Crítica: Terror en Chernobyl (2012)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2012: Jonathan Sadowski (Paul), Devin Kelley (Amanda), Jesse McCartney (Chris), Olivia Taylor Dudley (Natalie), Dimitri Diatchenko (Yuri), Nathan Phillips (Michael), Ingrid Bølse Berdal (Zoe)

Director: Bradley Parker, Guión: Oren Peli, Carey Van Dyke & Shane Van Dyke

Trama: Paul y Chris son dos hermanos que se encuentran de vacaciones en Europa con sus respectivas novias. Ahora han llegado a Ucrania y, seducidos por un agente de viajes local, terminan por contratar un tour ilegal que los lleva de excursión a la ciudad fantasma de Pripyat, la urbe donde vivían los trabajadores de la planta atómica de Chernobyl hasta que ocurriera el desastre nuclear en 1986. Después de pasar un par de horas en la ciudad el grupo se dispone a partir, pero un desperfecto mecánico le impide arrancar a la camioneta que los transportaba. Para colmo la radiación del lugar ha comenzado a subir e interfiere con las comunicaciones, razón por la cual los handys y los teléfonos celulares han dejado de funcionar. Pero las cosas comienzan a salirse de control cuando descubren que el motor de la camioneta ha sido saboteado, y que hay numerosas figuras que los observan desde las sombras. Criaturas que, a medida que avanzan las penumbras de la noche, parecen haber ido perdiéndole el miedo a la presencia del grupo y han comenzado a acercarse a la furgoneta con idea de tomarla por asalto.

Terror en Chernobyl Terror en Chernobyl viene de la mano de Oren Peli, el mismo de Actividad Paranormal y sus secuelas. Ok, Peli no dirige pero escribe y produce, y es la verdadera fuerza creativa detrás del proyecto. La idea de ir de expedición a la ciudad fantasma de Pripyat (en donde vivía el personal que trabajaba en la contigua planta nuclear de Chernobyl y la cual fuera abandonada a causa del masivo accidente atómico de 1986) suena deliciosa como premisa de película de terror, pero los resultados obtenidos no son tan efectivos como uno podría esperar. Es posible que el enfoque de cámara en primer plano – a lo Blair Witch – esté comenzando a mostrar signos de desgaste, pero también es cierto que el libreto es demasiado mecánico y no contribuye a mejorar la puntería de la historia.

Acá hay un grupo de turistas que decide hacer “turismo de alto riesgo” y contratan a un guía turístico re-pirata que los lleva a Chernobyl. Por supuesto el panorama es desolador – si bien no está filmada en las locaciones reales, la reconstrucción que hacen para la película se ve muy verosímil – y parece salido de un episodio de la serie “La Tierra sin Humanos” del Discovery Channel: edificios rajados, montañas de mugre, autos abandonados y cubiertos por la vegetación, manadas de femélicos perros salvajes que se lanzan sobre cualquier cosa que se mueva, etc. Los norteamericanos de turno pasan un par de horas ahí, se asustan con un oso que se les aparece encima en un departamento y, después de reirse un rato, intentan irse. ¡Para qué!. El guia ruso no logra arrancar la camioneta y, cuando levantan el capó, descubren que ha sido saboteada. Y, a partir de entonces, la película empieza a patinar.

No diría que Terror en Chernobyl es un mal filme, pero al menos es uno que desperdicia una idea muy buena. Hay dos cosas que torpedean la efectividad de la pelicula: la primera es el enfoque en primer plano, al que aquí le han hecho tantos cambios que terminaron afectando su eficiencia. Usualmente en estos filmes hay un nardo que está grabando todo el tiempo – incluso aunque el bicho de turno se lo esté devorando vivo -; mientras que eso le da inmediatez, por otro lado no dejar de ser algo ilógico (si a mi me estuviera atacando algo, le partiría la cámara en la cabeza del bicho en vez de seguir rodando). Para resolver esa incoherencia terminaron por inventar otra, que es la del cameraman “fantasma”: se mantienen los primerísimos planos (y las reacciones nerviosas de la cámara ante los ruidos y los golpes), pero ninguno de los protagonistas está filmando. La cámara flota y sigue a los protagonistas como si perteneciera al grupo… pero también se asusta, corre y se cae al mismo tiempo que ellos. Mientras que en un principio este enfoque no está taaan mal, pronto demuestra tener sus limitaciones e incompatibilidades; la cámara de pronto se aleja 100 metros (como si fueran los ojos de las criaturas que acechan al grupo) o da un plano aéreo de la escena a 50 metros de altura. Todo eso deriva en una narración esquizofrénica que, cuando cambia de primer a tercer plano, aniquila toda la tensión que había creado.

Pero si la cámara es distrayente, al menos lo suyo no es tan grave como el diseño de los personajes, que son superficiales, mecánicos e ilógicos. Esta gente jamás hace preguntas sobre lo que está ocurriendo – quién rompió el auto, quién secuestró a un par de miembros del grupo, quién asesinó al guía ruso, etc, etc – si no que se la pasan pensando en ellos mismos (¿estás bien?; esperemos por ayuda; no, no quiero caminar hasta la ruta; no, quiero quedarme a buscar a fulano; no, quiero tal o cual cosa). Son tan egocéntricos que jamás elaboran una teoría de lo que ocurre, o diseñan algún plan, o siquiera se arman como es debido. En un momento se topan con una horda de criaturas, pero ni siquiera discuten qué es lo que han visto (!). Cuando huyen, ni siquiera cierran las puertas para entorpecerle el paso a las cosas que los persiguen. Son un grupo de individuos anónimos, carne de cañón que manipula el libreto mandándolos de un lado para otro sin demasiado sentido: hay que ir para allá porque, en el medio, haremos una escena en donde las criaturas nos atacarán; ahora hay que ir para el otro lado… así dejamos solo a fulano y lo secuestran. Por Dios, cuánta gente estúpida.

En sí, Terror en Chernobyl no es un engendro. Hay algún que otro momento efectivo, y la historia tiene su enganche… lástima que los cambios de estilo narrativo diluyan la tensión de la premisa, y que el libreto esté poblado de tipos con dos neuronas en la cabeza. Si tuviera que hacer un resumen, le diría que espere a que la den por cable: no se pierde demasiado con la espera y puede utilizar el mismo dinero de la entrada para ver en el cine una película de terror mucho más efectiva que ésta.