Crítica: Starcrash (1978)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA / Italia, 1978: Marjoe Gortner (Akton), Caroline Munro (Stella Star), Christopher Plummer (emperador), David Hasselhoff (principe Simon), Robert Tessier (Thor), Joe Spinell (conde Zarth Arn)

Director: Luigi Cozzi, Guión: Luigi Cozzi & Nat Wachsberger

Trama: El emperador está convencido que uno de los miembros de su corte – el conde Zarth Arn – está preparando una guerra en su contra y, para ello, ha desarrollado un arma capaz de destruir mundos enteros. En su deseo de localizarla ha enviado a su hijo, el príncipe Simon, al mando de su crucero espacial mas poderoso. Pero el crucero es abatido y el principe Simón se ha extraviado en los límites mas oscuros de la galaxia. Decidido a hallar siquiera su cuerpo, el emperador ha reclutado a dos contrabandistas – el mutante Akton y la piloto Stella Star – para que hallen a su hijo en los terrenos de Zarth Arn; pero el malvado conde está al tanto de sus planes y ha mandado sus fuerzas para interceptarlos. Y mientras escapan de las fuerzas revolucionarias, Akton y Star descubrirán la ubicación del centro de mando del arma intergaláctica… la cual está programada para activarse ni bien la nave del emperador se acerque para participar del rescate de su hijo. ¿Podrán nuestros héroes advertirle al emperador de que todo se trata de una trampa? ¿O todo culminará en una masiva matanza y el sangriento triunfo de Zarth Arn sobre las fuerzas del bien?

Starcrash (1978) Este ha sido un fin de semana masoquista. Decidido a salirme de los carriles habituales, me embarqué en una sesión de filmes serie B y bad movies, una orgía de engendros de esos que terminan por quemarte la cabeza. Nunca una idea, sólo cataratas de clichés y bastante humor inintencional. Como es el caso de StarCrash, un vómito cinematográfico que tuve la desgracia de ver en vivo y directo en el momento de su estreno (y cuando era muy chico e ingenuo), y que ahora la magia del DVD me permite revivir en toda su negrura. Es un filme espectacularmente malo, sin otro argumento de redención que su propia ridiculez. Y quizás allí resida la gracia que lo ha rescatado de las arenas del tiempo.

Este es un pastiche con gusto italiano pergeñado por el auteur de Las Aventuras de Herculesesa estupidez protagonizada por Lou “Hulk” Ferrigno, con Hercules en el espacio y luchando contra robots gigantes -. Los cómplices en esto fueron en principio la AIPquienes se horrorizaron al ver el primer corte del filme y terminaron lavándose las manos -, y mas tarde Roger Corman, el rey de la verdura enlatada, quien culminaría adquiriendo los derechos y vendiéndola como un “excitante” clon de Star Wars (la cual estaba de moda en aquella época). A decir verdad, StarCrash es un licuado de influencias; el 80% de la historia pertenece al clásico de George Lucas – con otro mercenario a lo Han Solo, cruceros imperiales, armas galácticas capaces de devastar planetas enteros -, pero hay resabios de Barbarella, Planeta Prohibido, los filmes de Sinbad de Ray Harryhausen, e incluso un par de ideas robadas alevosamente de Dune. Sin ir mas lejos, el último planeta que van a explorar estos ineptos aventureros se llama Arrakis, tal como el planeta central de la épica fantástica de Frank Herbert. Como quien dice, si vamos a afanar, hagámoslo a lo grande.

En sí StarCrash está llena de energía y talento desperdiciado. Entre la gente que desea olvidar su paso por este lamentable esperpento está el compositor John Barry – sí, ese John Barry, el mismo de los filmes de James Bond (!!) – y Christopher Plummer, el cual era capaz de filmar porno en Italia con tal de pasar un par de días en Roma (dicho en sus propias palabras!). Del otro lado del mostrador está Caroline Munro, quien venía disfrutando sus cinco minutos de gloria después de su recordado papelito en el filme de James Bond La Espía Que Me Amó, y que aquí se manda con su gran protagónico; y por el otro lado está el histérico Marjoe Gortner, un rubio de rulitos que también tuvo algunos papeles estelares en los 70s. La historia real de Gortner es tan bizarra como curiosa: nacido en el seno de una familia ultrarreligiosa, resultó ser un chico tremendamente precoz y a los 4 años estaba dando sermones en el púlpito junto a su padre. Las multitudes se agolpaban para verlo y, para los 15 años, el tipo ya era millonario; la macana es que su Papi se dió a la fuga con toda su fortuna y, desencantado de la vida (y culpando a su madre por todas sus desgracias), el joven Marjoe abandonó a su madre y se dedicó a vivir como un hippie… por lo menos por un tiempo hasta que decidió volver a los circuitos pastorales y volvió a amasar una fortuna con sus presentaciones ya que el tipo radiaba carisma. En el medio se le presentaron oportunidades para actuar – una señal que demuestra que en Estados Unidos cualquier pelandrún con algo de exposición mediática puede hacer fama y fortuna (sin importar si es asesino, le amputaron el pene, estafó a medio mundo o hizo buches con los fluidos corporales de algún ex-Presidente) – y el tipo agarró viaje, participando en Terremoto y un montón de producciones televisivas. StarCrash es el gran momento de su grisácea carrera, ya que se trataba de un protagónico en un filme que – mal que mal – se estrenó en casi todas partes del mundo. Aquí Gortner demuestra que, como actor, es un buen pastor y está al mismo nivel de ineptitud interpretativa que su carnosa co-estrella.

En sí, StarCrash es un duelo de malas actuaciones. Plummer anda como un sonámbulo pasado de Valium, Gortner se toma en broma todo lo que ocurre, y la Munro es incapaz de decir la hora con un mínimo de convicción. Uno se da cuenta que el filme está en serios problemas cuando David Hasselhoff – en uno de sus primeros papeles – actúa mejor que el resto. Aún cuando sea un secundario con poco tiempo en pantalla, el Hoff le pone mas dignidad y ganas a su papelito que el resto de los mamotretos del cast, a excepción de Joe Spinell – que se deleita con su villano, aún cuando su physique du rol esté mas cerca del de un mafioso italiano que el de emperador malvado de la galaxia -. Por el resto, es una historia reciclada cargada en abundancia con malos efectos especiales: el espacio exterior se ve como el interior de una disco (lleno de luces colorinches), las tomas de las naves se ven similares entre sí, los planetas parecen globos de un árbol de navidad, y el vestuario parece diseñado por la gente de Village People. Y, lo mas lindo de todo, es que la cámara se regodea con las maquetas como si estuvieran bien hechas: sin ir mas lejos la nave del emperador se ve como el interior de un antiguo televisor blanco y negro al cual le sacaron el tubo y sólo quedaron circuitería y lámparas.

Con todos estos detalles – malos y abundantes FX, temibles actuaciones, una historia juvenil y recargada de deus ex machina (tipos que pueden parar el tiempo, robots reconstruidos a último minuto, tipos con superpoderes surgidos en el último instante, etc, etc) – resulta dificil aburrirse. Siempre pasa alguna bobada en pantalla y con eso uno se distrae; pero StarCrash está a años luz de ser una película siquiera potable, y sólo puede ser digerida por individuos como nosotros, seres habituados al cine bizarro y a los cuales nos encanta fetear en tiritas filmes tan horrendos como este.