Crítica: Super 8 (2011)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2011: Joel Courtney (Joe Lamb), Elle Fanning (Alice Dainard), Kyle Chandler (Jack Lamb), Riley Griffiths (Charles Kaznyk), Ryan Lee (Cary), Ron Eldard (Louis Dainard), Noah Emmerich (Coronel Nelec)

Director: J.J. Abrams, Guión: J.J. Abrams

Trama: Corre el año 1979 en el pequeño pueblo norteamericano de Lillian. El adolescente Joe Lamb forma parte de una pandilla dedicada a rodar una película amateur de terror, y ahora han llegado hasta la estación de tren del pueblo para rodar una escena clave. Sin embargo las cosas se salen de control cuando un ferrocarril se descarrila justo sobre donde están ellos, y los chicos se ven obligados a correr para salvar sus vidas. Superado el shock recogen de apuro sus cosas, entre las cuales figura la cámara Super 8 que ha seguido filmando todo el tiempo. Y al día siguiente parecería que todo hubiera regresado a la normalidad si no fuera porque una serie de extraños incidentes comienzan a afectar la tranquila vida pueblerina de Lillian. Todos los perros del pueblo han desaparecido, y los reportes de maquinaria robada o desaparecida se acumulan por centenares. Y mayor será la sorpresa de Joe al revelar la filmación tomada durante el accidente de tren, la que muestra a una criatura monstruosa surgiendo de entre los vagones destrozados. Ahora el ejército ha llegado hasta Lillian y tiene la orden de cerrar y evacuar el pueblo; pero una de las amigas de Joe – justo la chica que más le gusta – ha desaparecido y los testimonios indican que el monstruo la ha raptado, razón por la cual Joe deberá salir a rescatarla.

Super 8 Hay películas que no se condicen con las expectativas que ellas mismas crean y Super 8 es una de ellas. Esta es una inusual colaboración entre J.J. Abrams y el pope Steven Spielberg (quien oficia de productor). Todas las señales dan a entender que éste se trata de un sentido homenaje de Abrams a los filmes dirigidos / producidos por Spielberg en los años 70 y 80 – los que van desde Encuentros Cercanos del Tercer Tipo hasta Los Goonies y Los Exploradores -. El problema es que, cuando Abrams deja de imitar a Spielberg y debe hacer algo por su cuenta, termina siendo insípido y decepcionante.

Seamos claros: los dos primeros actos de Super 8 son muy buenos. Este es un canto de amor hacia la ciencia ficción ochentosa y spielberiana, esa plagada de pueblitos ideales, adolescentes de noble corazón, monstruitos encantadores, y militares malosos que oficiaban como los villanos de turno. A excepción de estos últimos, nadie es demasiado malvado (ni siquiera el monstruo), y la aventura sirve como un proceso de expiación para el protagonista. Vale decir: el chico vive en una familia de porquería (que no es tal), o es perseguido por el matón del barrio (que no es tan malo), o no logra hablarse con la chica que le gusta (y a la que deberá rescatar de improviso para transformarse en el héroe del momento). Y como a nosotros nos gustan los perdedores (o nos identificamos con alguna de las situaciones que debe vivir), terminamos por simpatizar con nuestro sufrido protagonista.

Mientras que el setup y los personajes funcionan muy bien, los problemas de Super 8 pasan por el tercer acto. Hasta ese entonces, J.J. Abrams venía retaceando la exhibición del monstruo (tomando de ejemplo lo que hizo Spielberg en Tiburón, y que luego el mismo Abrams aplicaría en Cloverfield), lo cual me parece una decisión creativa válida. El problema es que, cuando el bicho entra en escena … no hace nada memorable. Ahí es cuando queda en evidencia que Abrams es un pálido imitador de Spielberg, simplemente porque no le da la neurona para crear alguna secuencia sensacional, de esas que uno sigue hablando después de salir del cine. No sólo las acciones de la criatura son insípidas sino que el libreto comienza a flaquear con detalles importantes – los chicos encuentran en dos minutos unos informes secretos que los militares estuvieron rastreando durante días; un dúo de enemigos irreconciliables hace las pases demasiado rápido; y, lo que es peor de todo, se revela que el bicho secuestra pero no mata a algunos personajes políticamente correctos de la trama, incluyendo al interés amoroso de nuestro héroe -, con lo cual a uno se le termina de caer la estantería. Después de construir durante una hora un setup tan bueno… ¿por qué no escribieron algo más excitante y original para el climax del filme?.

Super 8 es una aventura correcta pero decepcionante. El inicio de la película crea unas expectativas que el desenlace no termina de corresponder. Y no es que el final sea malo; lo que pasa, simplemente, es que es demasiado standard.