Crítica: Super Mario Bros. (1993)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1993: Bob Hoskins (Mario Mario), John Leguizamo (Luigi Mario), Dennis Hopper (Rey Koopa), Samantha Mathis (Princesa Daisy), Fiona Shaw (Lena), Fisher Stevens (Iggy)

Director: Annabel Jankel & Rocky Morton, Guión: Parker Bennett, Terry Runte & Ed Solomon, basados en el juego de Nintendo

Trama: Mario y Luigi son dos fontaneros que trabajan en Nueva York. Al cruzarse con Daisy – una joven estudiante de arqueología -, Luigi queda prendado de la chica. Pronto logra una cita con ella, la cual se desmadra cuando dos matones secuestran a la chica. Pidiendo ayuda a su hermano, los plomeros llegan hasta el lugar donde desaparecieron los raptores – una excavación en el puerto en la cual trabajaba Daisy – y, sin querer, traspasan un portal dimensional. Así es como caen en Dinohattan, una versión paralela de Manhattan, en donde los dinosaurios no se extinguieron sino que evolucionaron hasta convertirse en criaturas inteligentes, civilizadas y casi humanoides. Pero Dinohattan es regida con mano de hierro por el dictador Koopa, quien desea un pedazo de roca que Daisy lleva de amuleto desde que era pequeña. Y así es como los hermanos descubren que Daisy es una princesa, hija del anterior regente depuesto por Koopa, y que el pedazo de roca forma parte del meteorito original que cayera hace 65 millones de años y que aparentemente extinguiera a los dinosaurios – pero en realidad, los mandó a otra dimensión -. Utilizando sus nefastas armas, Koopa planea utilizar el fragmento para completar la totalidad del meteorito, fusionando ambos mundos y preparándose para tomar por asalto y dominar la Tierra que todos conocemos. Pero sólo los hermanos Mario son los únicos capaces de detenerlo y para ello apelarán a todo lo que saben… en plomería.

Critica: Super Mario Bros.

Yo suelo ser abogado del diablo y usualmente salgo a defender peliculas despreciadas por medio mundo. Es lo que ocurre con Super Mario Bros., el filme basado en el exitosísimo videojuego de Nintendo. Inaugurando un subgénero – y la maldición que pesa sobre él Super Mario Bros es una película terrible que fracasó en taquilla, dando a entender que ni siquiera los fans del juego fueron a verla. Personajes estúpidos, exceso de comedia slapstick, y un bodrio sobreproducido por donde se lo mire. Sin embargo hay algunas escenas perdidas que funcionan, hay un cast que le pone mucha garra a este bofe, y hay alguna que otra idea que zafa. No, no es un prodigio argumental ni la pelicula mas equilibrada del mundo – parece dirigida por Barry Sonnenfeld pasado de drogas; curiosamente los responsables de esto son los padres de la serie de culto Max Headroom que, luego del fracaso, estuvieron mas de una década sin poder trabajar en la industria -, pero a veces el todo no es la mera suma de las partes.

La idea de que los dinosaurios hayan evolucionado hacia una raza inteligente – de no ser por el acontecimiento apocalíptico que los extinguió hace 65 millones de años – es interesante. Claro, a los productores les interesaba un pito la teoría y simplemente sumaron dos mas dos: 1993 fue el año del megaéxito planetario de Jurassic Park y qué mejor que hacer un filme sobre dinosaurios (siquiera mutantes) + un videojuego que la rompe en ventas. El problema es que construir un argumento sustentable por 90 minutos a partir de dos macaquitos que saltan plataformas demanda una imaginación sicodélica, y por allí están los escasos momentos que funcionan del filme. Ciertamente las escenas en Nueva York son atroces y el diálogo le va en saga pero, cuando Mario, Luigi y la princesa Daisy descienden a Dinohattan – la versión jurásica de Manhattan – las cosas se condimentan bastante. Primero, porque el primer vistazo de la ciudad es un calco de la Metrópolis de Fritz Lang; después porque la urbe está poblada de trolleys y autos eléctricos ya que los dinos evolucionados no quieren cometer el pecado de consumir combustible fósil (aunque teóricamente ellos viven en otra dimensión separada de la nuestra por la colisión del meteorito que supuestamente los extinguió). Eso sí: tienen armas de fuego para lo cual precisan gas o combustible, pero eso no está suficientemente explicado. Dennis Hopper es el adorable dictador de la urbe y se relame literalmente con el papel; por el otro lado está una increíblemente sexy Fiona Shaw (antes que fuera la tía chota de Harry Potter) que destila maldad. Los malvados poseen una maquina para involucionar, con lo cual a los mas desobedientes los convierten en Goombas, gigantes con cabecita de dinosaurio que son por lejos lo mejor del filme. Los bichos son recontraexpresivos y simpáticos, y hasta las bobadas que cometen – como cuando John Leguizamo los pone a bailar en el ascensor – son divertidas.

Pero hasta allí llegan las cosas positivas del filme. Desde luego, Bob Hoskins es un actor de la hostia que le pone un enorme entusiasmo a semejante pavada y hace el filme digerible, lo mismo que un jovencísimo John Leguizamo que destila inocencia (y hasta Samantha Morton, una adolescente preciosa décadas antes de arruinarse). Pero el grueso de los parlamentos son atroces, e incluso el filme se da el lujo de derrapar con algunas escenas y sugerencias que son más para adultos – como el cartel del filme XXX “Yo Fui una Mamífera Adolescente” o Dennis Hopper insinuándosele a Samantha Morton con que la primera vez es inolvidable -, amén de un par de chanchadas y mucosidades como el moho que envuelve a toda la ciudad (y que termina siendo un cameo de Lance Henriksen). Todo esto parte de la dicotomía de que los directores (unos soberbios de aquellos que nadie aguantaba en el set y se creían Andy Warhol) querían hacer una parodia adulta y el estudio quería un filme para toda la familia. Es por ello que hay más de un momento que va de los impresionante a lo intragable, secuencias desubicadas no muy aptas para los más chiquitos.

Hay cierto tufillo en el aire que me dice que Super Mario Bros. podría haberse convertido en un sólido filme de culto si hubiera sido menos exagerada – menos persecuciones y comedia slapstick, y mas ideas dementes -. Como satirizar el mundo actual con la sociedad de dinosaurios mutantes, o dejar que Dennis Hopper tuviera mas espacio para disparar mas maldades. Lástima que tenemos la dupla de intragables secuaces ineptos, las persecuciones interminables, los deus ex machina que surgen a rolete, las escenas atroces y las ocurrencias triviales, las cuales terminan martirizando al espectador y no dejan disfrutar la sicodelia del diseño de producción ni la bondad de las performances principales… que no alcanzan para salvar al filme del pozo pero que, al menos – y mientras dura – lo hacen mucho más llevadero.

SUPER MARIO BROS

Super Mario Bros (1993) – Super Mario Bros (2023)