Crítica: Viaje Cósmico: Una Novela Fantástica (1936)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

URSS, 1936: Sergei Komarov (Pavel Ivanovich Sedikh), K. Moskalenko (Marina), Vassili Gaponenko (Andryusha Orlov), Nikolai Feoktistov (capitán Viktor Orlov), Vasili Kovrigin (profesor Karin)

Director: Vasili Zhuravlyov, Guión: Aleksandr Filimonov, basado en la novela homónima de Konstantin Tsiolkovsky

Trama: La Unión Soviética, en un 1946 alternativo. El profesor Pavel Ivanovich Sedikh ha diseñado el Josef Stalin I – una gigantesca nave espacial – cuyo lanzamiento hacia la Luna es inminente. Sin embargo el profesor Karin, partícipe del proyecto, pretende dilatar la partida ya que las sondas con animales que han enviado al espacio demuestran que un hombre tan mayor como Sedikh no podría resistir las presiones provocadas por el despegue. Sin embargo Sedikh, con la ayuda del niño Andryusha Orlov y su joven ayudante Marina, irrumpen en la nave y realizan una partida sorpresiva. Pero al llegar al satélite deberán enfrentarse a peligros inesperados, y la misión se pondrá en riesgo debido a la avanzada edad de Sedikh, quien exige demasiado a su desgastado cuerpo.

Viaje Cosmico: Una Novela Fantastica Viaje Cosmico: Una Novela Fantástica es una fascinante cápsula del tiempo. Es uno de esos filmes desaparecidos en la masiva producción cinematográfica enclaustrada detrás de la cortina de hierro, que comenzaron a ver la luz después de que la ex Union Sovietica volteara sus fronteras, se democratizara y ganara acceso sin restricciones a la Internet. La aparición masiva de oscuras producciones soviéticas podría generar cambios radicales en la historia del cine tal como está escrita en los libros. Aquí, por ejemplo, hay una superproducción cuyos valores de puesta en escena es comparable (o superior) a otros filmes de sci fi de la época, como Metropolis (1927), La Mujer en la Luna (1929) o La Vida Futura (1936). Los efectos especiales son adelantados a su tiempo, y el montaje es impecable. Por otra parte, es un delicioso panfleto político inundado de ingenuidad y épica heroica. Si Metropolis era una alegoría naif sobre la sociedad moderna de los años 30, Viaje Cosmico: Una Novela Fantástica es una oda al prohombre soviético, racional y explorador del universo. El filme mantiene muchos puntos en común en cuanto al tono con el megaclásico de Fritz Lang, si bien su historia es mucho más sencilla y lineal.

Esto es cine de aventuras mezclado con propaganda política. Acá estamos en la URSS en un 1946 alternativo, en donde los coches se ven viejísimos pero los edificios, los trenes flotantes y las naves espaciales se ven superfuturistas. Es un futuro art decó, propio del pergeñado por los regímenes totalitarios de aquella época. Como para que no queden dudas de que el filme es producido por el Estado, la nave espacial se llama Josef Stalin I. Todos son camaradas y se tratan con respeto, sin importar el título o la edad; por ejemplo el niño que acompaña al protagonista habla y se comporta como un adulto, guiado por unos ideales altruistas que sólo pueden existir en una obra de este tipo. El héroe es un científico anciano y, además del niño, hace el viaje acompañado de una muchacha que es su ayudante, como para que todos los sexos, edades y clases sociales estén representados en la aventura. Y todos los personajes se reducen a cartón pintado sin demasiado caracter, pero con una vena nacionalista que les explota a cada segundo como si todo lo que fueran a hacer en su vida fuera heroico.

Si bien la parte de propaganda del régimen es obvia, no es demasiado molesta. Uno se entretiene mucho con las fabulosas maquetas del cosmódromo, que tienen un grado de detalle impresionante. La otra golosina visual son los decorados, que son gigantescos e imaginativos. Por ejemplo, para el despegue los cosmonautas se alojan en unas cabinas inundadas de líquido, el que los protege de las vibraciones del despegue (había algo similar con La Mujer en la Luna, sólo que el cohete entero se lanzaba de manera submarina). Hay unos efectos muy delirantes de gravedad cero, y toda la gente sonríe como desquiciada ya que está conquistando el espacio para la Union Soviética (eso, o se fumaron cosas muy raras). Cuando llegan a la Luna, ésta es una especie de planeta Kripton hecha con monolitos gigantes que se deshacen ante sus pisadas. Hay unas increíbles tomas stop motion con la cámara en movimiento todo el tiempo, que le pasan el trapo olímpicamente a Willis O´Brien, Ray Harruhausen, y todos los animadores de la época. Y, como no podía faltar, el mensaje que envía a la Tierra son las siglas de la URSS escritas con kilometros de material fosforescente y visibles desde nuestro planeta.

Por supuesto la parte dramática es muy burda. El conflicto se reduce a querer impedir el viaje al anciano científico, y a un par de accidentes en la superficie lunar, pero todo se resuelve en menos de dos minutos. El libreto no quiere el melodrama y prefiere en cambio hacer un empalagoso canto al heroísmo, mostrando al cosmos como el desafío a superar – es por ello que no hay villanos en la filmografía soviética de sci fi -. Un detalle curioso es el nombre de los exploradores en sí, lo que ilustra la mentalidad de las distintas naciones involucradas en la carrera espacial. Mientras que para los norteamericanos los viajeros eran astronautas – exploradores de los astros, o sea las estrellas y los planetas -, para los soviéticos eran cosmonautas, y la palabra cosmos es mucho más universal (no solo el suelo firme de un planeta, sino el mismo espacio es un reto casi infranqueable). Para los sovieticos el universo era una caja de Pandora, y sólo los experimentados hombres de ciencia podían lidiar con sus misterios, mientras que en la sci fi norteamericana eso se reduce a los heroismos individuales y por afuera de las reglas. Acá Sedikh y sus compañeros de viaje forman un grupo de apasionados por la aventura, que sólo rompen las reglas para poder cumplir sus sueños… y después siguen fielmente el reglamento de turno.

Viaje Cosmico: Una Novela Fantástica es una curiosidad interesante. Dura apenas una hora, tiene grandes efectos especiales, la dirección es muy dinámica, y entretiene todo el tiempo. Vale la pena pegarle una mirada, especialmente si le han gustado las obras de Fritz Lang de esa época.

CINE FANTASTICO SOVIETICO (incluyendo países satélite de la cortina de hierro) (1917 – 1991)

Viaje Cosmico: Una Novela Fantástica (1936) – First Spaceship to Venus (1959) – El Llamado de los Cielos (1959) – El Planeta de las Tormentas (1962) – Ikarie XB 1, Viaje al Fin del Universo (1963) – La Nebulosa de Andromeda (1967) – Solaris (1972) – Eolomea (1972) – En el Polvo de las Estrellas (1976) – El Bucle de Orion (1980) – Hacia las Estrellas, de la Manera Mas Dificil (1981) –