Crítica: Tragedy Girls (2017)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

4 atómicos: muy buenaUSA, 2017: Brianna Hildebrand (Sadie Cunningham), Alexandra Shipp (McKayla Hooper), Jack Quaid (Jordan Welch), Kevin Durand (Lowell), Timothy V. Murphy (Sheriff Blane Welch)

Director: Tyler MacIntyre – Guión: Chris Lee Hill, Tyler MacIntyre & Justin Olson

Trama:  En el pueblito de Rosedale hay un asesino serial muerto. Las novedades sobre sus asesinatos son llevadas puntillosamente por dos adolescentes, Sadie Cunningham y McKayla Hopper, en su blog llamado Tragedy Girls. Pero hay algo mas que el deseo morboso de dos adolescentes enfermas por la sanguinaria obra de un depravado; las chicas quieren fama y popularidad, y admiran a los asesinos seriales famosos. Eso las lleva al siguiente paso: cuando el asesino está tranquilo, ellas comienzan a generar víctimas de su propio pecunio y se lo atribuyen al homicida. Y cuando éste decide ir detrás de ellas, lo raptan y lo mantienen encerrado en un granero abandonado… porque quieren que les enseñe todas las maneras posibles de torturar y destripar gente. El drama es que Sadie ha comenzado a enamorarse de Jordan – el chico que les edita los videos para el blog – y ello lleva a un cortocircuito en su relación con McKayla. Y para vengarse de su ex-amiga, ¿qué mejor idea que aliarse con el vicioso asesino en serie que tienen encerrado en el sótano?.

Arlequin: Critica: Tragedy Girls (2017)

Dos millennials convertidas en asesinas en serie. ¿Y todo para qué? ¿Para conseguir mas likes y followers en las redes sociales?. A primera vista Tragedy Girls parece una sátira sobre los tiempos virtuales que vivimos, la cultura de la despersonalización en donde todo lo que vemos en una pantalla no se ve real y no nos produce emoción alguna. En realidad se trata de una enfermedad social, un estado de apatía que también es responsabilidad de los mismos medios (antes los medios ejercían cierta autocensura sobre videos e imágenes que iban a mostrar; ahora no tienen empacho en exhibirte tiroteos en masa, locos atropellando a decenas de personas, terroristas decapitando a sus víctimas y todo tipo de muertes en directo, un espectáculo morboso que, en vez de producir rechazo, solo genera visitas y likes; la cultura del infame sitio Rotten.com se viralizó para convertirse en un repudiable instrumento de marketing). Y después de años de consumir atrocidades, la gente termina por perder todo tipo de sensibilidad, algo que – de algún modo – tiene que contagiarse al resto de tu balance emocional. Si te reís o te asombrás con un video de un perro atropellado y destrozado por un coche a alta velocidad, tu cabecita no anda bien. Y cuando el horror no te escandaliza, corrés el serio riesgo de convertirte en un sociópata, un ser humano en apariencia pero dotado de un sistema de valores tan diferentes que no se conmueve por nada, simula tener emociones, y corre serio riesgo de volverse violento ya que considera al resto de las personas como si fueran objetos. Solo las emociones cada vez mas fuertes te hacen sentir vivo.

Las chicas de turno (dos que vienen del cine de superhéroes, hermosas y carismáticas como ellas solas; Brianna Hildebrand de Deadpool y Alexandra Shipp de X-Men: Apocalipsis) quieren hacer lo que los yanquis llaman “hacer su propia torta y comérsela”: crearon un blog morboso que trata sobre los homicidios de un asesino en serie (Kevin Durand, nacido para esta clase de papeles) y, cuando el sicópata no produce suficientes cadáveres, ellas deciden agregar algunos de su propio pecunio, dando la primicia en su sitio web y recibiendo visitas y likes. Y como son nuevas en el negocio del asesinato, ¿qué mejor idea que secuestrar al homicida, tenerlo preso en un lugar secreto, y usarlo como maestro Yoda para que les enseñe el arte de masacrar gente?

Que Tragedy Girls tenga una energía envidiable no significa que no tenga una caterva de problemas. El director Tyler MacIntyre dispara a tantos objetivos que no todos los intentos hacen blanco. El principal drama es que no sabe muy bien cual es el propósito de las chicas, si lo que quieren es matar por placer, la fama virtual, o convertirse en asesinas seriales que hagan historia. Sin lugar a dudas son sociópatas – la Hildebrand tiene algunos escarceos con su enamorado pero está visto que el sexo no le atrae; el dúo no duda en eliminar a maestras ninfómanas, porristas insufribles y cualquier otro que les robe cámara y seguidores, aún cuando tenga causas nobles (como querer atrapar al asesino formando patrullas de vecinos); y lo suyo pasa por un proceso de aprendizaje, en donde cada homicidio es mas sangriento que el anterior -, pero aún a los sociópatas hay algo (aunque sea lo único en la Tierra) que les interesa, y aquí no queda claro por lo menos hasta el final, el cual no es todo lo prolijo que debiera. La amistad sobrevive a los malos tiempos – y a los asesinos seriales – pero ¿cual es tu negocio?. ¿Ser popular con el morbo, o producirlo, masacrando gente?.

Tragedy Girls tiene su cuota de momentos inspirados – desde los creativos homicidios de las chicas hasta la bizarra relación que tienen con el asesino en serie – y otros en donde patina (el chico que los ayuda, hijo del Sheriff, existe meramente como relleno argumental; y posiblemente su final sea menos prolijo de lo que debiera) pero al menos intenta ser un slasher diferente, y uno termina simpatizando con el intento. Lejos de ser redonda su cuota de originalidad es festejable – es Asesinos por Naturaleza, versión para millennials, en donde el romance de los homicidas con los medios ha cambiado de una cámara de TV a las redes sociales – y uno termina por recomendarla, simplemente porque tiene un gusto propio y distinto en un género saturado de copias clonadas.