Crítica: Ultraseven X (2007)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Japon, 2007, miniserie de 12 capítulos; con: Eriku Yoza (Jin / Ultraseven), Saki Kagami (Elea Saeki), Tomohito Wakizaki (agente K), Toshiyuki Watarai (Aru), Anri Ban (agente S)

Directores – Takeshi Yagi, Kenji Suzuki, Kengo Kaji y Kazuya Konaka, Guión: Yuji Kobayashi, Ai Ota, Takurou Fukuda, Jiro Kaneko, Sotaro Hayashi y Keiichi Hasegawa

Trama: Un muchacho se despierta en una habitación. Su memoria está en blanco, no sabe quién es. Una chica le entrega unos extraños anteojos y le dice que su misión es salvar el mundo. Otro joven viene a buscarlo y le dice que su nombre es Jin, y que es un agente de la organización DEUS, la que se encarga de monitorear todo intento de infiltración al planeta Tierra por parte de razas alienígenas. Pero a medida que comienzan a investigar posibles aterrizajes extraterrestres, Jin descubre que hay un complot para apoderarse de la Tierra y utilizar su tecnología para abrir puertas a otras dimensiones y conquistar otros planetas. Y en el proceso, descubrirá que los anteojos que le dió la muchacha lo convierten en Ultraseven, un super poderoso extraterrestre del planeta Nebula M-78 y miembro de una raza de guardianes de la paz en el Universo.

Ultraseven X Y ahora, un momento de karaoke; cantamos todos al unísono:

Sebun, Sebun, Sebun, Sebun
Sebun! Sebun! Sebun!
Sebun! Sebun! Sebun!
Haruka na hoshi ga furusato da
Urutora Sebun, faitaa Sebun
Urutora Sebun, Sebun, Sebun
Susume, ginga no hate made mo
Urutora Ai desu paaku!
Sebun! Sebun! Sebun!
Sebun! Sebun! Sebun!
Moroboshi Dan no na wo karite
Urutora Sebun, hiiroo Sebun
Urutora Sebun, Sebun, Sebun
Taose, hi wo haku daikaijuu
Urutora Biimu desu toraiku!

Permítanme por un momento sentirme nostálgico y regresar a mi niñez. Tendría 8 años y volvía de la escuela a la casa de mis abuelos para tomar la leche en mi Montevideo natal. Esperaba con ansiedad que fueran las 6 de la tarde – en Uruguay había restricciones de consumo de energía, y recién a esa hora comenzaba las transmisión de tele -, y sintonizaba canal 4 Montecarlo (uy, Dios, que viejo me hace sentir esto). La pantalla blanco y negro de la TV empezaba con ese estribillo pegadizo a todo lo que da, mientras la presentación consistía en líquidos sicodélicos que se mezclaban mientras se superponían imágenes de fabulosas naves y autos. E inmediatamente saltábamos a las aventuras de la organización Ultra Garrison, donde uno de los integrantes – Dan Moroboshi – era en realidad un super héroe extraterrestre que ayudaba a los terrícolas a combatir a todos los alienígenas hostiles que deseaban invadir el planeta. Con sus ojos brillantes, su traje plateado, y su cresta de guillotina (Urutora Ai, la que lanzaba y partía al medio a sus enemigos), Ultraseven era el ídolo de multitudes. Aún me resulta imborrable la imagen del capítulo más famoso, en el que quedaba atrapado en una cruz de cristal enorme que flotaba sobre un valle.

Cuando uno ve películas viejas, más que verlas con ojo crítico lo que intenta es revivir su infancia. En especial cuando se trata de cine fantástico. Sea por haber visto películas y series, o quizás por haberselas perdido de verlas cuando éramos niños – y nos quedamos con esa pica que nos hace buscarlas para sacarnos las ganas, ahora que somos adultos -. Y quizás de todas esas experiencias vividas o perdidas, la más gloriosa es la del tokusatsu japonés. Los monstruos gigantes, las invasiones alienígenas multicolores, los superhéroes indestructibles pero con poder limitado para unos minutos… esas peleas de catch en medio de un escenario de rascacielos de cartón, arrasando media ciudad. Son aventuras excitantes en su sentido más primario: los buenos son impecables, y los malos son detestables. Los buenos siempre están por perder a último momento, pero sus amigos los rescatan. El honor y la amistad, el triunfo sobre el mal. Esas eran buenas épocas…

Ultraman había demostrado ser un gran éxito para Eiji Tsuburaya – el especialista en FX de la saga de Godzilla, que se había independizado y estaba creando su propio estudio con producciones orientadas a la TV -, y decidió proseguir con la idea, esta vez con un enfoque diferente. Habría menos efectos especiales pero se compensaría con libretos más jugados. El resultado sería la serie Ultraseven (1967 – 1968), la que muchos consideran como la mejor del género. Violenta, con un timing perfecto y con historias apasionantes. Si uno considera la degradación progresiva a la que fue sometida toda la saga de los Ultramanes – para hacerla light y potable para el público infantil -, Ultraseven era la anarquista del grupo. Consideren exhibirle a los niños de ahora una serie en donde la principal arma del héroe es una guillotina voladora que rebana en pedazos a sus enemigos y salpica de sangre verde toda la pantalla…

Ultraseven fue un formidable clásico de la época de oro del Kyodai (o género de superheroes gigantes), junto con Ultraman y su secuela Ultraman Jack, todas del principio de los años 70. Tsuburaya decidió mantener la fama legendaria de Ultraseven, pasándolo a cuarteles de invierno y sacándolo de vez en cuando como invitado en alguna aventura de Ultraman. Pero como la franquicia fue poniéndose cada vez mas light (hasta Ultraman Nexus, que fué un intento reciente y fallido de Tsuburaya por generar otra tira de tono adulto como Ultraseven), sus creadores decidieron hacer un revival del clásico en el 2007. El resultado es esta miniserie de 12 capítulos, emitida en horario nocturno – toda una novedad para un Kyodai – y que tuvo una buena recepción del público.

