Crítica: Hacia las Estrellas, de la Manera Mas Difícil (Per Aspera Ad Astra) (1981)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

URSS, 1981: Yelena Metyolkina (Niya), Vadim Ledogorov (cadete Stepan Lebedev), Uldis Lieldidz (Sergei Lebedev), Yelena Fadeyeva (Maria Pavlovna), Nadezhda Semyontsova (profesora Nadezhda Ivanova), Igor Ledogorov (embajador Rakan), Vladimir Fyodorov (Turanchoks)

Director: Richard Viktorov, Guión: Richard Viktorov, basado en la novela de Kir Bulychyov

Trama: Cosmonautas soviéticos han descubierto una nave alienígena varada en el espacio. Al parecer un accidente ha matado a todos los humanoides que la ocupaban, con excepción de una sobreviviente. La chica, de aspecto extraordinario, parece tener superpoderes y carece de recuerdos sobre lo acontecido en su nave. El capitán Sergei Lebedev decide traerla a la Tierra y, con autorización del consejo de científicos, prueba de integrar a la joven alienígena – llamada Niya – con su familia y amigos, ya que está convencido de que un entorno social puede facilitar la comunicación. Niya rápidamente se hace amiga del hijo de Lebedev, el joven Stepan, y pronto comienza a tener ráfagas de recuerdos. Al parecer es un ser creado artificialmente, apta para sobrevivr en los climas más inhóspitos, y posee un centro cerebral de mando, lo que permite que sea controlada como un robot a distancia. Su creador era un alienígena del planeta Dessa – el que se encuentra moribundo gracias a la contaminación reinante – y planeaba rehabitar su mundo con seres similares a Niya. Habiendo descubierto su identidad, Niya y Stepan viajan juntos a Dessa … pero se toparán con una conspiración responsable del desastre ecológico del planeta, en donde los matones de turno lucran vendiendo productos de primera necesidad como oxígeno y agua potable. Ahora las vidas de Niya y Stepan correrán peligro ya que los despiadados criminales no dudarán en eliminarlos si ellos se interponen en sus planes de seguir haciendo fortuna a costa de la desgracia que padece su raza.

To the Stars by Hard Ways Es interesante descubrir que en un estado supuestamente igualitario como la fenecida Unión Soviética las diferencias existen, se quiera o no. Comparemos la impecable producción de To The Stars by Hard Ways (Hacia las Estrellas, de la Manera Más Difícil) con el bodoque de El Bucle de Orion. Es imposible saber si Richard Viktorov tenía más amigos en el Politburó que Vasili Levin (o el héroe del espacio Alexey Leonov), pero lo cierto es que su película parece 20 veces más cara. Los efectos especiales son soberbios, los decorados impecables, la fotografía asombrosa. Súmese a esto un excelente argumento – y, lo mejor de todo, desarrollado con una soltura inusual para la estoica cinematografía soviética -, grandes performances, y obtendrán una de las mejores películas de sci fi de los últimos 15 años de vida de la URSS. Ciertamente To The Stars by Hard Ways no es Solaris, pero se asemeja a un excelente capítulo doble de Star Trek, avalado por una producción lujosa.

Hay que acotar que no es un filme para cualquiera. Es larga (la versión que vimos dura 2 horas clavadas, y el original se tomaba 30 minutos más) y no es movida, pero es apasionante desde el punto de vista intelectual. En realidad, funciona como si fueran dos peliculas unidas por el nexo argumental que supone compartir la misma protagonista. En la primera parte tenemos el hallazgo de la nave alienígena con la chica a bordo – la extraordinaria Yelena Metyolkina, poseedora de una belleza sobrenatural -, y los intentos científicos de comunicarse con ella para descubrir lo sucedido en el espacio. El capitán de la nave se la lleva a la casa de sus padres, convencido que un círculo social va a ser el adecuado para que la chica aprenda, recuerde y se comunique con los demás. Ciertamente es una idea bastante extraña ya que nunca me llevaría a un alien a mi casa (menos si escupe ácido, aunque éste no es el caso), y más aún cuando cualquiera que toca a la chica recibe una descarga casi mortal. Curiosamente el relato abandona al capitán de la nave y se centra en el hijo de éste, quien empieza a tener una relación platónica con la chica. Mientras tanto hay un complejo laboratorio montado en la casa del capitán, el que chequea a la joven y descubre que posee un dispositivo electrónico en su cerebro, lo que permite comandarla como si fuera un robot.

