Crítica: Supernova (2000)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2000: James Spader (Nick Vanzant), Angela Bassett (Dra Kaela Evers), Peter Facinelli (Troy Larson), Wilson Cruz (Benjamin Sotomejor), Robin Tunney (Danika Lund), Lou Diamond Phillips (Yerzy Penalosa), Robert Forster (Captain A.J. Marley)

Director: Walter Hill, Guión: David Campbell Wilson

Trama: El crucero espacial Nightingale se encuentra de guardia atravesando la presente galaxia. En uno de sus recorridos recibe una llamada de auxilio procedente de la luna Titán 37, la cual se encuentra a mas de 2.000 años luz de distancia. Y aunque Titán 37 se cree abandonada, el capitán A.J. Marley decide ir al rescate. El problema es que el gigantesco salto dimensional que debe atravesar la Nightingale pone en riesgo la integridad de la nave, produciendo varios accidentes a bordo y uno de los cuales termina con la vida del capitán. En ese momento el piloto Nick Vanzant asume el liderazgo y ordena recibir la cápsula que contiene el sobreviviente que envió la señal de ayuda; pero a bordo reciben a un muchacho de actitud apática, el cual trae consigo un extraño objeto de procedencia desconocida. Al examinarlo la computadora de a bordo llega a la conclusión que se trata de un artefacto alienígena, una bomba dimensional capaz de alterar la estructura molecular de una galaxia entera en cuestión de minutos. Queriendo deshacerse del artefacto descubren que el recién llegado se ha convertido en su guardián, y el contacto con el objeto lo ha convertido en un ser todo poderoso y casi indestructible, el cual comienza a depredar de a poco a la tripulación del Nightingale. Será entonces cuando Vanzant – uno de los últimos supervivientes de la tripulación – deberá poner toda su astucia para encerrar al forastero y expulsarlo de la nave, justo antes que el artefacto detone y convierta al sol cercano en una supernova de cuyo poder destructivo no podrán escapar.

Supernova Cuando uno arma un portal de cine, primero se lanza de lleno a los filmes a los cuales les tiene hambre, sean los mas famosos, los mas disfrutables o esas rarezas que uno escuchó de chico y siempre quiso conseguir. Con el paso del tiempo la curiosidad se sacia y, de pronto, uno termina por darse cuenta que el stock de películas pasables, potables o minimamente interesantes se agota. Comienzan a saltar los bodrios, esos que uno debe chequear por obligación y por un sentimiento completista, los cuales de entrada no eran mi primera opción. Ni siquiera la segunda, la tercera o la cuarta.

Entre esos plomos que uno debe revisitar figura Supernova, la obra maldita de Walter Hill. En los 80s y 90s Hill era un director de consideración, un especialista en películas de acción que dió a luz 48 Horas, Infierno Rojo y The Last Man Standing una reedición de Yojimbo / Cosecha Roja / Por un Puñado de Dolares ambientada en la época gangsteril de la Ley Seca -. El dato menos conocido es que Hill ha sido, desde hace décadas, el productor histórico de la saga Alien. Ya en 1979 estaba al mando del proyecto, pero el estudio decidió meter a Ridley Scott en la silla del director, un tipo que venía de hacer Los Duelistas, y al cual no le asustaban la enorme cantidad de efectos especiales que demandaba el libreto. Hill quedaría relegada a la función de productor ejecutivo, tarea que ejercería incluso con la revisita de Scott al universo de Alien en Prometheus (2012).

Considerando el prestigio de Alieny el reconocimiento de Hill como una de las fuerzas creativas detrás de la saga -, siempre quedó flotando en el ambiente la pregunta de qué hubiera pasado si Hill hubiera tomado la posta de la franquicia del extraterrestre asesino y hubiera manufacturado la historia a su gusto y piacere. Las respuestas parecen estar en Supernova, y las mismas terminan siendo francamente decepcionantes. Es cierto que el producto final es un filme rodado por un comité – ya que una montaña de gente metió mano y, aún con todo, no lograron generar un producto potable -, pero los lineamientos creativos de Hill están… y no son lo que se dice los mas inspirados del mundo.

Supernova partió de la idea de William Malone – el mismo de Creature y la remake de La Casa en la Montaña Embrujada -, el cual quería hacer un modesto thriller en el espacio acerca de una misión que se topaba con un artefacto alienígena, el cual pronto revelaba contener el mal en estado puro devenido en una misteriosa fuente de energía. Considerando que Malone no es lo que se dice un tipo original, las influencias saltan a la vista: Creature no era mas que un vulgar ripoff de Alien, y aquí el seteo se ve sospechosamente similar. Por otra parte la idea de la fuente de energía malévola parece claramente inspirada en El Principe de las Tinieblas de John Carpenter.