Pero esta Ultraseven X no es ni por asomo la Ultraseven que uno siempre admiró desde niño. Está bien, es adulta, pero tiene montones de pequeños problemas que la empalidecen. Son 12 capítulos preparados para emisiones de media hora, lo que deja solo 20 minutos libres por episodio para desarrollar una trama interesante. El principal problema es ese formato, que resulta demasiado restringido. Con mucha creatividad uno puede armar una historia, pero si además de la investigación, el desarrollo de personajes y el combate final hay que sumarle avances en la mitología central de toda la miniserie, uno le exige demasiado a los libretistas. El primer capítulo, en donde Jin descubre que ha perdido la memoria y que puede transformarse en Ultraseven, va un poco a los saltos. Los siguientes nueve son relleno, que funcionan como episodios unitarios sin mucha relación con la conspiración central que viene a combatir Ultraseven; y los dos últimos pegan unos repingos enormes para acelerar y comprimir la historia, y terminan varias veces con las ruedas arriba.

Ahora este Ultraseven X vive en un futuro a lo Blade Runner, con enormes pantallas de televisión volantes que flotan por toda la ciudad. Lo que sigue no es la tradicional estructura de los escuadrones Ultra, con super armas y super aviones, combatiendo a cara descubierta a los invasores, sino que se asemeja a una mezcla de Los Expedientes Secretos X con Hombres de Negro. Jin pertenece a DEUS, una organización gubernamental que opera en las sombras y combate aterrizajes alienígenas no autorizados. Hay razas de extraterrestres clasificadas, tecnología de punta, operativos encubiertos, y siempre todo comienza por la investigación de alguna muerte extraña. Lo que resulta interesante en esos capítulos “de relleno” (hasta la resolución de la historia central, o sea la amnesia de Jin y el complot alienígena), es que funcionan como críticas veladas a la sociedad japonesa de hoy. En uno de ellos, un alienígena explota la falta de trabajo para emplear gente desocupada y extraerle energía de su cerebro; en otro, el protagonista está tan abrumado con su trabajo como Data Entry que baja su rendimiento de tipeo y eso se le descuenta en su salario; en otro, la exigencia de éxito es tan grande por parte de la sociedad que un laboratorio (operado por extraterrestres) se llena de oro vendiendo una droga que evita el cansancio intelectual y convierte a sus consumidores en genios; incluso en el segundo capítulo, hay una raza de aliens que se aprovecha de los deprimidos y suicidas para abducirlos, haciéndolos creer que toman un crucero de placer que han ganado. Uno puede descubrir en todas esas tramas que los libretistas tiran los dardos contra los problemas que surgen en una sociedad sobreexigida que no da cabida a los fracasados.

Algunas de esas ideas no están muy bien resueltas, en especial en el capítulo del alien que trafica con los cerebros de las personas, ya que el villano es un comic relief y hace demasiadas monigotadas. Lo mismo pasa con la extraterrestre que se enamora de un terrícola que le enseñó a tocar la guitarra (!). En otros la cosa está más inspirada, como el tecnócrata que quiere reencontrar sus sueños de infancia y termina por fusionarse con una extraterrestre que lo va a llevar a explorar toda la galaxia.

El tema es nuevamente el formato. Las cosas se ponen interesantes, se descubre el enigma y el villano de turno, y cuando aparece Ultraseven… los combates duran menos de dos minutos. Se le ha dado tanta importancia a la trama que el superhéroe queda diluído a un tristísimo segundo plano, amén de hacerlo tan super poderoso que no hay enemigo que se le resista. Además toda la serie da la impresión de contar con un presupuesto ajustadísimo. Los FX son muy buenos pero duran escasos segundos; los decorados son muy adustos; nunca hay más de tres personas en una escena. Recién en el clímax hay un poco más de despliegue, pero tampoco uno que deje la boca abierta.

Y en cuanto a la mitología central, es un desborde de sanata mal compaginada. Bien podría haberse suprimido uno de los capítulos de relleno para darle más tiempo y aire al desarrollo de la historia del complot. Para colmo el guión inserta un Deus Ex Machina omnipresente, que es el personaje de Elea Saeki: ella tiene todas las respuestas, pero las larga con cuentagotas y sólo cuando el libreto piensa que es necesario; aparece milagrosamente en todos lados dejando enigmas que sólo ella puede contestar, y nunca queda claro si ella es también un alien.

Para los nostálgicos como yo, Ultraseven X es un esfuerzo ok, pero no deja de despedir cierto tufillo a engaño travestido. El gigante rojo está de vuelta, y lanza como los dioses su guillotina voladora pero lo suyo es un cameo en su propia serie. Ni siquiera el cameo final del original Dan Moroboshi (el actor Kohji Moritsugu) compensa la sensación de que ésta no era la serie que estábamos esperando.

LA SAGA ULTRA DE EIJI TSUBURAYA

Otras peliculas de la saga Ultra, comentadas en este portal: Ultraman Zearth (1996), Ultraseven: Forever From Earth (1998), Ultraseven: Evolution (2002), Ultraman Cosmos Vs Ultraman Justice: The Final Battle (2003), Ultraman: La Pelicula (2004), Ultraman Mebius & Ultraman Brothers (2006), la miniserie Ultraseven X (2007), La Gran Batalla Decisiva!: Los 8 Super Hermanos Ultraman (2008), Mega Monster Battle: Ultra Galaxy Legend (2010), Ultraman Zero: La Venganza de Belial (2010)