Top Ten: las 10 mejores películas de asesinos seriales (Parte II)

Volver al Indice – listados Top Ten / un artículo de Alejandro Franco

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Puesto 6: Los Asesinos de la Luna de Miel (1969)

Puesto 6: Los Asesinos de la Luna de Miel (1969)

Hasta ahora sólo hemos visto ficciones… pero no hay nada mas perturbador que los casos de la vida real. La demencia auténtica es incapaz de superar a la imaginación del mas febril de los libretistas y lo que queda – en el caso de los guionistas asignados a la tarea de adaptar la historia – es el intento (no siempre exitoso) de hacer comprensibles las motivaciones de las partes involucradas. En esta pequeña joya indie de finales de los 60 el escenario es bizarro – mujer mórbidamente obesa se consigue un amante latino pelado y estafador, viven una relación ardiente y pronto ambos comienzan a vivir de los engaños… hasta que los celos enfermizos de ella terminan por hacer volar todo por los aires – y la locura es compartida. Lo que dicen los sicólogos, un pas de deux. Un apuesto Tony LoBianco se vuelve enfermizamente dependiente de una arrolladora Shirley Stoler y, aunque está charlado y pactado, el que el tipo seduzca viejas para quedarse con su plata es algo que va mas allá del límite tolerable de la Stoler, la que simplemente abandona el papel y se convierte en una furia homicida por el hecho de ver a una anciana babosa y decadente tocando a su amante. Matar viejas y niños, tener relaciones a metros de un cadáver o utilizar los métodos caseros mas brutales y violentos para despachar a sus víctimas (y junto a la climática fotografía en blanco y negro) hacen a The Honeymoon Killers un título imperdible y extremadamente atrevido para la época en que fue concebido.

Puesto 5: M, el Vampiro de Dusseldorf (1931)

Puesto 5: M, el Vampiro de Dusseldorf (1931)

Es una lástima que el nazismo haya coartado a Fritz Lang en la parte mas creativa de su carrera, y lo obligara a migrar a los Estados Unidos. Poco y nada de su obra hollywoodense puede compararse con las cosas monumentales que hizo en su Alemania natal, donde la libertad creativa era total. Junto con Metrópolis, La Mujer en la Luna y su trilogía del Doctor Mabuse, M, el Vampiro de Dusseldorf representa lo mas exquisito de la obra Languiana. Hablar de un pervertido que abusa y mata niñas en los años 30 ya es demasiado tabú – aunque todo esté sugerido -, pero Lang no se queda en la anécdota. Utiliza revolucionarios movimientos de cámara (improvisando rudimentarios instrumentos con lo que tiene a mano) en una época en que se consideraba al cine como teatro filmado – ¿alguien vio la versión 1931 de Drácula? -, generando un clima de la hostia y llevando el argumento por carriles innovadores, en donde el bajo mundo decide unirse clandestinamente a la búsqueda del asesino para sacarse a la policía de encima. Apresado y llevado a un tribunal popular – donde seguramente será ajusticiado -, el rescate llega a último momento sólo porque el filme no puede llegar a los límites del vigilantismo – lo que equivaldría a apoyar las turbas y los linchamientos en la incipiente (y volátil) Alemania Nazi -. Peter Lorre, décadas antes de convertirse en una caricatura de sí mismo en incontables filmes de la factoría Roger Corman, exhibe una inquietante presencia, un individuo atormentado disfrazado de ratón que puede convertirse en un monstruo cuando los impulsos lo dominan. Que la fecha de rodaje o la fotografía blanco y negro no te dejen engañar: este es un filme tremendamente moderno con el plus que, al saber que está basado en un caso de la vida real, resulta aún mas shockeante.

