Crítica: Upgrade (2018)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

5 atómicos: excelenteRecomendación del EditorUSA, 2018: Logan Marshall-Green (Grey Trace), Betty Gabriel (Cortez), Harrison Gilbertson (Eron), Benedict Hardie (Fisk)

Director: Leigh Whannell – Guión: Leigh Whannell

Trama: El futuro. Grey Trace es un mecánico de autos antiguos en una era en donde todo es electrónico; su mujer Asha es una ejecutiva de una gran firma dedicada a la informática y, aunque son muy diferentes, se aman apasionadamente. Luego de hacer entrega de un auto reparado por Grey la pareja regresa a su casa en el coche autoguiado de Asha, pero el mismo se desvía del camino y los lleva a un barrio de mala muerte donde son emboscados. Asha es asesinada y Grey resulta severamente herido en su columna vertebral, quedando postrado en una silla de ruedas. Pero, durante su permanencia en el hospital, es visitado por Eron – el cliente al que le llevo el auto antes de la trampa; un billonario dueño de una empresa de última tecnología -, quien le ofrece cambiar su vida en un instante implantándole un chip en la columna que le devolverá la movilidad a sus miembros. Grey acepta y pronto descubre que el chip posee una avanzada inteligencia artificial llamada Stem, la cual se comunica con él hablándole a su oído interno. Pero Stem es sumamente activo y pronto empieza a descubrir pistas sobre el asesinato de Asha que se le escaparon a la policía, momento en el cual Grey aprovecha sus nuevos poderes para investigar y dar con el paradero de los sicarios. El drama es que Grey es un tipo común, y lleva todas las de perder a la hora de enfrentarse a soldados altamente entrenados y plagados de armas implantadas en sus cuerpos. Pero Stem termina tomando el control del cuerpo de Grey y, con una precisión feroz, será capaz de derrotar a los matones así como de torturarlos para obtener toda la información posible sobre sus contactos. La venganza es una deuda que Grey tiene para con Asha… pero al ver la crueldad de Stem, el mecánico empieza a arrepentirse de haber iniciado semejante escalada. Y es que el resto de los asesinos se ha enterado de las victimas que va dejando Grey, así que han salido a cazarlo. Ahora Grey precisa confiar en la brutal letalidad de Stem para poder sobrevivir y liquidar a los asesinos que aún quedan en su lista, una tarea que lo tortura profundamente aunque sea un curso de acción que el destino ha vuelto inevitable e irreversible.

Arlequin: Critica: Upgrade (2018)

Upgrade viene de la mano de Leigh Whannell, el padre – junto a James Wan – de la saga Saw e Insidious. Whannell había debutado flojo en la dirección con Insidious 3, pero acá se despacha con un delirio de primera que está dirigido con la mano firme y clara propia de un veterano. Upgrade es como una versión cyberpunk de El Hombre Nuclear, devenido vengador anónimo a lo Charles Bronson porque le han asesinado a su esposa. Como el tipo ha quedado malherido y paralítico en el incidente,  un misterioso millonario – a quien conoce de hace tiempo, ya que arregla su flota de antiguos muscle cars – le ofrece una solución milagrosa: implantarle un chip en la médula que le devolverá por completo la movilidad. Ahora el tipo ha sido reconstruido, es mas rápido, mas fuerte… y está libre para comenzar a investigar y rastrear a los asesinos de su esposa. Lo que nadie le dijo es que el chip viene con personalidad propia ya que trae una inteligencia artificial llamada Stem, la cual le habla al oído interno y suena como una buena imitación de Douglas Rain, el que le ponía la voz a Hal 9000 en 2001, Odisea del Espacio. La AI le empieza a encontrar pistas que serían imposibles de descubrir por el ojo humano y, poniendo al protagonista en la ruta correcta, comienza a toparse con cada uno de los sicarios que participaron en la emboscada, tipos super entrenados dotados de implantes de todo tipo como lentes de contacto inteligentes y escopetas integradas en sus brazos. Y siguiendo el rastro de migajas de pan terminará por dar con el paradero del culpable… lástima que resulta ser el individuo menos pensado.

Upgrade es una gran película. Whannell sintoniza a Paul Verhoeven en Robocop y se despacha con peleas sanguinarias de todo tipo, ya sea metiéndole una cuchilla en la boca a un tipo y abriéndole la cabeza al medio, o haciendo puré la cara de un pandillero con una navajita. Por supuesto Marshall-Green quiere vengarse y, cuando lo agreden se defiende, pero Stem es mas expeditivo y sanguinario de lo que él pensaba: termina sentándose en el asiento del co piloto cuando a la AI toma el control de su cuerpo y se le ocurre torturar gente para obtener respuestas. Y no hay manera de decirle que no a Stem ya que opera con una lógica impecable.

Mientras que la acción es impresionante y la trama es excelente, Upgrade se le ocurre dar una vuelta de tuerca sobre la segunda mitad, volviéndola mucho mas oscura de lo que era. Además del dilema del tipo inocente obligado a matar y torturar gente hasta dar con todos los tipos que emboscaron y acribillaron a él y a su esposa, viene el drama que la inteligencia artificial es cada vez mas independiente, la policía le pisa los talones, y los métodos de Stem se vuelven cada vez mas brutales. Es gracioso ver como Marshall-Green pelea con los sicarios, ya que es como un títere manejado por una mano invisible gigante, haciendo movimientos físicos imposibles o girando y caminando como un robot. Y cuando la verdad se revela, si bien es una gran sorpresa, termina siendo medio traída de los pelos cuando se la analiza en perspectiva.

Whannell ha creado un filme excelente, movido, inteligente, innovador. El futuro que pinta es creíble y no parece tan lejano – con autos que se manejan solos y ciudades cubiertas por drones de vigilancia de la policía; implantes de todo tipo y teléfonos intra aurales, un montón de tecnología que se maneja directamente por la voz – y, en medio de todo escenario, el protagonista, el cual es uno de los pocos tipos analógicos en un mundo digital. Repara y adora las cosas viejas, prefiere cocinar a mano, no tiene implantes, es enemigo de la tecnología. Curioso capricho del destino que dependa de un superchip para recuperar su vida (o siquiera su movilidad) e intente cobrar las deudas que le ha otorgado el destino. En esa dicotomía – y el asombro de verse controlado por un poder externo que ha hecho su causa como propia y se ha vuelto mas brutal de lo que pensaba – el filme exhibe una de sus mejores bazas, con la gran performance de Marshall-Green que va de la sorpresa al horror, de la satisfacción al asco, portando un cuerpo que ya no le responde. Y aún con un par de agujeros de lógica importantes, yo creo que Upgrade es una película super recomendable y un serio candidato al status de filme de culto, ya no se queda corto ni en sorpresas ni en originalidad.