunos de los filmes de Steven Spielberg comentados en este portal: Duel (1971) – Tiburón (1975) – Encuentros Cercanos del Tercer Tipo (1977) – Los Cazadores del Arca Perdida (1981) – E.T. El Extraterrestre (1982) – La Dimensión Desconocida: La Película (1983) – Indiana Jones y el Templo de la Perdición (1984) – Indiana Jones y la Ultima Cruzada (1989) – Siempre (1989) – Jurassic Park (1993) – El Mundo Perdido: Jurassic Park (1997) – Rescatando al Soldado Ryan (1998) – La Guerra de los Mundos (2005) – Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal (2008) – Ready Player One (2018)