Aún con ello, la MGM decidió comprar el libreto y pasarlo por una montaña de guionistas – incluyendo Hill -, quienes metieron mano haciendo y deshaciendo a su gusto. La versión final de Hill era mas sanguinolenta, plagada de efectos especiales, y con una visión mas morbosa del antagonista – el cual se transformaba en una especie de demonio descarnado que masacraba a la tripulación de la nave donde ocurrían los hechos -. Lamentablemente los ejecutivos de Artistas Unidos subsidiaria de la MGM y dueños de los derechos – pensaban que el libreto original era bueno y procedió a desaprobar (o boicotear) los cambios que implementó Hill, generando una escalada de tensiones – que iban desde salvajes recortes presupuestarios a discusiones creativas con el director, amén de la poda de las escenas mas sangrientas para obtener una calificación suave y poder meter mas público en las salas – que terminaron con el portazo del cineasta y el abandono al garete de todo el proyecto. La gota que rebalsó el vaso fue el armado de un corte preliminar sin la aprobación de Hill, y sin siquiera los efectos especiales terminados – ¿como hacer el testeo de audiencia de una película de ciencia ficción sin música ni FX? -, el cual odió Hill y el resto de la platea que se sometió a semejante experimento. Alejado Hill del proyecto – quien quería 5 millones de dólares extra para terminar la visión épica que había imaginado para el filme -, Supernova cayó en un limbo creativo, siendo manoseada por un par de directores enrolados en secreto (entre los cuales se encontraba Francis Ford Coppola), los cuales no pudieron mejorar la receptividad del público ni aún con los efectos terminados. Supernova se archivó por dos años y terminó siendo despachada en silencio en el año 2000, siendo apedreada por la crítica y el público.

Si bien soy un defensor de causas perdidas, lo cierto es que Supernova es un pedazo de estiercol sobreproducido. El problema no son los efectos especiales mediocres o la flagrante copia del setup de Alien sólo que, en vez de un bicho viscoso, tenemos a un loquito mutante suelto por los corredores de la nave -, sino de que carece de clima, el villano es un idiota sin presencia, y los tripulantes del Nightingale actúan como una horda de estúpidos pasados de hormonas. Se la pasan pensando en sexo y, cuando el aparato alienígena sube a bordo, todos quedan extasiados tocándolo como si fuera alguna especie de Viagra extraterrestre. El filme está infestado de bobadas – un robot humanoide que camina como si tuviera Parkinson y va vestido como un soldado de la Primera Guerra Mundial; un aviso de SOS recibido a 2.400 años luz (y sin que otra nave en el espacio lo haya interceptado en el medio); medidas de cuarentena cero para recibir a un tipo infectado del cual nada conocen; nunca lo dejan encerrado o esposado, y el flaco anda por todos lados haciendo de las suyas; el personaje de Robin Tunney, una mina ligera de cascos, que no duda ni 10 segundos en acostarse con el loquito; la insufrible computadora de a bordo, la cual se la pasa haciendo un moco tras otro, o discute en los momentos mas criticos de una emergencia; la absoluta asepsia de los asesinatos, a plena luz y con un grado de shock cero; la falta de presencia de Peter Facinelli (siglos antes de aparecer entalcado en la saga Crepúsculo), que es muy pendex y habla demasiado suavecito para ser un asesino de otro mundo; y la rebuscada mezcolanza de los temas secundarios (supernovas, naves dañadas, embarazos no deseados, bombas interplanetarias alienígenas, etc) que no agregan nada mas que confusión -, un lastre imposible de superar ni aún con la mejor de las ediciones. Al menos James Spader despide maldad como el rebelde capitán que combate la amenaza, y la escena con Robert Foster – convertido en una masa mutante a causa de un desperfecto en el mecanismo de salto espacio – tiempo – es bastante asquerosita como para ser digna de mención. Lástima que el resto del filme carezca del miso cuidado y grado de impacto.

Supernova es una mediocridad mal filmada que no asusta ni entretiene. Todo es rápido, insulso, mal orquestado. Hay muchos ingredientes de calidad – decorados, elenco – pero la dirección es demasiado blanda y parece no entender cómo depurar un libreto entreverado para reducirlo a lo básico y ajustar los mecanismos del horror como para que shockee siquiera un poco… con lo cual parece una copia barata de Alien, con el detalle que la producción ni siquiera tuvo plata como para diseñar un traje de monstruo decente, intentando camuflarlo con un adolescente semidesnudo que anda con cara de loquito y ojos pasados de sueño.