Crítica: Vuelo a Marte (Flight to Mars) (1951)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1951: Arthur Franz (Jim Barker), Cameron Mitchell (Steve Abbott), Margeurite Chapman (Alita), Virginia Huston (Carol Stafford), Morris Ankrum (Ikron)

Director: Lesley Selander, Guión: Arthur Strawn

Trama: Una misión tripulada es enviada a Marte. Pero inconvenientes en el viaje determinan que la nave resulte dañada y haga un aterrizaje de emergencia en el planeta rojo. Allí descubren una desarrollada civilización alienígena, con la cual pueden comunicarse e intercambiar conocimientos. Los marcianos están dispuestos a ayudarlos para reparar la nave y relanzarla. Pero los terricolas desconocen que en realidad los alienígenas tienen las oscuras intenciones de apoderarse del cohete para poder invadir la Tierra.

Vuelo a Marte Vuelo a Marte es uno de los primeros filmes de la camada de ciencia ficción serie B que inundaría las pantallas de los años 50. Mientras que el año anterior el género debutó con Destino: La Luna, al poco tiempo surgieron todo tipo de clones baratos, con menor rigor científico y mayor énfasis en la fantasía. En el caso de los viajes a otros planetas, el sabor de la aventura de explorar el espacio y superar los retos de la ciencia sería dejado de lado por una temática propiamente pulp, como es el encontrar civilizaciones hostiles o extinguidas, monstruos alienígenas, e invasiones inminentes a la Tierra de todo tipo y color. Con la excepción de los monstruos, Flight to Mars cumple con todos los puntos de la categoría.

Pero es una película escrita como el demonio. Los diálogos estan empapados de cursilería, en especial los del ladri Cameron Mitchell (“mi artículo hablará del ingeniero espacial que tenía una claraboya en su dormitorio para poder dormir bajo las estrellas”); los personajes están desarrollados de la manera más irritante posible, y la puesta en escena es abismalmente ridícula. Por ejemplo, los FX hacen que las tapas de ruedas que usaba Ed Wood en Plan 9 del Espacio Exterior parezcan de la Industrial Light & Magic en comparación con lo que se ve acá: aquí hay otro cohetito que tira humo en el espacio para donde no debe; la nave – cuando debe aterrizar de emergencia en Marte – se incrusta en la montaña como si fuera una jeringa lanzada contra un pedazo de tergopol (!); y si los efectos especiales son baratos, esperen a ver el vestuario. Los expedicionarios bajan en Marte con mamelucos y tapabocas (!) mientras que los alienígenas, al menos, tienen trajes decentes de astronautas (afanados precisamente de Destino: La Luna).

Pero si la puesta en escena es barata, la dirección de Lesley Selander es mucho peor que los bajos costos de producción. Las escenas correspondientes a los picos de tensión de la trama – la atracción de la gravedad de la Luna y el desvio del rumbo; la lluvia de meteoros que daña la nave – duran 15 segundos cuando mucho. Los niveles de actuación son uniformemente malos. Cuando los terrícolas encuentran a los marcianos y éstos se sacan las escafandras, nos encontramos con gente común y corriente – con jopos a la gomina – hablando en perfecto inglés. Los marcianos van de togas y las marcianas de minifalda; hay un supuesto conflicto romántico en donde Cameron Mitchell se quiere soplar el caramelito del ingeniero de la misión – quien a su vez se ha enamorado de la hija del líder marciano, sin conocer siquiera dónde tienen los órganos sexuales las mujeres alienigenas – que desde ya no le interesa a nadie (amén de que Mitchell y Virginia Huston tienen química cero). Y chapucerías como esas hay a raudales. La más inaudita es que la misión usa proyectiles guiados para enviar papeles y fotos a la Tierra (!).

Vuelo a Marte es un filme terrible. Mal escrita, mal dirigida, mal actuada, tensión cero y efectos especiales malísimos. La ciencia que hablan en la película es abominable. Y ni siquiera es tan terrible como para que resulte divertida como comedia inintencional. Simplemente es un filme incompetente en todos sus rubros.