Crítica: Titanes del Pacifico (Pacific Rim) (2013)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Recomendación del EditorUSA, 2013: Charlie Hunnam (Raleigh Beckett), Idris Elba (Marshal Stacker Pentecost), Rinko Kikuchi (Mako Mori), Charlie Day (Dr Newton Geiszler), Burn Gorman (Dr Herman Gottlieb), Max Martini (Hercules Hansen), Ron Perlman (Hannibal Chau)

Director: Guillermo Del Toro, Guión: Travis Beacham & Guillermo Del Toro

Trama: El planeta Tierra, año 2020. En el Oceano Pacífico se ha abierto una gigantesca grieta, la cual resulta ser un portal multidimensional por el cual una raza alienígena invasora piensa tomar por asalto el planeta. Para ello, ha comenzado a enviar gigantescas criaturas conocidas como “kaijus”, las cuales son capaces de arrasar ciudades enteras en cuestion de horas. Ya que las fuerzas militares tradicionales demoran dias en abatir a los kaijus – con el consiguiente costo millonario de daños y vidas -, los gobiernos de todo el mundo han aprobado el programa Jaeger, el que consiste en la construcción de gigantescos robots fuertemente artillados, los cuales son comandados por parejas de pilotos poseedores de una fuerte sincronizacion mental – como padres e hijos o parejas de hermanos -. De ese modo es que resultan reclutados Raleigh y Yancy Beckett, dos hermanos que pronto se transforman en destacados héroes al contar con una larga lista de victorias sobre los kaijus. Pero los kaijus son cada vez mas grandes y poderosos, y los Jaeger pronto se encuentran al limite de su capacidad. Luego de una feroz batalla – en la que pereciera su hermano – Raleigh Beckett decide retirarse de la fuerza Jaeger y regresar a la vida civil; pero, despues de varios años es nuevamente contactado por el comandante de la fuerza Stacker Pentecost, el cual le informa de que la situación del planeta es desesperante, ya que los ataques de kaijus son cada vez más seguidos y devastadores, y la reserva de Jaegers ha llegado a un numero alarmantemente crítico. Por ello Beckett, Pentecost y los robots remanentes se verán obligados a embarcarse en la última gran batalla de la humanidad, en donde el futuro de toda nuestra raza quedará en sus manos y donde la victoria dependerá de un golpe de suerte que depare el destino, algo que parece tan esquivo como desesperado.

Arlequin: Critica: Titanes del Pacifico (Pacific Rim) (2013)

      Después de haberse hecho un nombre en el género de la fantasía, era hora que Guillermo Del Toro probara suerte en el terreno de la ciencia ficción. En esta ocasión del toro se ha arriesgado con un híbrido que mezcla los dos subgéneros más populares del cine fantástico japonés – el kaiju eiga o cine de monstruos gigantes, y el mecha o cine de robots tripulados (que, a diferencia de los robots tradicionales, no son autómatas con decisión propia sino naves gigantes con forma de androide y comandadas por pilotos) -. En general estos rubros suelen quedar restringidos al espacio de culto reservado para unas minorías – sean como series animadas orientadas a un público infantil / adolescente o, bien, como un puñado de cintas lanzadas en DVD en el hemisferio occidental, y disponibles en negocios nerds de esos que suele frecuentar Sheldon Cooper -. El megaéxito de Transformers ha estimulado a la industria para que probara suerte con el género (e intentara sacarlo del gueto), con lo cual han aparecido una serie de títulos que siguen de cerca los pasos de los filmes de Michael Bay, sea Battleship, la inminente remake norteamericana de Godzilla y el título que ahora nos ocupa, el cual tiene un enfoque tan depurado que resulta accesible tanto para el público en general como para el fanático especialista en el rubro.

