Crítica: Titanes (2018)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

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3 atómicos: buenaUSA, 2017: Brenton Thwaites (detective Dick Grayson / Robin), Anna Diop (Koriand’r / Starfire), Teagan Croft (Raven), Ryan Potter (Chico Bestia)

Director: Brad Anderson – Guión: Greg Berlanti, Akiva Goldsman & Geoff Johns

Trama: Dick Grayson se ha cansado de trabajar con Batman y ahora se encuentra en Detroit, en donde es detective de homicidios. Pero las viejas costumbres son difíciles de olvidar y, cuando la justicia falla, reaparece como Robin, el chico maravilla… el cual se ha transformado en un ultraviolento vigilante que no deja criminal sin hueso sano en su cuerpo. Mientras tanto se ha topado con una adolescente que ha huido de su casa, la cual está siendo perseguida por una secta para asesinarla. Desde luego Grayson no cree la historia, pero la irrupción en la estación de policía de un grupo de sicarios ha vuelto creíble el relato y ahora está tras sus pasos, intentando averiguar a dónde la han llevado secuestrada y por qué quieren matarla en un ritual pagano. Mientras tanto en Europa una morena de aspecto extravagante – y que ha perdido la memoria en un accidente automovilístico – huye de los mafiosos serbios que la persiguen. Intentando reconstruir los últimos dos días de su vida, descubre que estaba liada con un capo mafioso (que ahora está muerto) y que se ha infiltrado en la organización – haciéndose pasar por prostituta – para dar con el paradero de la chica que Grayson protege en Detroit. Pero ésas no son las únicas novedades y, cuando se ve cercada por los asesinos, de sus manos brota un torrente de fuego que termina por achicharrarlos. Ahora el camino de Starfire se irá a cruzar con el de Robin y Raven, mientras que cerca de allí un chico mutante – capaz de convertirse en el animal que desee – ha comenzado a vandalizar los shoppings de su pueblo para robar los cartuchos de la última versión de su videojuego favorito. Un camino dispar e intrincado que terminará por unirlos en un tiempo y espacio en un solo lugar, en donde formarán un equipo de superhéroes que terminara por salvar al mundo de las amenazas mas letales que lo acosan, y que será conocido como los Jóvenes Titanes.

Arlequin: Critica: Titanes (2018)

– A la mierda con Batman…

DC / Warner Brothers: monos con navaja. Siempre se manejaron con extrema lentitud y produjeron cosas memorables en el género de superhéroes pero, cuando la Marvel les apuró el paso y empezaron a fabricar toneladas de películas taquilleras aclamadas por la critica y el público, los tipos tuvieron que salir a las apuradas (y a los manotazos) para crear algo parecido. No hay nada mas patético que salir a imitar, especialmente cuando tienes el panteón de superhéroes mas popular del mundo. El drama es que DC / Warner piensa en términos burocráticos a lo IBM tipos trajeados que pasan años llenando formularios para que una docena de comités les aprueben siquiera un proyecto – y la Marvel es Apple: tipos en jeans y zapatillas, fanáticos de su trabajo y con las manos libres para ser tan creativos y veloces como puedan. Los ejecutivos de la Warner entienden de marketing, no de superhéroes, y le confian la creación de universos cinemáticos a cineastas (Zack Snyder) en vez de traer a gente de la DC y darles libertad total para que construyan lo que quieran, total ellos sí son los especialistas en el tema y han escrito historias sobre estos personajes durante décadas.

Debido a esa conducta estructurada pasó lo que tenía que pasar: hoy por hoy el universo cinemático DC se cae a pedazos. Zack Snyder parece que no regresa, el fracaso de Liga de la Justicia hizo rodar un montón de cabezas, hasta Henry Cavill colgó la capa de Supermany posiblemente Ben Affleck le siga, especialmente en este momento en donde está sumido en una profunda crisis personal causada por el divorcio, el alcoholismo y posiblemente la marcha de su carrera -. Lo que vemos son los rezagos de lo armado por Snyder – solo sobrevivirán los superhéroes que tengan una taquilla decente, sea Aquaman, la secuela de Wonder Woman (lo único que funcionó como la gente) o la película de Flash que nunca termina de despegar -, pero está visto que la gente de DC / Warner quiere probar otro enfoque. El primero es lanzar al ruedo superhéroes alternativos, algo que le dio buen suceso a la Marvel con Guardianes de la Galaxia (en el caso de DC, Shazam, Supergirlversión para la pantalla grande – y hasta la secuela de Suicide Squad con James Gunn a cargo!); la segunda es encarar por el lado donde tienen mas éxito – la televisión – y crear un servicio de streaming propio a lo Netflix pero sólo para fans de los comics. Al menos una serie implica menos riesgo que una costosa película porque hay posibilidades de corregir el tono sobre la marcha. El servicio de streaming de DC tendrá antigüedades de todo tipo – como la serie de Batman de 1966, los filmes de Tim Burton o el Superman de Christopher Reeve – pero también se va a arriesgar a probar cosas nuevas (y Titanes es la cabeza de playa de una larga lista de series agendadas). Y, como no es el cable, carecen de restricciones como para hacer las cosas tan extremas como quieran.