Puesto 4: Henry, Retrato de un Asesino (1986)

Puesto 4: Henry, Retrato de un Asesino (1986)

Antes que Michael Rooker se convirtiera un simpático pirata espacial en Guardianes de la Galaxia (y James Gunn lo rescatara de la oscuridad), el tipo hacía mucho cine indie y papeles de segunda en filmes de cuarta. Henry, Retrato de un Asesino es la cúspide de su carrera pero también es un papel polémico que terminaría por costarle oportunidades y la posibilidad del estrellato. Ya de arranque hablamos de necrofilia, abuso de menores, tipos matando niños a los golpes… y la lista sigue (y no son ocurrencias del director sino que está basado en un caso real). Lo escalofriante es que Henry y su amigote Otis, cuando no están masacrando gente, son los tipos mas comunes del planeta, un detalle que resulta escalofriante – parafraseando a Hannah Arendt (y su observación sobre Adolf Eichmann y su comportamiento cuando era enjuiciado por crímenes contra la humanidad), se trata de “la banalidad del mal” -. Sumado a otras decisiones artísticas del director John McNaughton – como la de omitir la presencia de policías a lo largo de toda la película, o que la cinta termina sin el happy end de que estos depravados fueron capturados por las autoridades y recibieron su merecido -, el filme te deja una sensación fuerte de indefensión, de que está todo mal en el mundo y que los violentos pueden hacer lo que se les de la gana sin que la justicia se moleste en echarles el guante. Hay un par de escenas de shock, pero creo que lo mas inquietante es ver lo mundano que son estos asesinos, que viven una vida tan parecida a la nuestra y que, de vez en cuando, despiertan a su monstruo interior y salen a destrozar gente. Con esa premisa vos podés vivir en un estado de completa paranoia ya que un asesino serial no es un tipo que siempre está a los gritos y bañado en sangre (a lo Hannibal Lecter, cuyas películas no me piacen y me parecen sobrevaluadas, razón por la cual no integran esta lista) sino que puede ser la persona mas normal y urbana del mundo… alguien que conozcas y que sea tu amigo, tu vecino o siquiera tu pariente, y que sólo sale de cacería cuando la sed de sangre lo asalta.

Puesto 3; The House That Jack Built (2018)

Puesto 3; The House That Jack Built (2018)

A veces no hay que seguir la corriente para poder descubrir joyas como ésta. ¿Qué importa mas, el polémico artista o la valiosa obra que ha engendrado?. Que el público susceptible haya abandonado las exhibiciones de The House That Jack Built de Lars Von Trier en el festival de Cannes no quita de que la película sea una obra maestra, sólo que no es una cinta para cualquiera. Estamos en el interior de la mente de un asesino serial y descubrimos cómo razona. Como todo sociópata, es incapaz de entender las señales sociales y las emociones así que debe actuarlas. Y como los seres humanos son objetos, es sorprendente descubrir el placer que provoca masacrarlos, un orgasmo de sensación duradera cuyo efecto comienza a desparecer con el tiempo y cuyo estado de inquietud induce a cometer otro crimen para reiterar la experiencia. Cuando Von Trier suma un alter ego – Verge (con la voz de Bruno Ganz), la versión moralista de la conciencia del protagonista – se dan contrapuntos geniales y hasta tarantinescos, en donde asesino y conciencia hablan de arquitectura nazi, arte o la banalidad de los sentimientos humanos. Es cierto que el filme se va al diablo  – literalmente – en los últimos cinco minutos, pero el resto es un relato forense sobre la mente de un desquiciado, sólo que contado con el mas violento de los lirismos. No es un filme para estómagos sensibles pero, si usted es fan del slasher y el terror explícito, descubrirá que acá hay mucho mas substancia que el mero shock y se topará con un filme extremadamente inteligente en un sentido supremo.

Puesto 2: Tenemos que Hablar de Kevin (2011)

Puesto 2: Tenemos que Hablar de Kevin (2011)

