Crítica: Una Extraña del Cosmos (Unearthly Stranger) (1963)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

GB, 1963: John Neville (Dr. Mark Davidson), Philip Stone (profesor John Lancaster), Gabriella Licudi (Julie Davidson), Patrick Newell (mayor Clarke), Jean Marsh (señorita Ballard)

Director: John Krish, Guión: Rex Carlton & Jeffrey Stone

Trama: En el Instituto de Investigación Espacial el profesor Geoffrey Munro se encuentra al mando de un proyecto donde se estudia la posibilidad de viajar mentalmente hacia las estrellas. Munro parece haber dado con la clave del acertijo pero sufre un ataque cerebral y fallece. Ahora lo sustituye Mark Davidson, quien ha sido puesto bajo la lupa por los agentes de inteligencia ya que líderes de proyectos científicos similares de Estados Unidos y la URSS han muerto en las mismas circunstancias que Munro. Pero las pistas no apuntan a Davidson sino a su esposa Julie, la que carece de todo tipo de antecedentes y tiene una conducta errática. Y la investigación tomará un giro bizarro cuando descubran cualidades anormales en la chica … las que podrían indicar que no se trata de un ser humano.

Unearthly Stranger (1963) Una Extraña del Cosmos es otro titulito raro de los que suele desenterrar Canal 7 a la madrugada. Es un filme del cual existe poca data, rodado de manera modesta y que ha permanecido ignorado en la mayoría de las reseñas de cine fantástico. La mayor parte del equipo de producción viene del riñón de la TV británica – léase El Santo, Los Vengadores, etc -, y el libretista Rex Carlton escribió barbaridades como El Cerebro que no Quería Morir (1962) hasta que se tuvo que pegar un tiro en 1968, ya que no podía devolverle a la mafia un préstamo que les había pedido para financiar su última película (ouch!).

Acá hay una idea interesante que el director intenta potabilizar hasta donde le resulta posible, y que después queda sepultada bajo el peso de la idiotez del libreto. Hay un tipo trabajando en un proyecto realmente bizarro, que es la posibilidad de viajar mentalmente a otros mundos. Cualquier otro tipo de proyecto espacial hubiera sonado mejor, pero aquí insisten con la idea y pareciera que el libretista no sabe cómo desarrollarla después de largarla al ruedo – esta gente se la pasa resolviendo ecuaciones, en vez de probar con sueros, cascos medidores de ondas cerebrales, o algo más coherente con la premisa -. El líder del proyecto muere de un ataque cerebral, y lo reemplaza John “Baron Munchausen” Neville. La gente de seguridad – encabezada por Patrick Newell, años antes de convertirse en “madre” en la última temporada de Los Vengadores – sospecha de Neville y comienza a investigarlo. El amigo de él – Philip Stone, un tipo que trabajó mucho con Kubrick y que yo lo recuerdo como el estirado coronel inglés que se sacaba las serpientes vivas de encima durante el bizarro banquete de Indiana Jones y el Templo de la Perdición – investiga por su parte, especialmente cuando Neville le comienza a contar las cosas raras que suele hacer su mujer, la bella Gabriella Licudi (a la que vimos hace poco en El Liquidador; como dice Pancho Ibañez, “todo tiene que ver con todo”!). Que la chica agarra las bandejas del horno caliente sin guantes, que no pestañea o que duerme con los ojos abiertos. Sin antecedentes y casada con Neville luego de un romance fugaz, resulta obvio que se trata de la primera sospechosa. El tema es: ¿ella es una espía soviética algo pirada o se trata de un ser extraterrestre?

Mientras Unearthly Stranger se centra en la intriga y en la bizarra muchacha, el filme camina muy bien. El buen clima y las sólidas interpretaciones lo ayudan, en especial las performances del cínico Newell y de la ingenua pero apasionada Licudi. El problema viene cuando el libreto decide explayarse con la teoría de los viajes mentales por el espacio, que es una tontería mayúscula (al menos, como lo pinta este filme). En un momento Neville y Stone creen que los extraterrestres están proyectando mentalmente clones de seres humanos en la Tierra – materializándolos de manera imperfecta, como la Licudi -, pero la explicación de turno es demasiado entreverada y poco creíble. ¿No podían ser extraterrestres standard y punto?. ¿No podía ser esto un simple proyecto espacial de mandar un cohete a otro planeta?. Si no fuera por ese detalle, Unearthly Stranger hubiera ganado otro punto, ya que el resto del filme está mas que ok para una producción como ésta, notablemente económica en medios (cinco actores y cuatro decorados).

Dejando de lado la explicación que dan en el tercer acto, Unearthly Stranger es recomendable. Es una rareza que merece ser redescubierta, y que está armada de manera intrigante durante la mayor parte del tiempo, aunque los méritos se los lleva aquí el director más que el libretista.