Crítica: La Tiendita del Horror (1963 – 1986)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

The Little Shop of Horrors (1963)

USA, 1963: Jonathan Haze (Seymour Krelbonid), Mel Welles (Gravis Mushnick), Jackie Joseph (Audrey), Myrtle Vail (Winifred Krelbonid), Leola Wendorff (Mrs Shiva), Dick Miller (Vurson Fouch), Mari Welles (prostituta), Jack Nicholson (Wilbur Force)

Director: Roger Corman, Guión: Charles B. Griffith

The Little Shop of Horrors (1986)

Recomendación del EditorUSA, 1986: Rick Moranis (Seymour Krelborn), Ellen Greene (Audrey), Steve Martin (Orin Scrivello), Vincent Gardenia (Sr Mushnik), Levi Stubbs (voz de Audrey II), Bill Murray (Arthur Denton)

Director: Frank Oz, Guión: Howard Ashman, sobre la obra de teatro escrita por Howard Ashman & Alan Menken, basados en el film de 1963 escrito por Charles B. Griffith

Trama: La florería de Gravis Mushnick está en quiebra y sólo un milagro puede salvarla del cierre. Su torpe empleado Seymour se presenta un día con una extraña y exótica flor que – según el consejo de un cliente – puede atraer al público y revivir los negocios. Pero la planta resulta ser una criatura mutante que se alimenta de sangre y posee inteligencia. Muy pronto Seymour se verá obligado a buscar cuerpos para alimentar a la planta mientras que las sospechas de Mushnick y la policía se ciernen sobre los hombros del tímido empleado.

La Tiendita del Horror (1963 - 1986) La Tiendita del Horror (1963 - 1986) Es interesante hacer el experimento de comparar una versión original con su remake. No siempre se puede hacer, en especial porque uno se aburre de ver la misma historia contada dos veces en cuatro horas corridas de su vida. Pero aquí se da la coincidencia, y vamos a probarla.

Ciertamente The Little Shop of Horrors (1963) es una comedia de culto. Hay varios leyendas que rodean al título – desde el surrealismo de los diálogos, la improvisación de escenas, la filmación hecha en dos días y medio, el papel disparatado de un jovencísimo Jack Nicholson – que posiblemente ameriten su status. Teóricamente la idea nació luego que Gene Corman tuviera unos decorados de descarte de un film inconcluso, y se los ofreció a su hermano Roger, apuesta mediante, a que no podría rodar toda una película sólo con ellos. Roger Corman y su libretista Charles B. Griffith se pusieron a sacarle chispas a las teclas de su maquina de escribir, partiendo desde ideas bizarras – críticos de cine convertidos en vampiros, investigadores privados irlandeses, chefs caníbales – hasta que, pasados de alcohol y cansancio, dieron con la premisa de la planta carnívora mutante. Armando un elenco de stock, rodando en dos días y medio y con un presupuesto de menos de 30.000 u$s, nació The Little Shop of Horrors. A Corman le pareció un film malo, y descuidó el aspecto de copyrights de la cinta, razón por la cual pasó a dominio público en poco tiempo. Sin embargo comenzó a generar seguidores, y el boca a boca terminó por popularizar el film. La revancha vendría en 1982, cuando se transformaría en una obra musical escrita por Ashman y Menken (los autores habituales de los filmes animados de la Disney de su nueva época de oro) y regresaría a la pantalla grande en su adaptación de 1986 con una producción millonaria.

Pero el filme original es terrible. El tema no pasa por la pobreza de presupuesto sino por la calidad artística del producto, que es muy baja. Viendo la versión de 1986 uno puede apreciar que el 95% de las ideas y diálogos son extraídos del original, y sin embargo el film de Roger Corman se ve mucho más malo de lo que parece. Los problemas pasan por el casting y la dirección de Corman, que son horribles. Definitivamente Corman no tiene timing para la comedia y se nota; y el nivel de las performances es desparejo y completamente amateur, salvo alguna presencia aislada como Mel Welles que dignifica un poco el producto. Pero el sentido del humor queda licuado en un problema de narración, que termina por arruinar los chistes y el clima lunático que pretende contagiar. El Seymour de Jonathan Haze es burdo y molesto, apático, mientras que el mismo personaje en manos de Rick Moranis gana humanidad, carisma y patetismo. El Gravis Mushnick de Mel Welles despide simpatía e inteligencia mientras que el de Vincent Gardenia entra en el rol definitivo de villano. Hay algunos cambios entre las versiones – el dentista sádico es el novio golpeador de Audrey en la versión 1986 mientras que en el original sólo era un cliente molesto que termina como cena para la planta carnívora -; y en ese aspecto, Audrey II es una ladrona descarada de escenas en el film de Frank Oz mientras que en el original es un esperpento terriblemente animado.

Salvando las distancias de la calidad de los FX y del presupuesto, The Little Shop of Horrors 1963 es un filme peculiar y bizarro, mientras que La Tiendita del Horror 1986 tiene una estructura dramática mucho mas pulida. Ambos conservan el sentido del drama del Fausto, con el humano haciendo tratos con el diablo (o la planta mutante / extraterrestre) a cambio de sus deseos. Pero en la remake, termina por transformarse en la redención y el triunfo de los desprotegidos sobre el mal. En el primero, era la simple excusa para disparar gags lunáticos. Pero Oz, además de los FX, aporta un manejo de climas mucho mejor que Corman. Secuencias idénticas – como el cliente masoquista del original, interpretado de manera bizarra por Jack Nicholson que parece una versión prehistórica del Jim Carrey de Dumb and Dumberer; y con Bill Murray en el mismo rol en la versión moderna – producen diferentes resultados. Definitivamente La Tiendita del Horror 1963 es una curiosidad para ver, mientras que Shop 1986 es una pequeña obra maestra. No sólo maneja mejor el humor negro – en especial las muertes y la naturaleza vampírica de la planta -, sino que provee humanidad a sus personajes, que parecen envueltos en una especie de destino trágico. La música, las canciones le brindan otra energía. Además, Oz cuenta con un elenco de lujo como para que la puesta en escena resultara imposible de fallar: Steve Martin. John Belushi, John Candy… El final, ciertamente feliz, no es el original del stage play – que terminaba con Audrey II dominando el mundo, devorando a Seymour y Audrey, y asimilándolos como sus retoños, mientras que se lanzaba espectacularmente sobre la platea; el mismo se puede ver en YouTube -, cosa que Frank Oz debió refilmar luego de críticas negativas en las primeras previews de la película. Pero el happy ending que quedó finalmente es definitivamente más acorde al espíritu del film que rodar un climax a lo Godzilla y oscuramente apocalíptico.

Le sugiero que vea primero la versión 1986 antes que la versión 1963 (que se consigue en casi cualquier portal de descarga de videos). Es el mismo chiste, pero uno está contado por un humorista con gracia y el otro narrado por el hijo del vecino. El original tiene sus cosas, pero termina por saturar por su mal timing cómico. La versión 1986 de La Tiendita del Horror es una gozada de inicio a fin, con personajes queribles – sean humanos o no -.