El razonamiento es simple: los sicópatas no nacen de un repollo. El cine – y los casos reales – han mostrado que han sufrido infancias terribles, con monstruos engendrando monstruos a causa de una sucesión interminable de abusos familiares. Pero ¿y si ese no fuera el caso?. Lo mas inquietante de Tenemos que Hablar de Kevin es que el sicópata de turno (Ezra Miller, años antes de que Hollywood lo arruinará en el rol de un Flash maníaco y lleno de tics) ha nacido en la mas normal de las familias de clase media. Como si fuera un virus espacial a lo Village of the Damned, algo (o alguien) ha reemplazado al hijo de Tilda Swinton con este monstruo sin conciencia, apático y capaz de hacer el mayor de los daños sin sonrojarse. Pero acá no hay virus espaciales, seres alienígenas engendrados por humanas ni posesiones diabólicas, es simplemente la estructura y la química del cerebro que han resultado alterados por causas naturales y, de entre uno en mil millones, la Swinton ha dado a luz a alguien que simplemente no es humano. Desde el sentimiento de culpa que persigue a Swinton como madre hasta las acciones inexcusables de Miller (capaz de sacarle un ojo a su hermana con apenas un puñado de años de edad), el escenario es escalofriante simplemente porque uno sabe cuál es el problema pero es incapaz de solucionarlo… a menos que le pongas una bala entre los ojos. Es un filme cruel, desesperanzador e innovador en su enfoque iconoclasta, en donde la inocencia infantil ha salido volando por la ventana para dar lugar a la mas fria y despiadada de las locuras. Si el destino de Miller está trazado desde el vamos, lo que queda es el tour de force de la Swinton, quien se debate entre la culpa, el horrendo estado de expectativa constante (a descubrir qué nueva atrocidad ha cometido Kevin el día de hoy) y el deseo ferviente de abrazar a su hijo y salvarlo … aunque sea una utopía irrealizable y sólo arda en llamas con él. En ocasiones anteriores el cine se asomó al subgénero de niños / adolescentes asesinos – con títulos como El Angel Malvado o La Mala Semilla – por el gusto del shock, pero ninguno de ellos ha traspasado tantos límites como Tenemos que Hablar de Kevin, simplemente porque los guionistas (entre los cuales está Rory Kinnear, el jefe Bill Tanner de la era Craig de James Bond) han utilizado material de sicología forense como base para construir el personaje. Es un filme que cuesta sacárselo de la cabeza.

Puesto 1: Psicosis (1960)

Puesto 1: Psicosis (1960)

No todo el mundo tiene idea de lo revolucionaria que fue Psicosis en su momento. Tomen a un director de grandes thrillers y enorme prestigio, dénle un argumento exploitation de la mas pura cepa, agréguenle toques geniales, suspenso al por mayor y una banda sonora inmortal, y obtengan una obra maestra que viola todo tipo de límites, que cambia al género de una vez y para siempre, y que sacude a plateas de todo el mundo con su galería de sabores prohibidos expuestos de manera inexplicable en un circuito cinematográfico mainstream. Si hasta los 60s los asesinos seriales eran simplemente monstruos violentos sin motivaciones – siguiendo el corte (ja!) de innumerables adaptaciones de la historia de Jack el Destripador, con figuras ominosas rondando en la oscuridad y siendo diezmadas por las fuerzas del orden -, Hitchcock tomó el género y lo dió vuelta como una media al agregarle necrofilia, sexualidad reprimida, complejo de Edipo y toda una ensalada de conceptos freudianos que anticiparía la sicología forense. Pero no todo se trata de justificar por qué hace lo que hace Norman Bates; el placer está en el camino, no sólo en el destino, y ahí es donde Hitchcock se deleita con sus piruetas: desde aniquilar a la heroína a mitad de camino hasta la inmortal secuencia de la ducha, desde el violento asesinato al detective Arbogast hasta la música escalofriante de Bernard Herrmann (en uno de esos extraños casos de la historia en donde la banda sonora hace al filme, como ocurre en Tiburón con John Williams o El Bueno, El Malo y El Feo con Ennio Morricone donde el director se pone al servicio de la partitura y la música interpreta su visión y crea el clima), desde la complicidad del público con las acciones del asesino hasta la aberrante revelación final sobre la madre del protagonista… Psicosis es un cóctel de violencia, estilo y suspenso con performances sutiles, un gran libreto y una dirección brillante. Todo el género cinematográfico de los asesinos seriales le debe su forma e influencia a este título seminal y aunque ya había filmes previos que se arriesgaron a adentrarse en terrenos tan escabrosos (como el M de Fritz Lang), solo Psicosis se volvería un fenómeno popular, una obra tan monumental cuya sombra llega hasta nuestros días.

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