Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco
USA, 2009: Shia LaBeouf (Sam Witwicky), Megan Fox (Mikaela Banes), Ramon Rodriguez (Leo), Isabel Lucas (Alice), Hugo Weaving (voz de Megatron), Tony Todd (el Caído), Josh Duhamel (Capitán Lennox), John Turturro (agente Simmons / voz de Jetfire), Peter Cullen (voz de Optimus Prime)
Director: Michael Bay, Guión: Roberto Orci, Alex Kurtzman & Ehren Kruger, basados en los juguetes creados por Hasbro y la serie homónima de dibujos animados
Trama: Los Decepticons han sido derrotados pero su nuevo líder, el Caído, prepara una ofensiva. Mientras tanto Optimus Prime y sus Autobots se han unido con el ejército americano para detener las incursiones de los Decepticons alrededor del mundo. Sam Witwicky se ha alejado de la lucha y se prepara para ir a la universidad. Pero él conserva un fragmento de la llamada Chispa Vital – la poderosa fuente de energía que diera origen a los Transformers – y, al tocarla accidentalmente, su mente empieza a recibir un mensaje cifrado en símbolos alienígenas. Los Decepticons se dan cuenta de ello y comienzan a perseguir a Sam, convencidos de que el mensaje los llevará hasta el Colector Solar – una maquinaria capaz de reconstituir la Chispa Vital a costa de absorber completamente la energía del Sol -. Y ahora el Caído se prepara para invadir la Tierra, revivir a Megatron y activar el Colector Solar, lo que provocaría la destrucción masiva de nuestro sistema solar.
Esta es la secuela del éxito del 2007 Transformers. Ya hemos contado el origen de los personajes en la review del filme original. Transformers resultó ser una grata sorpresa, ya que el director Michael Bay logró milagrosamente convertir a una historia disparatada en una aventura bastante coherente y muy entretenida. Como los millones de recaudación en taquilla mandan, un segundo capítulo fue puesto en marcha a escasos días de su estreno en el 2007. El resultado de la nueva entrega es bastante ameno, aunque no es tan inspirado como el original y por momentos los huecos de lógica del guión se hacen sentir con fuerza.
Lo más interesante de Transformers: La Venganza de los Caídos es el tono oscuro que se le ha terminado por dar a algo que comenzó como una aventura animada infantil que servía como excusa para vender juguetes. Acá los robots matan a otros robots; las bajas humanas se cuentan por decenas; hay un nuevo villano que realmente lleva las cosas al límite, y uno no se encuentra muy seguro si los buenos podrán doblegarlo incluso en los minutos finales. Si uno considera a Transformers: La Venganza de los Caídos como el segundo capítulo de una saga, no sería difícil relacionarlo con La Guerra de las Galaxias: El Imperio Contraataca, con la diferencia de que ahora sería el Caído (el Emperador) el que intenta rescatar a su aprendiz Megatron (Darth Vader), mientras que el futuro no parece nada promisorio para las fuerzas del bien.
Además de su tono pesimista, Transformers: La Venganza de los Caídos tiene otro puñado de virtudes a su favor. Los modelos de los robots se han multiplicado y algunos de ellos son realmente impresionantes, como el inmenso Devastador que aparece cerca del final, constituído por la unión de varios Decepticons. Visualmente es una fiesta, con algunas secuencias formidables como el ataque a una flota de la marina estadounidense – en donde Michael Bay se homenajea a sí mismo, al estilo de Pearl Harbor, con destrozos masivos de buques y portaaviones -, y pareciera que el director hubiera aprendido a pacificar el ritmo frenético de la cámara durante las escenas de acción, al menos durante la mayoría de la película. Eso no quita que, en los combates cuerpo a cuerpo entre robots, uno no pueda adivinar quién es el que va ganando – la única manera de diferenciar a los buenos de los malos es simplemente que sus ojos son azules o rojos; imaginen distinguir esto en una masa de metal gigante que rueda por los escenarios a mil por hora -.
Pero Transformers: La Venganza de los Caídos tiene también su cuota de problemas, y algunos de ellos son realmente serios. El principal es el guión (responsabilidad de la dupla Orci y Kurtzman, los mismos de Star Trek: El Futuro Comienza), que es bastante rebuscado, tiene agujeros enormes de lógica por el que podría pasar Optimus Prime y toda su troupe de robots amigos, y está plagado de Deus Ex Machina (precisamente en un filme sobre robots!). Coherencia no es su fuerte; y lo más molesto es el conocimiento mágico de algunos caracteres, que saben todo lo que pasa, o la aparición inesperada de personajes en los lugares más recónditos de la Tierra en el momento justo. El caso más obvio es el de Jetfire – un antiguo Autobot, con bastón incluído como para que no queden dudas de que se trata de un anciano -, que es un típico ejemplo de mecanismo de libreto para proveer explicaciones sobre lo que sucede y hacer avanzar la trama. Todas las irrupciones de Jetfire en la película son salidas de la nada. El otro problema es la duración del filme; si bien la Transformers original también era larga, los 150 minutos de Transformers: La Venganza de los Caídos son excesivos y se hacen sentir. Hay mucha autoindulgencia de Michael Bay en las escenas de acción, que a veces se hacen eternas. Y si esto no fuera poco, los momentos más pacíficos del filme – secuencias de exposición de la historia, o bien de delineamiento de personajes – se hacen plomizos. Un guión más pulido y una hora menos de duración hubieran mejorado su puntería.
Transformers: La Venganza de los Caídos es un espectáculo pochoclero demasiado largo e inconsistente. Entretiene a pesar de sus errores, es visualmente asombrosa, pero la lógica no es su fuerte. La crítica le dió con un caño, la opinión del público está muy dividida. En mi caso particular, los CGIs me entretuvieron bastante, aunque estuve a punto de sufrir un empacho de FX y malos personajes. Pero por lo demás – y en especial, por la orientación oscura que comenzó a tener la saga – me pareció potable.