Crítica: Vampirella (1996)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1996: Talisa Soto (Vampirella / Ella), Roger Daltrey (Vlad), Richard Joseph Paul (Adam Van Helsing), Lee de Broux (teniente Walsh), Brian Bloom (Demos), Corinna Harney (Sallah)

Director: Jim Wynorski, Guión: Gary Gerani, basado en el comic creado por Forrest J. Ackerman

Trama: Los habitantes del planeta Drakulon son vampiros que han superado su instinto asesino natural, alimentándose de los ríos orgánicos de sangre que corren por sus tierras. Pero el anarquista Vlad se opone a ello, y desata una ola de terror. Capturado y llevado frente al consejo gobernante, Vlad es liberado por sus secuaces y asesinan a la totalidad de los líderes. Para librarse de su persecución, Vlad y su banda se escapan a la Tierra, llegando 30 siglos antes de nuestra era. Ella, la hija del anciano líder, clama venganza y va tras Vlad, arribando recién en la época actual. Pero Ella descubrirá que el gen vampiro ha mutado, y ahora Vlad ha contagiado a gran parte de la población; y mientras tanto, una oscura organización paramilitar se encuentra librando una guerra secreta contra los vampiros.

Vampirella Si uno toma en frío cualquier comic de superhéroes, no cabe duda de que se tratan de historias completamente idiotas. La diferencia entre una historia ridícula y un comic de culto estriba en el arte de los creativos para hacerla digerible y creíble. De que el universo que pintan sea medianamente coherente y que los personajes resulten atractivos.

He aquí el caso de Vampirella. Es un comic de culto creado (realmente) por Archie Goodwin, Frank Frazetta y Tom Sutton para la Warren Publishing en 1969. Con Frank Franzetta haciendo la gráfica – es el mismo dibujante que creara fabulosas portadas para libros e historietas de Conan, por ejemplo -, el personaje no dejaba de ser un ícono de poster para adolescentes cachondos: una mujer escultural vestida como conejita Playboy, de rasgos oscuros y enormes colmillos. Pero resulta difícil concebir en qué universo podría moverse de manera creíble semejante femme fatale ataviada ridículamente con mínimo catsuit rojo y cuello smoking. Durante el primer año de publicación, el personaje sólo servía como anfitriona para presentar historias de horror; al año siguiente se decidió darle una tira propia y el resto es historia. El creador de la fanzine Famous Monsters of Filmland, Forrest J. Ackerman (que era una celebridad en el medio fantástico) fue consultado sobre detalles acerca del personaje. Combinó el nombre de Cenicienta (Cinderella) con Vampiro, disparó al pasar una muy fumada historia sobre un planeta donde los vampiros se alimentan de ríos de sangre, y junto con algunas ideas más se desarrolló la historieta. Usando la chapa del nombre de Ackerman, Vampirella se convirtió en un comic muy popular que aún sigue editándose hasta nuestros días.

En 1996 se realizó esta versión para la pantalla grande bajo el ala de Roger Corman. Y es una versión realmente espantosa. La mediocridad transpira por los cuatro costados, siendo imposible imaginar peor destino para un personaje de comic. El problema no es sólo que sea un filme barato – con FX risibles, murciélagos que son dibujitos animados, actores de madera terciada y escasos decorados -, o que Jim Wynorski sea el peor director sobre la faz de la Tierra. El tema pasa por la historia, que es recitada textualmente sin la más mínima convicción y resulta descomunalmente ridícula. Uno podría imaginar cientos de alternativas para reimaginarla y hacerla digerible: que Drakulón se hubiera llamado Drakkar o algo así, que los drakulonianos tuvieran un defecto genético que les diera un organismo débil y que solo pudieran compensarlo con líquidos similares a la composición de la sangre, que los mismos estuvieran en algun tipo de planta o animal modificado genéticamente, que los villanos llegaran a la Tierra en el pasado y se establecieran como reyes de alguna época oscura, y que Vampirella llegara a esa edad media altermativa a combatirlo junto a alguna organización secreta financiada por el Vaticano. Dicho de otro modo, mezclando elementos de Underworld, John Carpenter´s Vampires, Blade y otras fuentes más, que han reconstruído las reglas del vampirismo en términos más modernos y creíbles. Pero así como está, Vampirella es un compendio de escenas malísimas: Talisa Soto no tiene ni la presencia física ni el carisma que precisa el personaje – es demasiado chica y modesta en sus atributos -; Roger Daltrey sobreactúa a niveles más allá de toda galaxia conocida; los vampiros son unos absolutos inútiles que han esperado 30 siglos para apoderarse del mundo; la organización paramilitar cristiana es una caterba de incompetentes; y no hay momento en el filme en que uno no deje de asombrarse de lo mal concebido que está. Con un poco de empeño, hubiera resultado en algo medianamente digerible y competente.

Vampirella es un filme para evitar; si la curiosidad por el personaje le atrae, que conste en actas que le advertimos sobre su calidad. Es una lástima, porque una reelaboración de la historia podría haber resultado en algo similar a Underworld o Blade, sólo que con más curvas femeninas.