En toda esa primera parte hay una parva de diálogos sabrosos e inteligentes sobre la condición humana, y las diferencias – que no son tales – con la condición “artificial” de la chica. Los personajes tienen un desarrollo fluido y natural, comenzando por la madre del capitán que se aterroriza menos de la presencia de la alien y más de los cambios que los científicos van a hacer en su casa para instalar el laboratorio de observación. Stepan, el hijo del capitán, es un simpático caradura que le van enseñando humanidad a Niya, y a su vez está la veterana científica que se debate entre experimentar con la chica y respetarla como ser humano. El entorno es realmente creíble – torpes robots hacen el servicio doméstico y se rompen a cada rato; la casa es futurista pero no en un sentido exagerado -, y a lo sumo se puede criticar el hecho de que todos los integrantes de la familia son científicos o militares, un cliche habitual en el cine soviético.

Cuando la chica se entera que es parte androide, que fue gestada artificialmente y que tiene un propósito definido (pero aún por descubrir), logra recordar que pertenece a un planeta moribundo y allí el filme salta a la segunda parte que es radicalmente diferente. Ahora vemos este mundo futurista en movimiento, con naves espaciales en forma de platos voladores, coloridas razas alienígenas y puertos espaciales que parecen un híbrido entre La Guerra de las Galaxias y Viaje a las Estrellas. Stepan va en la misión de exploración al planeta Dessa junto con los embajadores de dicho planeta y un pulpo alienígena parlachin que hace las veces de comic relief. Lo más sorprendente de todo es que el pulpo extraterrestre no es molesto sino que resulta gracioso (a su modo), y todo es una excusa para que el director de fotografía despliegue unas visuales fascinantes: desde planetas acuáticos hasta la árida superficie de Dessa. Y en medio de todo esto va Niya, quien se ha colado en la nave y quiere saber cúal era la misión original que le dió su creador.

En esta segunda parte queda claro el mensaje anticapitalista de turno, el cual no resulta molesto en absoluto. Dessa es un planeta moribundo gracias a la excesiva explotación industrial, y ahora los nativos nacen deformes o con pocas expectativas de vida. Hay un jefe criminal que hace jugosas ganancias vendiendo aire, agua potable y máscaras a los sufridos alienígenas – malvado capitalista!! – y ahora está dispuesto a lo que sea para evitar que Niya descubra su causa y frene su operación. Lo que sigue es una serie de intrigas planetarias de todo tipo y color, que parece la versión soviética de Duna pero sin los gusanos gigantes. Lo que se le podría achacar a esta segunda mitad es la aparición de un Deus Ex Machina de último momento – en la forma de una masa protoplásmica de fascinantes formas (algo así como la versión alien de The Blob) -, el que sirve para desencadenar el climax.

To The Stars by Hard Ways es fascinante porque siempre tiene algo interesante en pantalla, ya sea por su argumento o por su despliegue visual. Los paisajes alienigenas son espectaculares – tomas realizadas en las hermosísimas planicies ucranianas -, y las secuencias en el espacio han sido creadas de manera inteligente en un set sumergido. Los FX son fabulosos – vean sino la secuencia en que la misión espacial contempla la explosión de un planeta -, y las performances son impecables. Esta es ciencia ficción pensante e inteligente. Por un lado explora cúal es la verdadera naturaleza de la humanidad, y por otro tiene un mensaje ecológico. No habrá disparos ni explosiones (bah, hay muy pocas) pero hay riqueza de ideas y la película se aboca a explorarlas de las maneras más interesantes.

CINE FANTASTICO SOVIETICO (incluyendo países satélite de la cortina de hierro) (1917 – 1991)

Viaje Cosmico: Una Novela Fantástica (1936) – First Spaceship to Venus (1959) – El Llamado de los Cielos (1959) – El Planeta de las Tormentas (1962) – Ikarie XB 1, Viaje al Fin del Universo (1963) – La Nebulosa de Andromeda (1967) – Solaris (1972) – Eolomea (1972) – En el Polvo de las Estrellas (1976) – El Bucle de Orion (1980) – Hacia las Estrellas, de la Manera Mas Dificil (1981) –