Crítica: Sinbad y la Princesa (The 7th Voyage of Sinbad) (1958)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1958: Kerwin Mathews (Sinbad), Torin Thatcher (Sokurah), Kathryn Grant (Princesa Parisa), Richard Eyer (Barani el genio)

Director: Nathan Juran, Guión: Kenneth Kolb, Musica – Bernard Herrmann

Trama: Sinbad recoge al mago Sokurah en la isla de Colossa, salvándolo de las garras de un cíclope. Pero al momento del rescate, el mago pierde una lampara mágica. De regreso a Bagdad, Sokurah realiza denodados esfuerzos para que le provean un barco y tripulación para regresar a Colossa a buscar la lampara; pero ante la negativa del Califa, Sokurah lanza un hechizo sobre la princesa Parisa, reduciéndola a unos pocos centimetros de tamaño. Desconociendo que el suceso fue provocado por el mago, el Califa y Sinbad le piden a Sokurah que anule el hechizo; y para ello debe prepararse una poción con la cáscara de huevo de Roc, la cual sólo se encuentra en Colossa. Sinbad parte junto al mago hacia la isla, sabiendo de los terribles peligros que asedian al viaje y de la posible traición de Sokurah para recuperar la lampara.

The 7th Voyage of Sinbad Esta es otra producción del tandem Nathan Juran / Ray Harryhausen (previamente reunidos en 20 Million Miles to Earth). Es también la primera incursión en el mundo mágico de las Mil y Una Noches del animador de culto Harryhausen, que en su momento se transformara en una verdadera estrella de Hollywood (tal como George Pal, serían figuras que sin dirigir o actuar, ya tenían suficiente renombre y poder de convocatoria para sus filmes, considerados como de autor). Para tener una idea, Harryhausen era el equivalente del George Lucas de los años 50.

Es realmente difícil evaluar a The 7th Voyage of Sinbad sin parecer cínico. Si uno la considera como una obra destinada al público infantil, es realmente despareja – las animaciones stop motion de Harryhausen van de lo bueno a lo excepcional, pero ocurren varias muertes aquí, aunque sean asépticas -. Y para el resto del público, se debate entre lo entretenido y lo definitivamente incoherente. La historia parece estar construida como segmentos de acción sin demasiado sentido, empotrados de alguna manera como para resultar una excusa de secuencias para que Harryhausen demuestre su arte en los efectos especiales. Mientras que el cíclope, el ave de Roc o el dragón están bastante bien, la secuencia de la pelea entre Sinbad y un esqueleto revivido es decididamente sobresaliente, con un sorprendente grado de cuidado en la sincronización de las acciones entre humanos y muñecos animados. Una versión extendida de este combate se puede ver en la posterior Jason y los Argonautas (1963).

El tema es que al film le falta un villano consistente. Torin Thatcher se debate entre ser bueno, ser malo, ser torpe o ser incompetente. Al principio sólo parece ser un individuo egoísta, preocupado por recuperar la lámpara (que sólo puede usarse para el bien); después empieza con sus maquinaciones para que le otorguen un barco para regresar a la isla, hasta que termina por hechizar a la princesa; durante el viaje parece un aliado de Sinbad hasta que lo traiciona; y al final entra en un rol de malvado a full que no es muy consistente con sus actitudes anteriores – a final de cuentas, parecía un personaje ambicioso pero no dañino -. El resto de los caracteres actúa como si viviera en otro planeta y no desconfiara del mago. Y si el villano es extremadamente blando, Kerwin Mathews aporta cero de carisma como héroe. Ciertamente es un film a la deriva, buscando desesperadamente a alguien que lidere la pantalla.

De todos modos el film aporta un par de escenas novedosas (o bien ejecutadas); además del combate con el esqueleto, hay una secuencia realmente original, en donde la diminuta princesa se escabulle dentro de la lámpara para encontrarse con el genio, que me parece que es uno de los hallazgos del film.

Lamentablemente el diálogo no siempre es muy feliz que digamos; y en el medio la mayoría de las secuencias van del clisé a lo puramente camp, como cuando el ciclope toma a uno de los marineros y lo ata a un tronco para hacérselo al spiedo.

Es un film muy irregular; tiene malas peleas, malos diálogos, algunos momentos de acción inspirados, algunas secuencias bastante violentas (como cuando el ciclope empieza a aplastar marineros con un árbol), héroe inexistente y villano incompetente. Aún los filmes de Disney cuidan de que los malvados tengan algo de carisma. Y con todo, The 7th Voyage of Sinbad resulta apenas superior a lo mediocre, siquiera para el público infantil.

RAY HARRYHAUSEN

Debido a su trabajo pionero con los efectos especiales, a Ray Harryhausen se lo considera parte creativa necesaria de todos los filmes donde ha participado. Aquí hemos reseñado las siguientes obras: The Beast From 20.000 Fathoms (1953) – It Came from Beneath the Sea (1955) – La Tierra vs los Platillos Voladores (1956) – 20 Million Miles to Earth (1957) –  El Septimo Viaje de Sinbad (1958) – Mysterious Island (1961) – Jason y los Argonautas (1963) – Los Primeros Hombres en la Luna (1964) – El Valle de Gwangi (1969) –  El Viaje Fantastico de Sinbad (1974) – Sinbad y el Ojo del Tigre (1977) – Furia de Titanes (1981)