Crítica: El Triángulo de las Bermudas (2005)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA / GB, 2005, miniserie: Eric Stoltz (Howard Thomas), Catherine Bell (Emily Patterson), Lou Diamond Phillips (Meeno Paloma), Bruce Davison (Stan Lathem), Michael E. Rodgers (Bruce Geller), Sam Neill (Eric Benerall)

Director: Craig R. Baxley, Guión: Rockne S. O’Bannon, sobre una historia de Rockne S. O’Bannon, Bryan Singer y Dean Devlin

Trama: El poderoso empresario naviero Eric Benerall se encuentra obsesionado con el Triángulo de las Bermudas, ya que allí ha perdido 6 buques en los últimos 3 años. Decidido a llegar hasta el final, ha contratado a un grupo de expertos compuesto por un periodista, un medium, una experta en investigaciones submarinas y un meteorólogo, a los cuales les ha prometido 5 millones de dolares a cada uno si logran dar con una explicación científica válida sobre los fenómenos que afectan a la zona. El equipo comienza su misión, partiendo con la investigación de un avion de pasajeros que cayó en el triángulo unas horas antes. En el lugar encuentran una niña de seis años – la única sobreviviente -, la que ahora se ha convertido en una anciana. Lentamente el grupo comienza a elaborar la teoría de que en el triángulo se producen desplazamientos dimensionales, en donde naves y personas cruzan planos temporales pasando a épocas pasadas o futuras en cuestión de minutos. Pero tanto el grupo como otros sobrevivientes del triángulo han comenzado a sufrir alucinaciones, como si sus mentes tuvieran flashes de acontecimientos que no han ocurrido, o de realidades alternativas que deberían haber vivido. Y ahora el fenómeno temporal parece estar creciendo más allá del triángulo, amenazando con expandirse a todo el planeta.

El Triangulo de las Bermudas (miniserie 2005) El Triángulo de las Bermudas es una miniserie producida por la dispar dupla de Bryan Singer y Dean Devlin. Mientras que Singer es un cineasta sólido e inteligente – Las primeras dos entregas de X-Men; Superman Regresa; Los Desconocidos de Siempre -, Dean Devlin era el libretista habitual de los filmes de Roland Emmerich y es un tipo capaz de crear los engendros más abominables. Ahora pareciera que Emmerich decidió divorciarse de Devlin – con lo cual sus filmes han mejorado algo en calidad -, y el susodicho libretista ha montado su propia productora dedicada a generar shows para la TV. Precisamente la personalidad de ambos creativos y productores detrás de esta miniserie termina influenciándola de tal manera que, lo que arranca muy bien, termina convirtiéndose en un pastiche a medida que se acerca el climax. El Triángulo de las Bermudas no sobrevive por el libreto sino gracias al empuje que ponen los actores del cast.

En realidad El Triángulo de las Bermudas es un ejemplo perfecto de la nueva tendencia de Hollywood, a la que llamaré la generación del trailer. Tomen una premisa interesante, generen enormes expectativas y aumenten la apuesta sumando numerosas situaciones imposibles pero apasionantes – que son precisamente los argumentos de venta: las escenas que uno ve en el trailer y le hacen desear el filme o la miniserie que promocionan -. Por supuesto esto genera una enorme dosis de intriga; pero el problema es que, en algún momento, hay que dar la vuelta y cerrar el relato con algún tipo de explicación medianamente plausible … lo que termina siendo el punto vital donde se estrellan el 99% de estos proyectos. Durante la primera mitad, The Triangle funciona ok como un muy buen thriller. Pero cuando el grupo de investigadores decide alquilar un submarino ruso fuera de servicio y que hace viaje turísticos (wtf!?), el relato empieza a irse de trompa con la credibilidad. En todo caso, la aparición de semejante disparate en el libreto parece una influencia directa de Dean Devlin, el único (del trío de responsables) capaz de crear ese tipo de delirios.

Aquí los libretistas parecen haber mamado los libros de Charles Berlitz con la misma reverencia de un fanático. No es que sean cosas demasiado delirantes – al menos el material de Berlitz da el sustento a la parte más intrigante y creíble de la miniserie -; el problema es cuando el libreto intenta generar ideas propias, que son dispares. Es como si hubiesen tomado los conceptos que hacían fascinante a Encuentros Cercanos del Tercer Tipo – apariciones de naves perdidas en la época actual; cementerios submarinos de barcos y naves de distintas eras -, sólo que están inflados a la enésima potencia como para agregar más suspenso. No encuentran un navío hundido sino unos trescientos; cuando el portal temporal se abre, aparecen diez o veinte aviones en lugar de uno o dos; y todo así. En sí la teoría que expone la miniserie no es tan disparatada – en el Triángulo de las Bermudas se abren portales que permiten saltos en el tiempo -; el problema es que consideraron que eso solo no era satisfactorio como para cerrar el filme, y terminaron por caer en el remanido cliché de la conspiracion gubernamental del silencio, a lo cual le suman la leyenda urbana del experimento Filadelfia – una prueba con equipos electromagnéticos hecha durante la Segunda Guerra Mundial para obtener la invisibilidad de un destructor, la que habría salido mal y habría abierto un portal dimensional -. El libreto se empieza a enredar muy mal con todo el tema y no sabe cómo explicarlo ni cómo desatar los nudos que los mismos guionistas han creado. A partir de allí, lo que sigue es una sucesión de Deus Ex Machina con situaciones, objetos y personas que salen de la nada, e incluso en un momento el relato cae en una circunstancia similar a la de El Hechizo del Tiempo – aquella con Bill Murray como el reportero que quedaba atrapado para revivir una y otra vez el mismo día -, sólo que ahora le toca el turno a Eric Stoltz para probar suerte y dar con la alternativa que destrabe el ciclo repetitivo en el que ha caído. A esto se suma que un puñado de aficionados resuelve en 5 minutos un dilema sobre el cual no poseen conocimientos científicos, e intentan convencer a una comunidad de especialistas que ha venido trabajando cuarenta años sobre el tema. Y no conforme con eso, la historia sigue otra media hora demasiado estirada e implausible, con una línea nueva de eventos pero en la cual los personajes recuerdan perfectamente todo lo que ha pasado. ¿Usted ha entendido este último parrafo? ¿No?. Bueno, nosotros tampoco, pero eso es lo que pasa en la miniserie.

El Triangulo de las Bermudas es una buena premisa arruinada por una mala ejecución creativa. La producción es impecable, los actores son muy buenos, hay muchos y buenos efectos especiales… pero las ideas no son claras. Es una lástima porque el rumbo que habían elegido – explicar todo en términos de puertas que se abren en el tiempo – era coherente. Aún con todo ello, termina resultando un espectáculo pasable aunque podría haber resultado en un excelente si los guionistas se hubieran puesto las pilas para depurar las ideas que intentaban demostrar.