Crítica: El Transportador 3 (2008)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Francia, 2008: Jason Statham (Frank Martin), Natalya Rudakova (Valentina), François Berléand (Tarconi), Robert Knepper (Johnson), Jeroen Krabbé (Leonid Vasilev)

Director: Olivier Megaton, Guión: Robert Mark Kamen y Luc Besson, basados en sus propios personajes

Trama: Frank Martin vive en el retiro. Pero la súbita llegada a su casa de un amigo suyo – herido de bala – junto con una chica interrumpe sus vacaciones. Martin es secuestrado y forzado a tomar el trabajo que su amigo ha dejado inconcluso: transportar un paquete cuyo destino cambia hora a hora. Pero el paquete resulta ser la muchacha, quien es la hija del primer ministro de Ucrania y al cual lo están extorsionando para que firme unos acuerdos para recibir una enorme cantidad de desechos tóxicos en su país. Y tanto Martin como la chica no pueden salirse de su ruta, ya que llevan unos brazaletes magnéticos explosivos fijados a su muñecas que se activarán ni bien se alejen del auto de Frank.

El Transportador 3 Esta es la segunda secuela de El Transportador (2002). En su momento había sido una rutina de acción muy bien hecha con algunos toques de gracia interesantes, como la relación ambigua entre el transportador de paquetes ilegales y el policía francés que lo perseguía. Pero con cada nueva secuela, la saga fue perdiendo carisma y decantándose por la acción pura y dura, con argumentos cada vez más descerebrados. El fondo del barril parece haber llegado con este capítulo del 2008.

Detrás de la serie está Luc Besson. Besson es un director realmente inteligente, al menos en términos comerciales. Llamó la atención primero con algunos filmes interesantes como Le Dernier Combat, Subway y Azul Profundo en los 80; pero no sería hasta La Femme Nikita (1990) que entraría de lleno en el cine comercial con gran suceso. Pero lo particularmente brillante de Besson es que se dió cuenta de que Europa no podía competir con Hollywood con un esquema propio, sino que adoptó y nacionalizó las mismas herramientas y actores de los estudios norteamericanos y empezó a competir con los americanos usando sus mismas reglas. Los filmes siguientes – Leon, El Quinto Elemento – tenían un casting de actores americanos y estaban escritos pensados en un público americano. Dedicado casi exclusivamente a la producción desde el año 2000, Besson ha montado un estudio realmente poderoso y rentable en términos de taquilla frente a productos similares norteamericanos.

Con El Transportador lo que hizo Besson es combinar las acrobacias automovilísticas disparatadas de los filmes de Hal Needham (Cannonball Run, Smokey and the Bandit) con las peleas de artes marciales de Hong Kong. El resultado sería exitoso en el box office. Pero en éste, el tercer capítulo de la saga, pareciera que a los creativos se les ha terminado el combustible. En realidad El Transportador 3 es un filme plagado de problemas realmente molestos: una edición excesivamente rápida – incluso para ver en video – que impide apreciar lo que ocurre en pantalla; actuaciones de madera terciada; personajes sin carisma; y un compendio de los más horrendos diálogos del cine de los últimos años. Es una historia sin sorpresas – uno sabe a los 5 minutos cúal es la trama, quién es el villano y por qué hace lo que hace -, y lo que resta es ver la ejecución. Mientras que las secuencias de acción van de lo ok al disparate puro, los cortes rápidos del director Megaton terminan por arruinarlas. Y el colmo de los colmos es el personaje de Natalya Rudakova, que debe figurar entre los caracteres más irritantes de la historia del cine. Es tan agradable como pasar las uñas sobre un pizarrón.

Sin diálogos sin chispa, sin personajes medianamente interesantes, y con la acción arruinada por la edición esquizofrénica, ¿qué le queda a un filme de acción?. Poco y nada. Y ni aún Jason Statham – que aquí está en piloto automático – puede hacer nada para rescatar a la película de hundirse en el abismo. El tema es que, con un poco más de esmero, una mejor edición y un personaje femenino más potable, hubiera resultado una película ok. Así como está, es una ensalada de cosas buenas y escenas horrendas que no termina por entretener a nadie como debe.