Crítica: Terremoto (1974)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1974: Charlton Heston (Graff), Ava Gardner (Remy), George Kennedy (Slade), Lorne Greene (Royce), Geneviève Bujold (Denise)

Director: Mark Robson, Guión: George Fox & Mario Puzo

Trama: Stewart Graff vive en Los Angeles en compañía de su esposa Remy. El matrimonio anda mal y Remy cree que su marido tiene un amorío con Denise, la viuda de un antiguo compañero de trabajo. Luego de una discusión Stewart se dirige a su trabajo – una oficina en un rascacielos céntrico propiedad de su suegro Sam Royce -, pero un masivo terremoto termina por arrasar a la ciudad y pone a Stewart y los suyos en posición desesperante. Con los servicios y las comunicaciones cortadas y la gente en pánico, no pasa mucho tiempo antes de que la ciudad entre en el caos total, reinando el pillaje y la violencia. En el momento de máxima desesperación Stewart deberá decidir entre salvar a los suyos, asistir a la gente lastimada, o velar por la suerte de Denise, cuyo amor parece darle una nueva oportunidad a su vida. Pero los temblores no cesan y, lo que es peor, la represa cercana a la ciudad está a punto de quebrarse debido al daño producido por el terremoto, lo que generaría una inundación que arrasaría todo lo que estuviera en su paso. Sólo el destino sabe si los supervivientes de la ciudad de Los Angeles tendrán oportunidad de vencer a otro nuevo desastre, tan masivo y destructivo como el que han recibido en las últimas 24 horas.

la ciudad de Los Angeles es víctima del temblor de marras en el clásico del cine catástrofe Terremoto (1974) la ciudad de Los Angeles es víctima del temblor de marras en el clásico del cine catástrofe Terremoto (1974)

Terremoto (1974) Explosiones de sangre impresas en pantalla como si fuera un comic; camiones ganaderos en miniatura que se despeñan (y cuyas vacas de plástico siguen pegadas al piso, en contra de todas las leyes de la física); esqueléticos sicópatas a los cuales se les vuela el afro y el bigote de una escena a la otra; estrellas sudadas y estrellitas bulímicas envueltas en turbios romances clandestinos; diálogos que te crispan los dientes, y horrores de casting con veteranas haciéndose las pendex y figurando como hijas de tipos que apenas les llevan 7 años más. Eso sin contar a Walter Matthau disfrazado de mamarracho rosado, borracho y diciendo bobadas sin parar aún cuando el bar se está viniendo abajo, y doctores escleróticos que se niegan a decirle a los parientes que su padre ha muerto “para no aumentar el pesimismo de la situación”, aún cuando media ciudad de Los Angeles ha perecido y se encuentra devastada bajo miles de toneladas de escombros. Bienvenidos al cine catástrofe setentista, y a Terremoto, un filme dramáticamente tan espantoso que merecería figurar como la precuela de ¿Y Dónde Está el Piloto?.

Es de no creer que un tipo como Mario Puzo (El Padrino, Superman) haya quedado involucrado en esto. Las malas lenguas dicen que el tipo dio a luz un libreto mas espeso, oscuro y dramático, y que los estudios contrataron a un script doctor para aligerarlo y simplificarlo; pero de allí a lobotomizarlo hay un trecho enorme e impresionante. Sin dudas hay un par de personajes interesantes – Lorne “Bonanza” Greene es inventivo y es capaz de salvar media ciudad de Los Angeles él solito hasta que le explota el bobo; George Kennedy es un policía ultrahonrado que tiene cierta tendencia a írsele la mano literalmente con los chicos malos – pero el resto es abominable. Parece una telenovela escrita por Lorenzo Semple Jr, un compilado de melodramas tan exagerados que chorrean humor camp y que sólo están de relleno hasta que llegue la gran escena de los efectos especiales – ésa en donde el sonido Sensurround (compuesto por una parva de subwoofers Cerwin Vega de enorme potencia) haga temblar a la platea y literalmente agriete las paredes del cine -. Oh si, vale por mucho la pena de tragarse semejante bazofia para llegar a semejante secuencia de 8 minutos y medio de devastación, y el filme remasterizado suena como los dioses en un equipo moderno de alta definición y parlantes anabolizados (literalmente sacudí las paredes del living con la escena). Pero el resto… Dios mío, ¿en qué estaban pensando?.

Ava Gardner (¡qué hembra!) sobreactúa mal, pero el peor ofensor de los sentidos es Marjoe Gortner, un ex niño prodigio de la iglesia evangélica – se recibió de pastor a los 4 años, hizo una fortuna y después el papá se fugó con la guita (!) – devenido actor, y con la extraña tendencia de aceptar papeles de villano. El problema es que el tipo tiene cara de idiota pasado de rosca, no pesa mas de 40 kilos, y es un rubio con afro y bigotones exagerados que parece salido de alguna revista gay setentista. Que alguien me explique la naturaleza sicológica de su personaje, el que se pone peluca para calzarse el uniforme de la milicia, vive obsesionado con los musculosos que aparecen en las revistas de body building y, al final, intenta enroscarse a Victoria Principal (cuyo único mérito es usar una remera hiperajustada sin soutien, a la cual le podemos ver por 20 segundos los pinrreles en una escena que se le escapó a la censura) hasta que George Kennedy lo castra de un balazo. ¿Es acaso algún tipo de experiencia metafísica para el ex evangelista? ¿El placer de descubrir que se siente estar del otro lado del mostrador y hacer de villano perverso? ¿O simplemente estaba pasando por un mal momento con las drogas duras?.

Hay que admitir que los efectos especiales son buenos, lástima que el director Mark Robson es un adoquin filmando. Hay una escena en donde un tipo va a clausurar la llave de gas y entra a su casa… fumando. Escena siguiente: la casa (y el flaco) volando por los aires. ¿Es un chiste, no?. Lo otro es la infame secuencia en donde 30 tipos se matan por entrar a un ascensor en medio del cataclismo y, claro, se les corta la piolita. Como la escena les salia mal, la filmaron varias veces, e hicieron pomada a un montón de stuntmen en tres dias de rodaje, decidieron camuflar los errores de continuidad (porque siempre figuran tipos distintos en el interior del elevador) con un splat rojo como si estuviera salido de un episodio de Batman 1966. ¡Santas Cachuchas, Batman! ¡Tienes toda la plata del mundo y haces una película horrenda!.

Honestamente Terremoto es divertida para sacarle el cuero, debido a los gafes de producción y casting. La gente hace demasiadas estupideces como si fuera un filme barato de terror: descree de los especialistas aunque estos desborden de pruebas que indican que se viene un terremoto apocaliptico; tipos que van a medir la falla de San Andres y se meten entre las paredes de la misma para terminar hechos sandwichito; autoridades que arman un masivo e improvisado hospital en un gigantesco estacionamiento subterráneo, sólo para que el edificio se les caiga encima; cocineros que se hierven los testículos cuando una enorme olla de agua hirviendo se les cae encima; y dos toneladas de ridiculeces mas que convierten a Terremoto en una superproducción camp, un filme que sirve para pasar el tiempo… aunque la diversión venga por las razones equivocadas.