Lo primero a tener en cuenta es que la historia no resiste en lo más mínimo un análisis pormenorizado.¿Grietas dimensionales en el Océano Pacífico? ¿Razas alienígenas que piensan invadir la Tierra clonando monstruos de miles de toneladas de peso y lanzándolos sobre el planeta como si fueran una horda de Dobermans rabiosos?. Hasta la idea de los robots gigantes es absurda – moles descomunales plantadas en dos piernas de escasa estabilidad, y pensadas para pelearse a trompada limpia, como si los puños fueran mas efectivos que un misil, amén de que todas estas peleas siempre culminan con en el uso de algun arma superpoderosa por parte del androide; ¿Por qué no construir directamente un cañon volador (como el Super X de la saga Godzilla) y ahorrarse el costo y la complicada ingeniería de las partes móviles? -; pero la razón para todo esto es bien sencilla: el espectáculo. ¿De qué otro modo habríamos tolerado la idea idiota de razas robots transformables, capaces de convertirse en un Fiat 600?

Entonces hay que tomarlo por lo que es: un espectáculo juvenil que Del Toro ha pulido para que le resulte digerible para los adultos. Ciertamente Del Toro tiene material de sobra para inspirarse – que van desde los combates de Godzilla contra Mechagodzilla, hasta toda la saga de Evangelion, de la cual Pacific Rim toma una gran cantidad de ideas, como la atormentada vida de los pilotos y la letal llegada de ángeles / kaijus a arrasar las ciudades – y el resultado final es notable, aunque carece de originalidad ante el ojo del experto. Quizas el mejor condimento que Del Toro agrega de su pecunio sea el estilo de las peleas y el énfasis en el drama personal de los protagonistas. Los combates son espectaculares – en especial la batalla de Hong Kong, la cual puede poner tranquilamente de rodillas al climax de El Hombre de Acero – y son un delicioso homenaje a los kaiju eiga que nos quitaban el sueño en nuestra juventud (en especial la saga moderna de Gamera, ya que los bichos se parecen a Gyaos y el resto de sus parientes que pululaban en los filmes de la Daiei; ¿así será la version norteamericana de Godzilla?); y, por el otro lado tenemos el melodrama típico de que abunda en el género mecha con tipos llorando por los rincones y deseando vengarse de algún monstruo gigante, los problemas de adaptación con el nuevo piloto y la nueva máquina, o la misión desesperada que debe emprenderse en el último momento de libertad de la humanidad -. Quizas el detalle pase porque Titanes del Pacífico se toma una hora en volverse interesante – recién cuando empardan a Beckett con la asiática Mako Mori (al fin se acordaron que éste es un género japonés e incluyeron a un oriental en los protagónicos!) el relato adquiere substancia -. Y mientras que Charlie Hunnam (Beckett) está ok como el héroe, los verdaderos ladrones de escenas son Idris Elba (el comandante del proyecto) y Rinko Kikuchi (como la japonesa que quiere irle a la yugular de un kaiju debido a haber perdido su familia a manos de los monstruos). La secuencia de la infancia de Kikuchi – presenciando un horrendo ataque kaiju en su Tokio natal – es de un lirismo formidable. Ella y Elba poseen una conexión tan potente (y códigos de conducta tan personales), que terminan por ensombrecer a Hunnam en cada una de las escenas que comparten. Por otra parte Del Toro se da el lujo de poner dos comic relief la dupla de cientificos ególatras – que son muy propios del género, de tiras tales como Mazinger Z o Tetsujin 28eso no significa que sean festejables en su totalidad, pero demuestra el conocimiento del mexicano sobre las particularidades del rubro -. Y si le sumamos a esto la hilarante participación del siempre delicioso Ron Perlman, tendremos todo el postre servido.

Titanes del Pacífico es algo dispar y no recorre ningun camino nuevo pero, cuando llega a algún momento álgido de la historia, la inspiración de Del Toro nos hace olvidar de todos sus defectos. Es un gran espectáculo y un buen filme, en el cual triunfa el estilo por encima de la lógica de la premisa.

PACIFIC RIM

Titanes del Pacífico (2013) – Pacific Rim: Insurrección (2018)