Crítica: Tremors (1990)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Recomendación del EditorUSA, 1990: Kevin Bacon (Valentine McKee), Fred Ward (Earl Bassett), Finn Carter (Rhonda LeBeck), Michael Gross (Burt Gummer), Reba McEntire (Heather Gummer), Robert Jayne (Melvin Plug)

Director: Ron Underwood, Guión: S.S. Wilson, Brent Maddock & Ron Underwood

Trama: Perfección, en el medio del desierto de Nevada. Valentine McKee y Earl Bassett son amigos desde hace tiempo, y sobreviven como pueden en el pueblito, realizando todo tipo de trabajos indeseables – desde recoger la basura hasta drenar los pozos sépticos -. Cansados de esa vida, deciden probar suerte en un pueblo cercano pero, al intentar utilizar la única ruta de acceso, descubren que la misma ha sido obstruida por un derrumbe. De regreso a Perfección comienzan a encontrar cadáveres de todo tipo – sea ganado muerto, o antiguos vecinos cuyo cuerpo ha sido despedazado -. Alarmados, McKee y Bassett dan la alerta a los escasos habitantes del pueblo intentan – sin éxito – utilizar la radio para comunicarse con alguien del exterior. Pero, mientras tanto, extraños sucesos siguen ocurriendo – como la desaparición de vehiculos y casas enteras, como si hubieran sido tragadas por el desierto -, y pronto llegan a la conclusión de que hay una criatura gigantesca que se moviliza por debajo de la arena y que ataca a todo aquello que genera ruido a su paso. Pero las cosas se ponen peor cuando – después de analizar el lugar y tiempo de los avistamientos de las criaturas – llegan a la conclusión que las mismas se dirigen de manera inexorable hacia el pueblo; y ahora su única posibilidad de supervivencia es montar una improvisada defensa con los recursos que tienen a mano… los cuales parecen inútiles ante la furia de la amenaza que está a punto de atacarlos.

Tremors (1990) Tremors es una de las mejores comedias de terror de los últimos 30 años. Es uno de esos filmes que puede pasar desapercibido en los videoclubes, simplemente porque no posee estrellas de renombre en la cartelera. Algo de eso me ocurrió en los 90, cuando la alquilé por primera vez casi sin querer, y guiándome únicamente por el speech (usualmente mentiroso) que figuraba en el lomo de la caja del VHS. La sesión de video se transformó primero en un descubrimiento, y después en una gozada. No es que Tremors sea hilarante, pero es poderosamente simpática. A todo el mundo le cae bien, incluso a gente que – como mi esposa – odia el género de terror y las carnicerías. Lo que ocurre es que el filme está tan bien construído que uno se encariña inmediatamente con esta troupe de personajes pintorescos, e inmediatamente quiere vivir una aventura de cualquier tipo junto a ellos. Da lo mismo que sean ladrones de bancos, terroristas o graboides acosando un pueblito en medio del desierto.

La premisa de Tremors es extremadamente simple. Tomaron la idea de los gusanos gigantes de Dune y la reciclaron, soltando unos primos más modestos (pero igual de sanguinarios) en el medio de un gigantesco desierto norteamericano en la época actual. En sí, la estructura de Tremors no difiere mucho de la de Tiburón la que a su vez se inspiraba en las peliculas de monstruos de los años 50 y 60, y en los filmes del subgénero “venganza de la naturaleza” que estuvieron tan de moda a principios de los 70 a partir de Willard y Ben, la Rata Asesina -. Hay una o dos muertes extrañas, un misterio a develar, una amenaza que se cierne todo el tiempo sobre los protagonistas, y una cacería final. La diferencia es que acá los gusanos mutantes te pueden masticar mientras estás pisando el suelo del desierto o si estás a bordo de tu camioneta. Algo así como Tiburón pero en el desierto y con el bicho nadando en medio de la arena.

Tremors es deliciosa. Los personajes desbordan química y son pintorescos. A mí me mata el vecino facistoide que compone Michael Gross (junto con la cantante country Reba McEntire, en la época en que aún podía mover la cara y tenía pecas), uno de esos ultraconservadores que vive preparado todo el tiempo para la guerra nuclear – bunker atómico incluido – y que posee un arsenal privado de tal magnitud que parece el sueño húmedo de Terminator. En el fondo el personaje de Gross viene a ser la glorificación de la visión libertaria de la Asociación Nacional del Rifleesos loquitos otrora encabezados por Charlton Heston, que decían que vos tenés derecho a poder comprarte un bazooka y tenerla en tu casa si su único fin es defender a tu familia (!) -, con lo cual el tipo más desquiciado es el que termina por convertirse en el héroe del día.

Tremors es un filme sin desperdicio; está plagado de pequeños placeres, que van desde el excelente asedio al pueblo, hasta la personalidad del monstruo, el cual va evolucionado hasta convertirse en una amenaza sorpresivamente inteligente – aunque a veces el libreto le otorga demasiado poder de anticipación y raciocinio -. Todo esto redunda en una película sólida, disfrutable y aplaudible.

La saga dispararía tres secuelas más e incluso una breve serie de TV, demostrando que la premisa tenía cuerda para rato, y que habia fans dispuestos a seguirla.

TREMORS

Tremors (1990) – Tremors 2: Aftershock (1996) – Tremors 3: De Regreso a Perfección (2001)