Como consecuencia de ello llamaron a Greg Berlanti (que está haciendo un gran trabajo con el Arrowverse, mejor que lo que hizo la DC / Warner con las ligas principales), lo cual es un factor positivo. Pero también llamaron a Akiva Goldsman (el mismo de Batman y Robin y Angeles y Demonios!!!; cómo sobrevive este tipo en Hollywood después de producir tantos bodrios???), y pusieron en la dirección a Brad Anderson (el de El Maquinista), lo cual forma un licuado de aquellos; y todo para generar una serie basada en el equipo de superhéroes juveniles conocido como Los Jóvenes Titanes.

Honestamente el concepto de hacer una serie adulta y violenta basada en Los Jóvenes Titanes suena bizarro. Los Titanes tuvieron montones de encarnaciones, pero todas ellas apuntaron a un público infantil o adolescente – desde Justicia Joven hasta Teen Titans, la cual es insufriblemente infatiloide; eso sin hablar de la película para la pantalla grande basada en la versión de Cartoon Network, Teen Titans Go to the Movies, la cual ha obtenido las mejores criticas que la DC haya recibido en mucho tiempo (quizás desde la época de The Lego Batman Movie, otra pelicula animada, mire usted) -. Pero pasar de un Robin que hace bromas de pedos a uno que desolla la cara de un pedófilo haciéndola pasar por los vidrios rotos de la ventanilla de un auto suena a un cambio tan radical como chocante, especialmente para los que son seguidores de la saga (es un cambio de perspectiva tan fuerte como el que pasó con el comic de Archie, que mutó a esa cosa policial adolescente que es Riverdale aunque, claro, no se les ocurrió incluir tripas y violencia extrema como ahora). Como yo no soy fan a muerte lo puedo ver con otra perspectiva – y una que se antoja interesante -.

Ciertamente adivinar muchas cosas sobre la visión de un solo capítulo es apostar demasiado, pero lo cierto es que Titanes tiene cosas muy interesantes si uno abandona lo que sabe sobre el comic de origen. Este Dick Grayson trabaja de policía durante el día y, cuando la justicia no funciona, se convierte en un Robin sanguinario que abandonó a Batman por considerarlo demasiado blando con los criminales. Es mas Rorschach (de Watchmen) que el Robin que todos conocemos, y ni siquiera su siguiente iteracion (Nightwing, la que seguramente aparecerá con el correr de la serie) era tan violento aunque amenaza con serlo. Como éste es el proceso de formación de los Titanes, los miembros van cayendo de a uno. Grayson se topa con Raven, la cual es una adolescente poseída por un demonio sanguinario que hace todo lo que tenga a mano con tal de protegerla y, como una secta la quiere matar, ella vive en refugios para gente sin techo. Por otro lado, en Europa, una exuberante morena de pelo rojo (vestida de manera tan extravagante que parece una drag queen) empieza a recuperar la memoria y descubre que tiene poderes mientras se saca a unos mafiosos rusos de encima. Es Starfire y va tras el rastro de Raven sin que sepamos muy bien el por qué. Por ultimo, como cameo en el final del capítulo, aparece el Chico Bestia, que se transforma en tigre para asustar al guardia de seguridad de un shopping y, de paso, poder hacerse con el cartucho del último juego de moda recién salido para la Playstation.

La acción es brutal y está filmada con estilo, y la trama tiene suspenso y engancha; pero también es cierto que sufre del síndrome Lostacumulando incógnitas a raudales para irlas resolviendo con el paso de los capítulos mientras suma otras nuevas… y el proceso se vuelve interminable -, y cuando todos estos tipos se junten habrá que ver cómo funcionan como equipo, y contra qué supervillano se van a enfrentar. Definitivamente es un buen comienzo – no como otras series de Marvel como Cloak & Dagger o Runaways que se van en detalles y charlatanería adolescente y los superheroismos se ven con cuentagotas – y uno que engancha, con los cual habrá que ver cómo crecen los personajes y, especialmente, qué van a hacer con ellos cuando estén todos juntos.

(PD: decidimos degradarla un par de atómicos porque al final de la temporada se va de mambo muy mal)

JOVENES TITANES

Algunas de las adaptaciones que hemos visto del equipo de superhéroes adolescentes de DC: en animación: Justice League vs Teen Titans (2016) – la versión comica Teen Titans Go! To The Movies (2018) y su secuela: Teen Titans Go! vs Teen Titans (2019); en versión live: la serie Titanes (2018)