Crítica: No Such Thing (2001)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA / Islandia, 2001: Sarah Polley (Beatrice), Helen Mirren (jefa), Julie Christie (Dra. Anna), Robert John Burke (monstruo)

Director: Hal Hartley, Guión: Hal Hartley

Trama: Beatrice es una joven reportera que ha viajado a Islandia para buscar pistas sobre su desaparecido novio. Pero el avión en que viaja se accidenta y Beatrice sufre serias lesiones que la obligan a un largo proceso de rehabilitación en la clínica en donde ha sido internada. Luego de varios meses Beatrice logra llegar a Islandia, sólo para descubrir que su novio ha sido masacrado por un extraño monstruo que mantiene aterrorizado a un pueblo costero. Pero al ir a cazarlo, Beatriz descubre que la criatura es un ser inteligente y pronto terminan por fraternizar. Ahora el monstruo desea terminar con la tristeza de su existencia inmortal y le pide a la chica que lo ayude a localizar a un científico, el único que puede desarrollar un arma capaz de aniquilar su cuerpo indestructible. Pero el proceso requiere una gran cantidad de dinero y las cadenas de TV están dispuestos a financiarlo, siempre y cuando Beatrice convenza al monstruo de firmar un contrato de exclusividad sobre la historia de su vida. Ahora la criatura y Beatrice han partido hacia Nueva York para cumplir el contrato, apareciendo en los noticieros y convirtiéndose en celebridades. El tema es que el tiempo pasa, y los productores se muestran reticentes a matar a su nueva estrella y principal fuente de rating, lo que ha motivado a que Beatrice elabore un desesperado plan para escapar de las garras de las cadenas de televisión.

No Such Thing No conozco la obra de Hal Hartley. Veo su filmografía y no me suena que haya visto alguno de sus títulos, siquiera por casualidad, en el cable. Al parecer es un cineasta independiente, y uno de esos artistas que tiene su pequeña horda de fans en todo el mundo, tal como Atom Egoyan o Wes Anderson. Y con la misma honestidad, admito que me topé con No Such Thing (No es Tal Cosa) durante una aburrida noche de sábado y mientras hacía zapping en busca de algún título pasatista. Imaginen que sintonizan algo que parece a todas luces un drama hospitalario típico – la chica que tuvo un terrible accidente, le aplican una dolorosa cirugía experimental, viene el largo proceso de rehabilitación – cuando, de pronto … ¡Epa!. Aparece un monstruo de la nada. El bicho no sólo habla y se comporta como un humano, sino que parece un individuo muy ilustrado. Y la criatura comienza a desarrollar una relación de empatía con la protagonista; pero aquí no hay final feliz, no se enamoran, el bicho no se normaliza ni se vuelve humano. El monstruo sólo quiere que lo maten y le quiten la depresión que lo viene atormentando durante los últimos siglos de su inmortal existencia, como si fuera la versión Emo de Highlander.

Es difícil clasificar a No Such Thing. Toda la subtrama de la rehabilitación de Sarah Polley parece estar de relleno, a menos de que uno intente interpretarlo como que la operación salió mal y la protagonista cayó en algún trance (coma) que le ha llevado a imaginar todo lo que sigue en el filme. La chica vuelve a caminar, el tema de la cirugía queda completamente olvidado, y llegamos a Islandia donde vive esta criatura inteligente, deprimida y patética. No: no es una reimaginación de la Bella y la Bestia. Este dúo no se enamora, y el monstruo no se redime. El problema que padece es que es único e inmortal, y con el correr de los siglos se ha hartado de matar a quienes lo desprecian. El tipo sólo quiere morir y precisa que Sarah Polley lo ayude. Y para ello debe acudir a su empleador, una gigantesca cadena televisiva comandada por una despiadada dama que se hace llamar la Jefa (Helen Mirren) y que descubre que la historia del monstruo es una fuente inagotable de rating y dinero.

Resulta imposible tomarse en serio la historia de No Such Thing, simplemente porque no la hay. Es una serie de situaciones que no terminan de apuntar hacia ningún lado, y que sólo sirven de excusa para que los personajes disparen parlamentos reflexivos realmente inspirados. Hay algo de drama hospitalario, pero el filme no apunta a ello; hay una pizca de sátira sobre los medios y las celebridades, pero tampoco es demasiado profunda; hay varias reflexiones sobre la naturaleza del miedo, los mitos, los dioses y una variedad bastante larga de tópicos … pero ninguno de ellos está desarrollado de manera preponderante sobre el resto. Ni tampoco estos personajes se ven cercanos, creíbles o emocionales. Son inteligentes y medianamente simpáticos, y hasta allí llega su relación con la platea.

Si uno podría definir de alguna manera a No Such Thing es que se trata de una galería de situaciones y personajes bizarros que sirven de excusa para que Hal Hartley se despache con una parva de comentarios inteligentes. Los diálogos de los personajes son muy buenos, pero uno percibe que la totalidad de la historia es demasiado vaga y fuera de foco. Mientras estos caracteres hablan, dicen cosas interesantes; lo que no resulta tan interesante son las situaciones que viven. A mi juicio todo el filme es una rareza que tiene sus momentos y que funciona con un claro tono alegórico; el problema es que quiere abarcar demasiados temas para reflexionar sobre ellos y no termina por ser eficiente en ninguno de los campos. De todos modos es una experiencia interesante y recomendable, partiendo de la base de que uno tiene que estar de un humor muy especial para poder apreciar la película como corresponde.